El Museo Nacional del Prado quiere abrir el debate: ¿cuál es el final y el principio de sus colecciones? Ahora que se han asumido las fronteras artísticas, dictadas hace 20 años por Real Decreto, la dirección de la pinacoteca se pregunta si es un límite demasiado limitado para las aspiraciones de un museo que quiere llegar a la contemporaneidad, dijo a este periódico su director, Miguel Zugaza. “Tal y como pasó con el siglo XIX, pasará con las colecciones del siglo XX, que terminarán desembarcando en el museo histórico”, explicó a EL ESPAÑOL.
El Prado debe quedarse como está, hasta el siglo XIX, sin Picasso
Acaban de cumplirse 22 años desde la reunión de la comisión de expertos, nombrados por el Ministerio de Cultura, que determinó dónde acaba el Prado y dónde empieza el Reina Sofía. En el sanedrín masculino, que aquel día levantaron acta de una división trascendental en la autonomía de las dos instituciones y la política cultural del país, figuran Simón Marchán, Tomás Llorens, Alfredo Pérez de Armiñán, Kosme de Barañano, Valeriano Bozal, Fernando Checa y los fallecidos José Milicua y Alfonso Emilio Pérez Sánchez. A petición de este último, determinaron que la fecha de nacimiento de Picasso (1881) sería la linde natural entre ambos museos.
La reunión se cerró con consenso absoluto y, a pesar del paso de los años, se mantiene, tal y como han confirmado sus componentes a este periódico. “El Prado debe quedarse como está, hasta el siglo XIX, sin Picasso”, afirma Fernando Checa, ex director del museo entre 1996 y 2001. “El Museo del Prado es un museo del canon indiscutible, con artistas como Rubens, Tiziano, El Greco, Bosco, Tiziano, Velázquez, Goya…”
Rescate del siglo XVII
Checa cree que para no interrumpir ese canon, el siglo XIX español debería descansar en otro museo, dedicado al siglo XIX y primeras vanguardias. Ahora mismo el Prado le dedica 12 salas a esta parte del arte español, que es “un arte de segunda en el contexto internacional”. “El Museo Reina Sofía es la referencia de la democracia, si quitas Guernica, rompes el relato”. El historiador ve muchos inconvenientes en esa decisión de Zugaza y señala que el Salón de Reinos debería ocuparse con la colección de pintura flamenca del siglo XVII, la más importante del mundo, con 800 cuadros escondidos en los almacenes.
Alfredo Pérez de Armiñán, hoy Presidente de Patrimonio Nacional, y Patrono del Museo del Prado, no coincide en este asunto con Miguel Zugaza. Cuenta a este periódico que el debate en el que debe centrarse el museo es en cómo rescatar esa parte olvidada en los peines del sótano. El edificio Villanueva es pequeño y las joyas del XVII permanecen ocultas.
Es una operación de gran envergadura y no hay espacio para colocar todo
“El acuerdo de 1994 (Real Decreto de 1995) es la base parlamentaria del pacto del Prado. Fue el paso previo a la ampliación del museo. De ahí que las opiniones de cada uno no pueden abstraerse del contexto institucional. No está el horno para bollos”, dice Pérez de Armiñán. Explica a EL ESPAÑOL que la frontera del siglo XIX es débil y tenue, pero si se saca el Guernica del Reina Sofía se “rompe su espinazo”.
“El debate es si queremos respetar al Museo Reina Sofía o no. Si se decide sacar a Picasso hay que darle al Prado el Reina Sofía entero. Y dejar la ampliación de Nouvel como Centro de Arte, a partir de la muerte de Franco, en 1975. Pero eso es acabar con este museo”, dice. El Presidente de Patrimonio Nacional recuerda que el Prado necesitaba un final claro en su relato y el XIX lo es, porque de otra manera habría que ampliarlo hasta el grupo El Paso (fundado en 1957). Eso supondría que Picasso, Miró y Dalí (entre tantos) marcharían del Reina Sofía. “¿Queremos hacer eso? Es una operación de gran envergadura y no hay espacio para colocar todo”, añade.
