En el debate entre los candidatos a la presidencia de los cuatro partidos políticos hubo muchos ausentes. No sólo físicos. La cultura apareció a última hora, en el tiempo de descuento y de rebote, como haciendo un guiño al 'hermano pobre'. Hace tres años apareció gracias al IVA cultural. A los políticos se les llenaba la boca hablando del impuesto que se mantenía al cine como castigo, y el arte entró en sus discursos de campaña.
Han pasado tres años, dos presidentes nuevos, y la recuperación del Ministerio de Cultura, pero aun así sigue siendo un tema secundario o terciario. En los debates, más allá de esa obligación impuesta casi con tono de chiste por Ana Pastor y Vicente Vallés, sólo hubo una mención, la de Pedro Sánchez, que para sacar pecho de los logros de su breve gobierno se equivocó y nombró al Estatuto del Artista como el Estatuto del Creador.
Precisamente el Estatuto del Artista es el único punto en común en los programas electorales de estos cuatro partidos. Todos lo incluyen entre sus medidas culturales, aunque le dedican un espacio diferente. El PP se lo despacha en una línea: “Desarrollaremos el Estatuto del Artista dando participación al sector cultural”, mientras que Podemos dedica un amplio párrafo en el que analiza la precariedad del sector y pide hacer efectivo el estatuto que se acordó en esta legislatura. El PSOE también concreta más y añade la modificación de la Ley de incompatibilidad de los empleados públicos, una de las demandas olvidadas.
Vox ni menciona el estatuto del artista en sus cien medidas, lo que sí incluye (y es lo único que coincide con PP, PSOE y Ciudadanos) es introducir una Ley de Mecenazgo. Otro deseo del sector, que cree que la inversión privada no llega al no haber deducciones fiscales para los mecenas. Podemos es el único que se desmarca y no lo incluye.
A partir de aquí cada grupo incluye medidas más o menos pintorescas y dedica más o menos espacio a la Cultura. El que menos con diferencia es Vox. En su programa hay exactamente tres medidas en la línea de la formación. A la ya mencionada Ley de Mecenazgo añaden una Ley de protección a la tauromaquia y la protección de “la caza, como actividad necesaria y tradicional del mundo rural”. Si hacemos caso al libro de Sánchez Dragó hablando con Abascal habría que añadirla supresión del Ministerio de Cultura, las subvenciones al cine y la financiación de películas patrióticas. Un derribo total al sistema actual.
Vox propone una Ley de protección a la tauromaquia y la protección de la caza, como actividad necesaria y tradicional del mundo rural
El Partido Popular sube su apuesta a diez medidas sobre la cultura. Son más que las de Podemos y Ciudadanos, pero todas vagas y nada concretas. “Desarrollaremos el Estatuto del Artista dando participación al sector cultural” o “Se desarrollará un Plan de Mejora de Museos, Archivos y Bibliotecas que incluya la adecuada dotación de recursos humanos y materiales, inversiones de restauración, modernización y ampliación de sedes así como el enriquecimiento de sus fondos”, son algunas de ellas.
Lo que más les diferencia es que el tema catalán se introduce hasta el tuétano de su programa y llega a las medidas culturales, donde piden “el blindaje del Archivo de Salamanca, impidiendo nuevas entregas de documentos fomentando que se puedan recuperar todos aquellos que están siendo retenidos ilegítimamente o ilegalmente”.
Podemos apuesta por el proteccionismo del cine mediante cuotas de pantalla para nuestras producciones, ampliando este enfoque a las distintas lenguas oficiales del estado
Sorprende las pocas medidas de Podemos en su programa cultural, apenas nueve de 264. Introducen el apoyo al videojuego, un sector clave económicamente, y una de las medidas ya pactadas con el PSOE en la Ley de Presupuestos, proteger la creación cinematográfica en lenguas cooficiales del estado. El excelente estado de salud del cine en catalán y euskera se vería protegido por una medida que busca proteger a todo el cine, ya que busca “el establecimiento de determinadas cuotas de pantalla para sus producciones. Nuestra propuesta es ampliar este enfoque a las distintas lenguas oficiales del Estado, en colaboración con las comunidades autónomas, e incrementar las ayudas al sector”. Entre sus medidas culturales incluye un Plan de Reforma de RTVE y sus Sociedades, "que nos coloque a la altura del modelo de la BBC británica".
Ciudadanos se centra en el cine, pero en los incentivos fiscales para atraer rodajes internacionales. Promete invertir “en la formación y capacitación audiovisual y de profesiones cinematográficas” y también destaca el videojuego,el patrimonio y la piratería. Una de las propuestas más significativas es impulsar “un Plan de Apoyo a la Difusión de la Historia Española para incrementar el conocimiento del papel de España a través de los siglos”. Con ello pretenden “revertir la interpretación en ocasiones gravosa y negativa del papel que España ha protagonizado en la historia, fomentado en otras épocas por la llamada “leyenda negra”, que ha devaluado injustificadamente la imagen de nuestro país”. ¿Un guiño al cine popular de Vox?.
Quien se lleva la palma es el PSOE. Diez páginas y media dedicadas a la cultura. Comienzan sacando pecho por los logros de esta legislatura, los consensos y el estatuto del artista. Pronto pasa a la acción y pide un pacto de estado, reafirma que mantendrá un ministerio propio para la Cultura (ningún partido lo introduce) y como base promete “el refuerzo de la presencia institucional y presupuestaria del Ministerio de Cultura y Deporte en los principales consorcios, patronatos, festivales o eventos de alcance nacional y el impulso de su participación en la gestión y programación”. A parir de ahí una batería enorme de propuestas que tocan todos los palos: patrimonio, cine, videojuegos, museos…
El Partido Socialista es el único que introduce el tema del feminismo y la paridad en sus propuestas culturales. “Promoveremos la igualdad efectiva de género en los sectores culturales y creativos así como la visibilidad y el reconocimiento de la contribución de las mujeres”, dicen y se comprometen a medidas como “incorporar la perspectiva de género en la actividad global de las entidades culturales públicas y velar por la aplicación efectiva de la Ley de Igualdad”, así como a “asegurar la paridad en el organigrama de las instituciones culturales, incluidos los puestos directivos y órganos de gobierno, la composición de tribunales y comisiones de asesoramiento y valoración”. Sólo varios ejemplos del programa cultural más amplio de todos, aunque esa paridad no se haya hecho efectiva en los nombramientos del INAEM.