María Barranco nos espera en la puerta del Teatro de la Latina con un vestido blanco y aros en los lóbulos -larga como un día sin pan- y parece un hada folclórica, una hembra andaluza de magias cotidianas. Magnética, trágica, divertida, espídica: anda resfriá', pero es capaz de aprovechar que tose para comerse el mundo, porque "chica Almodóvar" se nace. Ahora presenta un vodevil clásico, La Comedia de las Mentiras -del 14 de marzo al 6 de mayo en Madrid-, con Pepón Nieto y Paco Tous. Viene de llenar diez veces el Teatro Romano de Mérida. En este texto es Cántara, porque ella puede meterse en el cuerpo de quien quiera. Sólo hay un fallo en su plan: ser María Barranco no puede ensayarse.
¿Que cómo de bien miente María Barranco? Bueno, yo espero que bien, porque a los actores nos pagan por mentir. Y si mientes bien, te pagan mucho mejor. Yo creo que es la única profesión del mundo en la que mentir está valorado. La comedia de las mentiras es como la vida misma, porque en la vida ser sincero cuesta mucho. Yo creo que las cosas hay que adornarlas un poco, porque si no son muy duras, y a veces una mentirijilla no cuesta nada y está todo el mundo más contento y más feliz. Lo que no se puede es mentir como hacen los políticos, que nos mienten y nos roban en la cara. Encima no saben que se les nota, tendrían que hacerse unos cursillos. Habría que hacer escuela para que la vida sea más agradable para todos. Ser positivo, es la palabra.
Hija, lo del arte de seducir… pues no te creas tú que me ha llevado Dios por ese camino. En eso soy muy de meter la pata y de ir muy directa y tal. No sé cómo preparar las cosas. No me veo yo muy seductora. Soy seductora a la hora de trabajar o tal, pero en mi vida privada la seducción no es un arte que yo vea que tengo. ¿Qué tres momentos de mi vida han conformado la mujer que hoy soy? Bueno, hay cosas muy puntuales. El hecho de ser madre te marca de por vida. Como profesional, el haber hecho Mujeres al borde de un ataque de nervios: fue una película que me cambió la vida de la noche a la mañana y di el paso de querer ser actriz a ser actriz. Te diré que también me ha marcado la vida quedarme huérfana. Sí, sí… perder esas primeras raíces… eso te marca.
Me preguntas qué le debe España a Pedro Almodóvar. ¡Ay, tanto! Muchísimo. Y él es un hombre muy reconocido en este país y en todo el mundo, pero todavía le tendrían que agradecer más el haber promocionado esa Marca España que tanto se quiere vender… o sea, él sin marca ni nada la ha vendido. Para mí es Dios. Yo siempre digo que cuando me llamó se me apareció la Virgen. Pero es que él ha hecho mucho por este país y a veces España es muy desagradecida. ¿Que por qué ‘Marca España’ es Rafa Nadal casi siempre y no Pedro Almodóvar? Bueno, a mí lo que me molesta es… que la marca España me da vergüenza, ¿sabes lo que te digo? Que el abanderado sea Rafa Nadal, o gente del deporte, o escritores… pues eso no, eso me da igual, pero hay cosas a veces que dices “qué horteras, qué paletas”… Me molesta cuando un grupo de gente de repente dice “esto es Marca España”, y yo me quedo en plan: ¿cómo..? Pues apaga y vámonos. Las representaciones que buscan me parecen un poco patéticas.
El himno de Marta Sánchez. ¿Te quieres creer que no lo he oído? Me lo han comentado y tal, pero como no tengo vida… yo no tengo ni idea… ¿ella ha escrito la letra? Ah, que también es autora. Claro, es que como el himno lo hemos conocido sin letra, es como algo que te cuesta… pues nada, si es bonita y ella se siente realizada, adelante. Pues mira, a lo que íbamos con Almodóvar: a Almodóvar le debemos las mujeres el habernos reído mucho con él, porque él ha sacado nuestro potencial, el de las mujeres, y ponerlo al servicio de la comedia. Cuando sufrimos y tal lo contamos de una manera que te divierte. Los hombres son aburridos a la hora de sufrir. En eso Pedro nos ayuda muchísimo: a reírnos de nosotras. Y sobre todo a hacernos mejores: más fuertes, más guapas; y a mostrar una mujer especialmente con sentido del humor.