Sin aclarar los límites
Para historiadores del arte que no firmaron el acuerdo, lejos de aclarar los límites de ambas colecciones, “la premura metodológica con que se diseñó esta herramienta legal, explican las llamativas deficiencias de su diseño conceptual, que no han hecho sino acarrear innumerables problemas de gestión y notables incoherencias de contenido en el resultado de su aplicación”. Esta es la conclusión a la que llegó hace un año el antiguo responsable de las colecciones del siglo XIX del Museo del Prado, José Luis Díez, en el catálogo que analiza esta parte de los fondos artísticos del Prado.
Díez, hoy director de las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional, aseguraba que para solucionar las “incoherencias” de criterio de adscripción se creó una comisión mixta, integrada por representantes de ambos museos, que nunca se ha llegado a constituir. “Por lo que los no pocos problemas suscitados por la nueva ley se mantienen intactos al día de hoy”, añade.
El PP barajó la idea de fusionar el Museo Reina Sofía con el Prado
Pérez de Armiñán cuenta a este periódico que en un momento el PP barajó la idea de fusionar el Museo Reina Sofía con el Prado, como se hizo antes con el Museo de Arte Moderno. “Esto se planteó políticamente, no es un rumor. Pero cuestionaba la supervivencia del Reina Sofía, creado por el Gobierno de Felipe González”. Por eso cree que revisar el acuerdo de 1995 es cuestionar la política del Prado en los últimos 20 años. “Nunca apoyaré semejante cosa en este momento, mientras siga formando parte del patronato”, dice.
Picasso y la política
En este sentido se expresa el catedrático Valeriano Bozal: “No hay que revisar el acuerdo aunque hayan pasado más de 20 años”. Tajante dice que el problema no es el siglo XX en el Prado, sino el siglo XIX, porque “ahí hay una turbamulta de gente, estilos, cosas que no sucedían antes”. El relato historiográfico no está bien cosido al museográfico en ese siglo.
“Picasso está muy bien donde está y querer moverlo es una cosa traída por los pelos”, cuenta Bozal, que como presidente del Patronato del Museo Reina Sofía tuvo que enfrentarse a la presión política por mover el Guernica al País Vasco. Con la mayoría simple de José María Aznar, el PNV puso como condición que el lienzo marchara al País Vasco. Bozal se negó en redondo y quedó marcado para el resto de los años PP.
Es una maniobra administrativa, algo que no tiene base científica, pero sirve “para que dos instituciones no se peleen”
La elección de la fecha del nacimiento de Pablo Picasso es un símbolo tan rotundo y redondo que parece incuestionable, a pesar de la evolución de la Historia del Arte. Todos los componentes de la comisión de expertos coinciden en definir este corte como una maniobra administrativa, algo que no tiene base científica, pero sirve “para que dos instituciones no se peleen”.
“Estas peleas carecen de sentido. La distribución en los museos se hace para aclarar al visitante. No podemos confundir, como no ocurre en París si vas al Louvre, Pompidou y al Orsay”, dice Kosme de Barañano. El especialista y ex director del IVAM también piensa que el acuerdo sigue siendo válido dos décadas después de su firma. “El sentido de las Vanguardias no entra en el Salón de Reinos. Sólo podría abrirse el debate si el Prado tuviera espacios nuevos. No puede ser un debate personalista”, sentencia.
No veo razones para las modificaciones, a menos que los recortes económicos exijan dejar los dos museos en uno solo
Tomás Llorens sí ve una exposición temporal en el que Los fusilamientos de Goya y el Guernica de Picasso se muestren juntos. Sería una experiencia inaudita. Pero no es partidario de despegar a Picasso del Museo Reina Sofía, porque es conveniente la delimitación administrativa. “Si hubiera razones de utilidad pública se podría revisar, pero nunca por un capricho personal”, dice. “No veo razones para las modificaciones, a menos que los recortes económicos exijan dejar los dos museos en uno solo”.