Fotograma de la película 'Lazos', de Daniele Luchetti.

Fotograma de la película 'Lazos', de Daniele Luchetti.

Café Torino

'Lazos' y 'N.E.V.E.R.M.O.R.E', en el caliente inicio de la temporada cultural

25 septiembre, 2021 02:17

Termina la Feria del Libro, una experiencia que ha sido en líneas generales satisfactoria, las librerías se inundan de novedades españolas —Aramburu, Pérez Reverte, Navarro, Gopegui, Trueba, Muñoz Molina, Vilas…— y Madrid está entrando en una ebullición cultural formidable. La vuelta a los aforos completos en teatros, cines y otras salas va a suponer una subida en la participación del público y en la vibración del ambiente. Exposiciones como las dedicadas a René Magritte (Thyssen), Bartolomé Murillo (Prado), Chema Madoz (CBA) o Giorgio Morandi (Mapfre, desde el 24) marcan un nivel altísimo en las artes plásticas.

N.E.V.E.R.M.O.R.E ha abierto la temporada del María Guerrero (CDN) y se suman a los escenarios, además de Golfus de Roma (La Latina) y Tartufo (Reina Victoria), El viaje a ninguna parte (Fernán Gómez) y Antonio y Cleopatra (Comedia), mientras la ópera reanudó este jueves la actividad del Teatro Real con La Cenerentola.

Filmoteca Española dedica una retrospectiva completa a Álex de la Iglesia, se alinean ya para su estreno algunas de las mejores películas del año, procedentes o no de los últimos festivales veraniegos, y Annette (Leos Carax) sigue provocando un pasmo más que justificado —me entusiasmó—, al tiempo que han llegado a las pantallas dos películas muy distintas de primera clase, Dune (Denis Villeneuve) y Lazos (Daniele Luchetti). Y, con excelentes críticas, Maixabel (Icíar Bollaín), que tengo pendiente.

En fin, son sólo algunas muestras de una efervescencia muy diferente al tono anémico que estas mismas fechas tuvieron en la rentrée cultural del pasado año, que, por culpa de la pandemia, ni fue rentrée ni fue nada. En Madrid hay brotes de mal rollo por los motivos conocidos, pero Madrid es más que nunca una de las grandes capitales culturales de Europa, y la actividad cultural y sus efluvios en las calles purifican, alegran y vitaminan el aire y la vida. No damos abasto.

Las consecuencias del engaño

Daniele Luchetti es un director de rango medio-alto que, si rara vez nos deja boquiabiertos, casi nunca decepciona. Le sigo desde su debut con Mañana sucederá (1988) y he disfrutado con varias de sus películas, Mi hermano es hijo único (2007), por ejemplo. Tiene sentido del humor, se pone serio si hace falta cuando enfoca asuntos sociales, sus películas están bien escritas y tiene buenísima mano para los actores. Luchetti es también actor y, gran amigo del incomparable Nanni Moretti, ha trabajado en varias de sus películas y a la inversa. Hace pandilla, digamos, con otros buenos cineastas y escritores italianos.

Alba Rohrwacher en 'Lazos'.

Alba Rohrwacher en 'Lazos'.

Algún día habrá que decir algo sobre cómo el cine italiano de los últimos años, después de un bache, está dando muy buenas películas y también películas notables, de mayor propósito comercial, que tienen una calidad digna y que, sobre todo, las unas y las otras, hablan de forma realista de la sociedad y de la gente y la vida corrientes, lo cual responde a su gloriosa tradición y se está perdiendo en el cine de muchos países, enfrascados en las estridencias y distorsiones de los géneros cinematográficos.

Lazos, película inaugural de la Mostra de Venecia del año pasado, es eso, una historia sobre las relaciones de personas reconocibles y de carne y hueso, sobre las relaciones de pareja y familiares. El confesado engaño de un marido pasivo y débil desquicia el comportamiento de una esposa entregada al amor a los suyos y con tendencia a la nerviosidad y hiere gravemente el cuerpo y la convivencia de la familia, completada con dos niños pequeños. La película, que aborda un profundo estudio psicológico de los personajes, sigue las consecuencias de la fractura y de su deriva hasta unos años después. Todo es identificable, todo es real, todo es verdad.

Los escritores y las actrices

Lazos se basa en una novela de Domenico Starnone que publicó Lumen con el título de Ataduras en 2018. Y se nota su origen, no porque sea una película literaria, como suele decirse a voleo, sino porque tiene ese rico espesor propio del trabajo más minucioso y prolongado de los novelistas.

Starnone, que ha colaborado con Luchetti en el guión —y que ha hecho otros guiones para él y para otros cineastas—, es un tipo interesante como igualmente lo es el tercer guionista, también escritor, Francesco Piccolo. De Piccolo leí hace años dos libros, Momentos de inadvertida felicidad (2010) y Momentos de inadvertida infelicidad (2015) —ambos, en Anagrama—, mezcla de dietario y de historias cortas, muy divertidos y plagados de agudas observaciones. Piccolo ha sido guionista de dos brillantes películas de Moretti, El caimán (2006) y Habemus Papam (2011). La pandilla, ya digo.

