El último zafarrancho lingüístico corre a cargo de Netflix. La plataforma de streaming ha decidido subtitular Roma, la obra maestra del cineasta mexicano Alfonso Cuarón, para ‘traducirla’ del español y el mixteco al español de España. El término “ustedes”, por ejemplo, pasa a ser rotulado como “vosotros”. Sucede lo mismo con “enojarse” y “enfadarse”, con “vengan” y “venid” y con “mamá” y “madre”. El director se ha mostrado molesto con esta iniciativa y ha explicado que le parece “muy ofensivo para el público español el que Roma la hayan subtitulado con castellano español”: “Es muy ridículo”, ha apostillado.
¿Cuál es la postura al respecto de la RAE, que suele sostener, entre sus objetivos, fortalecer lazos con hispanoamérica? Responde el académico Pedro Álvarez de Miranda -filólogo, experto en lexicografía histórica y en historia de la lengua española- en representación de la institución: “Yo vi la película hace un par de semanas y me sorprendió mucho que tuviera subtítulos. Cuando uno va al cine a ver una película mexicana, española o argentina no espera encontrar subtítulos, porque no son necesarios. Roma tiene algunas partes en mexica, una lengua indígena, y esas partes sí hay que traducirlas, pero la parte que está en español no necesita en absoluto traducción”, sostiene.
“Es absurdo, porque lo entendemos todo, y lo que no, podemos deducirlo por el contexto. Además, una película mexicana subtitulada en español de España ya plantea problemas a la hora ser exhibida en Argentina o en Colombia, porque no existe el español de América, hay varios tipos de español en América. Hay variedades y pequeñas diferencias, pero todos nos entendemos sin problemas”, alega.
Álvarez de Miranda recuerda que “no necesitamos que nos traduzcan una novela de Cortázar, ni de García Márquez, ni de Carlos Fuentes”. ¿Esta iniciativa de Netflix, por tanto, divide a los hispanohablantes: propone un muro? “Sí, yo creo que pretende dar facilidades al espectador, pero realmente es un indicio de su falta de confianza en la capacidad de comprensión del hispanohablante. Además, ese subtitulado habrá costado un dinero. Ha incrementado los gastos de la película de manera innecesaria”.
Netflix, de hecho, ha rectificado tras la polémica y ha cambiado los subtítulos en español. De esta manera, desde este jueves 10 de enero los usuarios de la plataforma que accedan a la película podrán ver la correspondencia entre las partes habladas por los actores y los subtítulos. La película también incluye subtítulos para las conversaciones en mixteco, una lengua indígena.
En cines de España, 'Roma' únicamente se mantiene en cartelera en los cines Verdi y en Conde Duque Aguilera, ambos en Madrid. Un portavoz de los cines ha confirmado a Europa Press que no cambiarán los subtítulos porque "facilitan más la comprensión".
"El español de España es minoritario"
El académico subraya, ante los xenófobos de la lengua, que “no hay un español bueno y otro malo”: “Es más, nosotros, los españoles, somos los que estamos en minoría. Nosotros, los que usamos el “vosotros” y no el “ustedes”, somos los menos, porque toda América utiliza el “ustedes”. Son muchos más ellos”, reflexiona. “En Canarias, o en algunas zonas de Andalucía, se utiliza el ‘ustedes’ y eso no plantea ningún problema, no creo que nadie se plantease traducir una película del andaluz o del canario al español de España”.
Algunos espectadores han considerado que esta manera de subtitular es un modo de colonización. Al académico le parece exagerado: “Eso es sacar los pies del plato, es como hacer una lectura política de esto, así que… razón de más para no hacerlo. Es una interpretación malévola. No creo que haya intención de colonizar lingüísticamente a nadie”, asevera.
¿Por qué cree él que Netflix ha hecho esta diferenciación? “Supongo que por razones comerciales, pensando que así va a tener mayor aceptación entre el público”. Pedro Álvarez de Miranda propone “abrir el oído” y señala que, “afortunadamente, los españoles viajamos, tenemos muchísimos inmigrantes procedentes de países hispanoamericanos, y gozamos de vínculos y lazos de integración, así que nadie se va a sorprender por oír a un mexicano, ni a un venezolano, ni a un argentino, ni a un cubano: esa es la gran suerte que tenemos y más vale que no la olvidemos”.