"Las espadas jinetas son icónicas del reino nazarí y se conservan muy pocos ejemplares en el mundo. Aquí hemos reunido tres", dice Sergio Vidal Álvarez, jefe del Departamento de Antigüedades Medievales del Museo Arqueológico Nacional y comisario de la exposición Las artes del metal en Al-Ándalus, mientras señala la última vitrina del recorrido. Casi como si fuese un objeto más, se muestra una de estas armas únicas, que constituye un pedazo muy simbólico de la historia de España: la que Boabdil, el último rey de Granada, entregó a los Reyes Católicos en 1492 como muestra de la rendición de la ciudad.
Con inscripciones del Corán y adornos árabes en el puño, esta espada jineta —reservadas a las clases altas, ricas en decoración y con el arriaz curvado hacia la hoja—, prestada por el Museo del Ejército, es uno de los principales tesoros de la primera exposición, inaugurada este martes en el MAN y que reúne más de 250 piezas, dedicada exclusivamente al estudio de la metalistería andalusí, desde la numismática hasta los abalorios personales. Una civilización que alcanzó "la excelencia técnica y el refinamiento cultural", en palabras del comisario, durante los ocho siglos que ocupó la Península Ibérica; y cuyo legado dejó impronta en el mundo cristiano.
La muestra resulta de gran interés porque ha sido capaz de reunir las obras maestras de la metalistería islámica y describe los principales aspectos relacionados con el trabajo de este material, desde la misma extracción de los minerales hasta su manufacturación final. Y todo el relato se va construyendo a través de distintos vestigios que se han ido desenterrando durante las últimas décadas, como los bronces de Denia, casi un centenar de piezas islámicas halladas en la localidad alicantina a principios del siglo XX, pero procedentes de talleres sirio-palestinos y egipcios, que ahondan en la idea de reciclaje del metal.
Las joyas de la exposición, no obstante, son dos surtidores de agua en forma de cervatillos —fue habitual en Al-Ándalus la producción de bronces zoomorfos, esculturas con forma de animal en clave religiosa o práctica—, forjados en la segunda mitad del siglo X y hallados uno en Córdoba y otro en Medina Azahara. Se trata de ejemplares únicos en el mundo que se exhiben juntos por primera vez —solo hay constancia de una tercera pieza similar, conservada en el Museo de Arte Islámico de Doha, que no se ha prestado para la ocasión—.
De estas dos exquisitas figuras, la exposición, que arranca con una parte didáctica sobre la ocupación musulmana y la riqueza mineral de la Península —existen ejemplos de la actividad minera desde la prehistoria, con el clímax durante el Imperio romano, quienes extraían oro de las minas de Las Médulas (León) para acuñar monedas—, salta al esplendor alcanzado por la orfebrería andalusí. A pesar de que los conjuntos que han sobrevivido hasta la actualidad son escasos, por las crónicas coetáneas se tiene constancia del virtuosismo técnico de los musulmanes.
La mayor parte de estas joyas proceden de ocultaciones que se realizaron en momentos de crisis e inestabilidad política, como los tesoros de Charilla —descubierto de casualidad en 1977 y que contiene piedras preciosas— o de Ermita Nueva —formado por pendientes, medallones, anillos o pulseras—, ambos del periodo califal. De la etapa almorávide destaca el tesoro de Costix, hallado en Mallorca dentro de una jarrita de cerámica y que pudo haber formado parte de una ajuar nupcial escondido durante la conquista de la isla por Jaime I (1229-1231).
Del reino nazarí, además de la espada jineta de Boabdil, también se muestra una daga de orejas, supuestamente suya, que le habría sido arrebatada al ser capturado por las tropas de Isabel y Fernando en la batalla de Lucena en 1483. "Las dos son piezas excepcionales porque además conservan sus vainas", recalca el comisario Sergio Álvarez. Muchos de estos objetos también pasaron a manos cristianas como botín de guerra; incluso una arqueta del siglo XI se encontraría entre las reliquias del Tesoro de San Isidoro.
Antes de cerrar con la vitrina de defensa y armamento, la exposición temporal, organizada por el MAN en colaboración con el Ministerio de Cultura, Acción Cultural Española y el Museo Arqueológico de Alicante —institución a la que viajará dentro de unos meses—, también ahonda en los objetos de metal de uso cotidiano y doméstico y en los útiles de trabajo, entre los que sobresale un tintero de los escribanos de la Alhambra; o los relacionados con la religión y las ciencias, como un magnífico astrolabio fabricado en Toledo en el siglo XI y un globo celeste procedente de la Bilioteca Nacional de Francia.