Máxima expectación entre el sector cultural. El nuevo ministro de Cultura, José Manuel Rodríguez Uribes salía a la palestra por primera vez durante la crisis del coronavirus. Lo hacía junto al ministro de Sanidad, y todo el mundo pensaba que, tras las reuniones producidas en los últimos días, anunciaría, al menos las líneas maestras que guiarán su actuación para proteger al sector, o al menos reconstruirlo cuando acabe esta crisis.
La decepción fue mayúscula, ya que no sólo anunció ni una medida nueva, sino que se limitó a repetir una y otra vez lo que había repetido en redes sociales y en sus escasas intervenciones: que todas las medidas que se tomarán serán las que ya se han anunciado y que el sector se tendrá que acoger a las mismas que el resto: con el ERTE a la cabeza. Lejos queda la sombra de otras iniciativas como la que ha tomado Francia, que ha creado un fondo de 20 millones de euros para proteger a la industria.
“La cultura llega a las casas, no podemos ir, pero ella ha venido a nuestras casas”, ha dicho el ministro, que ha agradecido su compromiso a deportistas, artistas y músicos que “han dado lo mejor de sí en su casa”. “Es un sector muy golpeado por las consecuencias económicas derivadas de esta pandemia. Viven del público, con mucha temporalidad, pero son conscientes de que lo primero es salvar las vidas u contener la pandemia, también en no dejar a nadie atrás, por eso hemos tomado medidas transversales e incluyentes”, ha dicho para recordar que primero es la vida y luego el cine, como decía Orson Welles.
Sin embargo el sector le recrimina que no se está teniendo en cuenta esa intermitencia, y que ninguna de las medidas aportadas en los diferentes documentos que han creado se han incluido. No hay ninguna iniciativa específica, y sólo ha dicho que reprogramarán eventos en vez de cancelarlos. Para terminar de calentar al sector ha declarado que "este ministro hará toda la campaña para que volvamos al cine o al teatro lo antes posible". Una campaña personal, y no institucional, sin fondos ni medidas. El sector entiende el estado de emergencia, pero, tal como ha podido saber este periódico, se muestra decepcionado y piden medidas para proteger y no sólo para reconstruir cuando todo pase.
Muchos le recordaban hoy que, por ejemplo, los actores se quedan fuera de sus medidas, como decía hoy Iñaki Guevara, secretario general de la Unión de Actores, que en Twitter decía antes de la comparecencia del ministro que “no podemos asumir que se nos deje atrás en las medidas de protección del Gobierno a los trabajadores/ras por ser Intermitentes”.
Más beligerantes se mostraban desde el teatro tras la rueda de prensa. El actor, director y copropietario del Teatro Kamikaze, Israel Elejalde usaba la red social para dejar clara su decepción: “Después de las manifestaciones de hoy de nuestro Ministro de Cultura deberíamos hacer un apagón absoluto de manifestaciones de todo tipo y de entrega de contenidos gratuitos. El ministro debería haber desarrollado al menos...El arte del disimulo. Pero ni eso…”. Otro fundador del Kamikaze, Jordi Buxó, le contestaba diciendo que si hasta que no pase la pandemia no habrá medidas, qué iba a hacer él todo este tiempo: “Sr. Ministro José Manuel Rodríguez Uribes, entiendo que después de sus declaraciones ha renunciado usted a su sueldo y se ha marchado a casa hasta llegado el momento que usted señala, ¿no? Y si no es así, ¿me puede explicar a qué dedica su tiempo laboral?”.
El dramaturgo, Antonio Rojano decía que “vaya regalo de ministro de cultura (…) ha salido en rueda de prensa a decir que la cultura no necesita ayudas concretas para el sector, que es mejor acogerse a las ayudas generales (esto tras una carta de algunos Premios Nacionales de las artes exigiéndole medidas para el Covid)”.
El editor de Lengua de Trapo Jorge Lago también ha sido de los más críticos: “Si esto es todo (y ha sido todo) lo que tiene que decir en estos momentos el ministro de Cultura, mejor no decir nada. La Cultura, eso que viene después, al fondo a la izquierda, como los baños en los bares”. Mientras que desde la unión de Librerías de Madrid han replicado con sorna su alusión a Welles al lado de una cara de incomprensión. Una incomprensión compartida por casi todo el sector, que entiende la emergencia sanitaria, pero se pregunta seriamente si van a poder sobrevivir tras esta crisis.