No es Andoni Ferreño -aunque se le parece-: es el hombre que aman las abuelas de España. Presentador ibérico, galán de cadena regional, hijo del Telecupón de Carmen Sevilla. Agustín Bravo (Cáceres, 1961) con su perpetuo moreno de cabina bronceadora, su camisa, su caracolillo. Bravo con su reloj poderoso, su mandíbula apretada y sus dientes, dientes, que es lo que les jode. Todo chascarrillo y pañuelito en la solapa. Se lo llama él mismo en su página web: es un "popular actor y presentador" español, carne de aceituna de los noventa. Uno de estos tipos campechanos, juguetones y forzados que triunfan al mediodía en la pequeña pantalla: pulpa de sobremesa, showman interminable, piquito de oro.
Puede caer bien o puede rechinar como él solo, pero siempre vuelve al hogar de los españoles como un mueble más de la casa, como un tapete, como una virgen de cerámica: porque, en el fondo, España lo quiere ahí, como pasa un poco con Bertín Osborne. Arrancó en Por la mañana (1989) con Jesús Hermida y estalló en Bravo por la tarde (2000-2003), el programa más visto de toda la comunidad autónoma andaluza. Después del auge, la caída. Bravo vivió una de las llamadas en directo más desesperadas de la televisión: la tonadillera Isabel Pantoja, a grito pelado, marcando a fuego una frase en la cultura popular: "Estoy cansada de la familia Rivera". Tras increpar a Bravo y a una colaboradora del programa, el presentador tenía los días contados. Como él mismo declaró más tarde en diversas cadenas, Pantoja fue la killer, la mano negra sobre su trayectoria.
Ahora Bravo ha cedido al movimiento pop que contagia al teatro y a la comedia, al cine y a la televisión: las listas electorales de Ciudadanos, rebosantes ya de caras conocidas. El actor Toni Cantó, número uno por Valencia, y el cómico Félix Álvarez -su homólogo por Cantabria-, han dejado paso a este animal televisivo, que cerrará por Sevilla la lista que encabeza Virginia Millán Salmerón. "Hace tres años y pico, yo presentaba un programa en Intereconomía", recuerda Bravo a EL ESPAÑOL. "En el debate coincidí con Inés Arrimadas y Begoña Villacís, entonces colaboradoras. Pero Begoña aún no tenía nada que ver con Ciudadanos y Arrimadas estaba en Barcelona, así que todo se quedó ahí. Me parecieron mujeres muy interesantes e inteligentes, y, un poco más adelante, comencé a engancharme al proyecto".
Hace tres años y pico, yo presentaba un programa en Intereconomía. En el debate coincidí con Inés Arrimadas y Begoña Villacís, entonces colaboradoras
Bravo reconoce que siempre le ha interesado la política -"también como informador", y que en aquella época de descreimiento se topó por fin con un partido "que me tocaba la fibra como ningún otro": Ciudadanos. Siguió indagando y el romance fue a más. Incluso sonríe cuando evoca que, también hace unos tres años, le puso un tweet a Albert Rivera preguntándole por su proyecto: "Con toda la libertad y toda la naturalidad".
Fue el año pasado cuando, por fin, consiguió hablar por teléfono con Fernando del Páramo -secretario de comunicación del partido- y tuvieron una pequeña reunión en Sevilla: "Fue nada, dos minutos antes de un mitin de Albert. Le dije mira, me gustaría, de alguna forma, ver cómo puedo integrarme en el proyecto: soy currante desde los 16 años, autónomo y llevo cotizando a la seguridad social toda mi vida; me gusta lo que dice Albert y el cambio tranquilo que proponéis". Y hasta aquí ha llegado su empuje: ahora cierra la lista de Sevilla, mostrando su "apoyo simbólico".
Explica a este periódico que "no es tiempo de revolución, sino tiempo para cambiar todo, sin grandes costas": esa es la filosofía del partido que le convence. "Recuerdo la primera vez que vi a Albert en Sevilla, y recuerdo que habló de su hija. Yo tengo una niña de ocho años... no sé, me sentí identificado con su proyecto y con su persona". Ahora expresa que quiere ayudarle con su "imagen" y apunta que él siempre ha entendido su labor comunicativa como "un servicio público": "Esta faceta es un apéndice más de mi profesión", recalca.
Recuerdo la primera vez que vi a Albert en Sevilla, y recuerdo que habló de su hija. Yo tengo una niña de ocho años... no sé, me sentí identificado con su proyecto y con su persona
Y lo cierto es que ha hecho de todo y que está acostumbrado a torear a cualquier espécimen que se le ponga por delante: lo hemos visto quitándose de encima a féminas en paños menores, cantando Sigo siendo el rey con la voz de José Alfredo, enseñando a cocinar, echándose unos bailes si se terciaba, haciendo sorteos de navidad. "Yo digo que hasta el nombre encaja: Ciudadanos. Porque somos ciudadanos todos, da igual de dónde vengas. Lo de la clase política es una acepción que tiene que pasar de moda", asegura. "La política la tenemos que hacer los ciudadanos, y sé que para ello estoy en el partido adecuado".
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