El guion de Lazos tiene detalles magníficos —la caja que no se puede abrir, el episodio de los cordones de los zapatos— y ahonda, emotiva y dramáticamente, en ese misterio de los vínculos indisolubles entre determinadas personas cuando se aman bien, mal o ya no se aman. Los saltos atrás y adelante barroquizan un poco la nitidez del relato, pero no perturban la recepción de una historia llena de matices.

Alba Rohrwacher, la protagonista femenina, que ha encandilado al veterano Marco Bellocchio en tres películas es, con su belleza extraña y distinta, una de las mejores actrices europeas del momento, según pudimos comprobar también en la excepcional Lazzaro feliz (2018), dirigida por su muy talentosa hermana, Alice Rohrwacher. Para colmo de la felicidad, y en una película que trata en parte de cómo nos condenamos a la infelicidad por torpes y desleales, su personaje, cuando pasan los años, está interpretado por Laura Morante, sobrina de la escritora Elsa Morante, una de las actrices más competentes y hermosas del cine italiano de las últimas décadas.

El Teatro Documento

Bajo la égida de Alfredo Sanzol, han coincidido en el Centro Dramático Nacional algunas muestras muy notables de teatro documental con intención política: el estreno de Shock 2, el reestreno de Shock 1, la presentación de Los papeles de Sísifo y, ahora, N.E.V.E.R.M.O.R.E., que responde a una idea y es una creación de la singular y veterana compañía gallega Chévere, con dramaturgia y dirección de Xron. Su ya larga colaboración nos ha permitido ver obras tan estimables como Eroski Paraíso (2016) y Curva España (2019).

No vamos a recordar aquí las reglas del Teatro Documento, que, desde Peter Weiss y por ahí, se muestra versátil y permite opciones diversas. Chévere evoca la marea negra del petrolero Prestige en las costas gallegas en noviembre de 2002, su impacto sobre el medio ambiente y la economía, sobre los pueblos y sobre las personas y, especialmente, la torpeza y la incompetencia de las autoridades locales y nacionales que agravaron las consecuencias del accidente del buque.

'N.E.V.E.R.M.O.R.E.' es una producción de la compañía gallega Chévere.

'N.E.V.E.R.M.O.R.E.' es una producción de la compañía gallega Chévere. Luz Soria CDN

En este aspecto, se materializa la muy explícita carga política del montaje, que extiende su dedo acusador al capitalismo depredador multinacional y multilocalizado, que explota desmedidamente los recursos del planeta en busca de beneficios sin reparar en los daños causados. Hasta la concreción de exhibir en escena pancartas con eslóganes de protesta, hay en la obra un exceso de explicaciones y pronunciamientos, y digo exceso porque los espectadores ya comprendemos sobradamente por el curso dramático de los acontecimientos que se nos muestran cuáles han de ser nuestras conclusiones.

Dicho esto, N.E.V.E.R.M.O.R.E. es un magnífico montaje. En una primera parte, mediante el testimonio dramatizado de testigos de la catástrofe, voluntarios en la limpieza de las playas y otros concurrentes, la obra se mueve entre el reportaje y casi, diríamos, la intención socioantropológica, pues llega a comparecer de forma vivísima el paisaje y el ser de Galicia y sus gentes.

Excepcional espectáculo

Después, el hallazgo de una especie de caja negra, con las comunicaciones reales de aquellos días entre las autoridades responsables, permite afinar la crítica política. Y en este apartado tiene lugar en escena una extraordinaria e insólita creación al reproducirse en directo, con la utilización y ejecución ante nuestros ojos y oídos de los recursos propios de los efectos sonoros del cine, la perfecta recreación del thriller patético y tragicómico, con tintes de comedia del absurdo, que en aquellas horas y días desarrollaron los responsables de minimizar los efectos del naufragio.

Es éste un largo fragmento de excepcional y absorbente espectáculo teatral, con el sonido que "nos hace ver" las aspas de los helicópteros que intervinieron en la operación, los ruidos del mar y del rescate o las esperpénticas comunicaciones por radio.

Escena de la obra 'N.E.V.E.R.M.O.R.E.'.

Escena de la obra 'N.E.V.E.R.M.O.R.E.'. Luz Soria CDN

Además, la puesta en escena logra crear un marco visual muy potente con los paraguas negros que recuerdan la gran manifestación de protesta que se produjo en Santiago, con las colchonetas en el suelo —que luego se elevan por el aire— de los centros de acogida o con los monos blancos —en escena y como telón de fondo— de quienes limpiaban arenas y rocas, monos blancos que han sido rescatados con ocasión de la pandemia y que permiten establecer una conexión entre los dos sucesos.

No faltan el humor ni la ternura en la propuesta de Chévere y Xron como no falta una fibra poética que se integra con la denuncia. El título de la obra, N.E.V.E.R.M.O.R.E., que con intención irónica parece aludir a las siglas de una gran compañía, remite obviamente a la expresión en inglés never more, que en castellano quiere decir "nunca más" y que, evidentemente, señala al "nunca máis" gallego que concretó el grito de protesta.

Pero Chévere se las apaña para tomar e imbricar en la función ese never more desde el poema narrativo El cuervo (1854), de Edgar Allan Poe, donde un pájaro negro —que comparece en escena— visita a un dolorido amante que ha perdido a su amada y repite una y otra vez esas dos palabras hasta reducirlas al sinsentido.

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