Todos los días censuran algo. A cada momento “¡multa!”, “¡tres años!”… me preocupa este momento, desde luego, porque se censuran cosas naturales pero luego cosas que son muy graves y muy fuertes, ¡pues no pasa nada! Entonces… eso es lo que me preocupa. Dices: perdón, que he respirado; pero no pasa nada porque un camión te ha arrollado. Es un día sí y otro no, desgraciadamente. Y creo que como tenemos tantos problemas y tantas cosas que atajar… todo esto es como mirar la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Están todo el día con la motita, sí, sí. Yo creo que no tenemos que tirar la toalla y no conformarnos en esta mediocridad que nos está tocando vivir.
Me cuentas que Agustín Almodóvar decía que hacer hoy La ley del deseo sería mucho más difícil… ¡Hombre! De aquí a Lima, dónde va a parar. Por eso, porque estamos en un mundo muy censurado y de una falta de libertad de expresión a unos niveles incontrolables. Por no hablarte de las cosas tan graves que estamos viviendo las mujeres, y ahí no pasa nada. Que ahora se cuestione que el 8 de marzo las mujeres vayamos a la huelga… es como: ¿quién tiene esa capacidad moral de decirme a mí, que soy mujer, lo que tengo que hacer? No tiene nada que ver con la ideología ni con nada de nada. Te quiero decir, todo se tergiversa y todo se da la vuelta para coartar libertades.
¿Que si he hecho papeles que ahora molestarían? Bueno, yo una vez hice un papel muy fuerte… el de una mujer que peleaba por ser mujer, el de Las edades de Lulú, que era un travesti, y reivindicaba el poder llevar una vida normal y no tener que hacer la calle para poder sobrevivir. Es que ahora todo tiene que ser una niña monísima, un peso ideal… para currar en el cine, ¿sabes? Imagínate alguien que no sea la normalidad, entre comillas. Sí que he hecho papeles en los que se han denunciado cosas y lo que creo es que estamos ahora en un momento en el que con los miedos, las inseguridades, con la pérdida de nuestros derechos sociales, que nos los han quitado de la noche a la mañana… todo está potenciado para que estemos callados y resignados y hay que decir “basta ya”, es el momento. Nos quieren domesticar, pero mira, no queremos más Valium.
Me preguntas si fue la Movida el período más libre de la democracia española. Bueno, es que cuando pasa el tiempo las cosas se idealizan. Cuando una tiene 20 años y se quiere comer el mundo, a no ser que la situación esté muy mal, las cosas se viven de otra manera… yo La Movida la recuerdo como un momento muy grande por disfrutar de libertades, de risas, de buen rollo, de ese alcalde tan maravilloso que teníamos, de esta ciudad que era Madrid para todos, no como ahora. Entonces sí que es verdad que lo recuerdo con mucho amor, pero si hubiera ahora otro movimiento parecido, pues mira… yo ya estoy metida en casa (risas). Te quiero decir, tenemos trabajo, tenemos responsabilidades, yo tengo nietos y no puedo estar hasta las 5 de la mañana en un bar.
Sí, hice un disco con Bernando Bonezzi. Se ha convertido en icono de todas las discotecas, lo ponen cuando cierran… estoy muy orgullosa de él. La Movida fue un momento de todo: sexo, drogas, rock’n’roll, todo entraba. También, desgraciadamente, vivimos ese momento en el que por falta de información y tal mucha gente cayó en el camino… en el momento en el que éramos los más felices del mundo y teníamos toda la libertad del mundo, vino esa enfermedad que nos lacró a todos. Fue un hachazo, el SIDA. Dijimos: pero ¿por qué? Si es ahora el momento de pasarlo bien… y aparte del mundo de las drogas, por esa información, pues esa enfermedad.
