Los españoles pagan cada vez más por sus cuotas de conexión a internet en sus móviles y menos por el uso cultural de las redes, a pesar del crecimiento de la oferta. Tal y como aparece recogido en el último anuario de estadísticas culturales de 2016, que acaba de publicar el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, los ingresos de las teleoperadoras se han disparado y el gasto en servicios de películas en streaming se ha derrumbado.
Por primera vez se detallan los ingresos del “tratamiento de la información e internet” y descubre que los “servicios de móviles y relacionados con internet” (cuotas de conexión, tarifas de datos, etc) han facturado en 2016 3.756 millones de euros. Si a ello se le suma los equipos y el material para el tratamiento de la información, la cantidad llega a 6.482 millones de euros. Sin embargo, las cuotas de alquiler en la web ha pasado de recaudar 1.227 millones de euros a 269 millones de euros. Un desplome del 78% sólo un año.
El cine, el teatro, los museos han ingresado el mismo año 1.927 millones de euros, menos de la mitad de lo que ingresan las empresas de telecomunicación. Es decir, los españoles pagan más del doble a los canales de información que a la información. Es una batalla que la cultura parece haber perdido definitivamente: lo importante para los consumidores ya no es el líquido, sino el recipiente.
Las telecos ganan
En la batalla entre cultura y tecnología, las empresas culturales (sobre todo las cinematográficas y las editoriales) han sido derrotadas. Al detalle, cada español gastó en consumir cultura, en 2016, en internet 5,9 euros, mientras que en 2015 gastaban 26,7 euros. En libros gastan cinco euros más que el año anterior y la cifra se queda en 49,6 euros. Por la entrada de cine también pagaron más al año: 38,1 euros, frente a los 33,1.
Las telecos han sido mucho más fuertes que la cultura, hasta el momento, en la pelea por la definición del uso digital de la cultura. Pero estas nuevas cifras dibujan un escenario mucho más dramático para los creadores de contenido. Por eso la industria cultural reclama que la justicia, con la Ley de Propiedad Intelectual, se aplique y llegue a donde tenga que llegar. Incluyendo al operador tecnológico por ayudar a lucrarse a los ladrones de contenido.
Un crecimiento imparable
En el total de la tarta del gasto cultural, se descubre que el 47,9% de lo facturado es para las telecos, el 22,2% para el sector del libro y las publicaciones periódicas, el 16,3% para los espectáculos (cine, teatro, museos y otros) y el 14,6% para los soportes y accesorios culturales. Es muy revelador que en el total del gasto en bienes y servicios culturales se desvela cómo el ingreso de las multinacionales de la comunicación, en 2006, suponía un 9,8%, y diez años después, ya es un 26,6% del total recaudado por las industrias culturales en un año.
Lo más llamativo es el salto cualitativo que ha dado de un año para otro la facturación de las teleoperadoras. Si en 2015 su actividad generó 5.108 millones de euros, en 2016 creció un 26,9%. Destaca el hecho de que hace una década la categoría que hoy más beneficios aporta al “gasto cultural” -no a las industrias culturales-, existía en el anuario añadida a la del gasto en equipos y soportes audiovisuales. Por primera vez se ha escindido, dado su proyección: en una década ha pasado de generar 1.513 millones de euros a 3.756 millones de euros. Un 148,2% de crecimiento.
El cine, estancado
El mayor perjudicado de la nueva forma de consumir cultura son las salas de cine, que en una década apenas ha crecido en ingresos. En 2006 los espectáculos (cine, teatro y otros) facturaron 1.706 millones de euros y en 2016 alcanzaron los 1.751 millones de euros. Esta circunstancia se da a pesar del aumento paulatino del precio de entrada: hace diez años entrar al cine -entre semana- costaba 5,2 euros, en 2016, 7 euros. Menos público y cine más caro. Por eso es sorprendente que plataformas como Spotify, Netflix, HBO, Filmin o Movistar Plus y otras ofertas no haya sido suficiente para impulsar el gasto del español en cultura en internet.
Desde la Secretaría de Estado de Cultura leen estos resultados de otra manera: para los representantes de los intereses culturales las cifras son positivas, porque aseguran que el gasto de los hogares en cultura ha crecido un 6,9%, de 13.187 millones de euros a 14.099 millones de euros. Pero los beneficios de las industrias culturales son migajas comparados con los de sus enemigos naturales, las teleoperadoras. El libro ha crecido en un año un 7,2% (de 2.919 a 3.129 millones de euros); los espectáculos han crecido un 14,6% (de 2.001 a 2.293 millones de euros); y las cuotas de las operadoras, un 6,5% (de 6.335 a 6.751 millones de euros).
Las empresas vinculadas a la cultura generaron un 5,8% más de empleo, respecto al año anterior, situándose en 544,7 mil personas empleadas. Esto supone un 3% del empleo total en España. “Este dato, unido al del número de empresas culturales, que también creció un 1,8%, confirma la tendencia alcista del sector cultural”, aseguran desde la Secretaría de Estado de Cultura. “En 2016, el número de empresas con actividad económica principal vinculada a la cultura se situó en 114.099, un 3,5% del total de empresas en España”.