Me cuentas que has hablado con gente que ha vivido La Movida, como Tesa Arranz o Eusebio Poncela, y que no hablan tan mal de la heroína, al menos en su caso personal. Ya… sí, sí. Lo que pasa es que no era todo como lo pintaban, porque era una cosa muy peligrosa, enganchaba y mataba. Una cosa eran las risas y otra cosa eran las víctimas del camino. Yo la verdad es que a esa droga siempre le he tenido mucho respeto y mucha distancia. Hizo mucho daño. Yo de la democracia borraría la palabra “SIDA”. La borraría de ahí. Ya te digo, fue como un jarro de agua fría y dices… éramos muy felices y el SIDA nos cortó todo el rollo.
Trabajé con Jaime Chávarri, sí. ¿Que cuál ha sido mi mayor Desencanto? Ay, maravillosa película… pues yo “desencanto” es una palabra que tengo un poquito borrada de mi diccionario. Tengo esa y “depresión”, también. La tengo quitá. Porque creo que todos los días hay que hacer un pequeño esfuerzo por ilusionarse por las cosas, es que si no no te levantas. Yo creo que es una bellísima película de Jaime… una familia, una historia durísima… esa familia Panero… es espectacular lo que vivieron. No sé si recuerdas una segunda parte que hizo Ricardo Franco que se llamaba Después de tantos años, y yo creo que era aún más demoledora.
Las edades de Lulú estaba basada en la novela erótica de Almudena Grandes, sí. ¿Que cómo fue para mí descubrir el sexo? Pues a mí me pilló una época, afortunadamente, en la que se hacía todo, aunque por lo bajini. Yo estudié con monjas porque no había otra cosa más que monjas, pero las monjas ya no eran tan duras y no era aquello tan… de reprimirte. Cuando tenía 14 años murió Franco, así que eran los últimos coletazos de la dictadura. Yo no viví esa España gris y esa dureza de represiones y tal. Por supuesto que las he tenido, pero siempre he tenido a mi lado gente sana, buena gente, y me han hecho ver las cosas de una manera natural, que es como se deben ver… y todo muy normal.
He disfrutado las cosas de la manera más natural, en todo, en el sexo, a la hora de emborracharme. No era esto de “coges una botella y al día siguiente otra vez con la botella”, no, no. Todo natural, sano y de risas. Y claro, las cosas te marcan de por vida, pero con Las edades de Lulú lo que más me marcó fue conocer a Bigas Luna. Me aportó muchísimas cosas, y su manera de contar el sexo y las pasiones era de una belleza increíble. Era como recitarte un poema. Al principio cuando me la ofrecieron me dio un poco de miedo, te quiero decir: un travesti, salir con una prótesis, hacerte una paja, masturbarte… te da como pudor, pero sin embargo, él me facilitó muchísimo ese trabajo.
Me preguntas por la ola del Me Too. ¿Sabes qué pasa? No concibo que una mujer no sea feminista. Es algo que no concibo. Algunas dicen "yo no soy feminista, soy femenina"… mira, a las mujeres que no son feministas les daría hasta en el carné de identidad. Yo me siento en ebullición, porque pienso: ¡esto ya tendría que haber salido! ¡Esto tendría que estar arreglao’, no tendríamos que estar hablando ni de esto! Y seguimos hablando, porque queda mucho camino. Y lo que nos queda. Lo que me repatea es que hay gente que se indigna y dicen: “¿igualdad?, ¿qué más quieren?”, y cosas así. Yo digo: “Vamos a ver, tú que estás en tu trono, o donde sea, que estás tan bien… ¿por qué no puedo estar yo en el mío?”. Al Me Too me sumo y me gustaría que dentro de poco este tema fuese una cosa también natural y no se tuviera que ni tocar.
En el cine nos tienen que dejar hueco, de entrada. Pero claro, hay que ir más para atrás, en educación, en los colegios… pero con tantos recortes aquí… por supuesto que a medida que las mujeres en todos los campos vamos avanzando (directoras de cine, directoras de banco, presidentas del gobierno)… te das cuenta de que hace falta paridad. Paridad. Cuotas, sí. Es que dices: ¿cómo se mete cabeza? Si no es que no hay manera, ya está. Y te dicen: ¿por qué? Tú sabes, hace poco la hermana de Ana Botella, no sé si la has oído, decía que la igualdad existe, y que si a las mujeres no se les paga lo mismo es que no estarán bien preparadas. Sí, hija. Y se quedó tan ancha, oye. Como esa oímos muchas al día. Yo digo: solución, paridad.
¿Que si yo he padecido zancadillas en mi carrera por ser mujer, o eso de tener que demostrar más…? Pues sí, esto que aún me pasa ahora, que aún me bajo del taxi cuando te dicen “hola, guapa”. Estas cosas sobre todo cuando era jovencita… a mí no me han intentado violar ni nada de nada, pero esto de que ves que no te están tratando como a un señor, y te molesta. Yo no he sido nunca un bellezón, pero sí he visto casos en amigas… y encima calladitas, sin replicar. E incluso las familias… La madre: “Cállate, que estás más guapa”. Claro que he cobrado menos que mis compañeros actores, por supuesto. Aparte de que hay más trabajo para los hombres. Fíjate que hay muchas mejores actrices que actores. Vas a un cásting y tienes 5 nombres de actrices maravillosas y uno de un tío. Pero ellos tienen más trabajo. Ay, paridad.
¿Que por qué en España no ha salido ningún Harvey Weinstein? Claro, es que allí en Hollywood hay una industria tan potente… y a este cerdo le ha dado tiempo a tener más espacio, ¿no? Pero aquí seguro que a nivel pueblerino tiene que haber uno. Sí que aquí algunas compañeras han comentado, no sé si han dicho nombres, pero sobones y tal… ya te digo.
Me recuerdas que apoyé a la ceja en su momento. ¿Si volvería a apoyar a un partido político…? No, yo lo que creo es que manifestar tus ideas… por ejemplo, yo soy una mujer de izquierdas y siempre lo he dicho, pues esto es algo que es mi forma de vida. Y luego ya después tú me criticas porque haga un papel mal o lo haga bien, pero no creo que tenga que estar mezclado. A mí me gustan más los actores de izquierdas, también es verdad. Me parece a mí que son mejores, generalmente. ¡Dime tú a mí! A mí lo que a veces me sabe mal es que la gente a la que yo intento apoyar o de la que me gustan sus ideas… lo haga tan mal. Porque ya los otros sé que lo van a hacer mal, pero con estos me pasa muchísimo. Últimamente he tenido esta decepción con todos los que se asoman a la pantalla, hija, es que es una detrás de otra.
¿Que si me convence Podemos…? Bueno, me ha parecido que fueron una ebullición en un momento dado, pero mucho ruido y pocas nueces. Me da pena pero creo que no están a la altura. Se han desinflado enseguida, como cuando abres una lata de Cocacola y se va el gas. Falta coherencia… es que no se puede construir nada si no se dialoga y si no se va a sumar, y aquí todo es “y tú más”. Ha habido muchos momentos de unión de la cultura, como el “No a la guerra”. Yo no me arrepiento nada de haber apoyado a Zapatero, porque lo que hizo José Luis cuando llegó al Gobierno fue cumplir su programa desde el principio: la paridad, sacar las tropas, la ley de igualdad, la ley de dependencia… desgraciadamente, se equivocó en su segunda legislatura, pero al César lo que es del César.
15 años del “No a la guerra”, sí. Dices que ahí se inauguraron las malas relaciones del PP con el cine, pero yo creo que querernos, nunca nos han querido. Desde luego, es que si no hubieran mentido con ese atentado tan gordísimo, tan grande… fue una más del PP, una mentira más, y eso ya tuvo que estallar. Más que meterme con el PP, creo que la gente de la cultura molesta a los gobernantes. Somos incómodos. Le molestó a Felipe González cuando la OTAN, también. Nuestra función es dar nuestra opinión, para eso tenemos una alcachofa, un micrófono. Molestamos.