Christian Gálvez (40 años) reaparece ante las cámaras de televisión. Mediaset lo ha elegido como padrino de uno de los pueblos que compite por convertirse en la mejor localidad anfitriona de España, concretamente de Manzanares del Real (Madrid). Una iniciativa que la cadena lleva realizando desde hace cinco años y cuyo vencedor en la pasada edición, Guadalupe (Cáceres), fue el enclave elegido para retrasmitir Las Campanadas del 2019, que presentaron Jesús Vázquez (54) y Paz Padilla (50).
En octubre del pasado año, Pasapalabra cesaba su emisión en la cadena de Paolo Vasile (67) por orden del Tribunal Supremo y tras años de litigio entre Mediaset y la propietaria de los derechos del formato, la productora británica ITV Global. Una decisión que dejó a Gálvez sin el programa en el que llevaba 12 años trabajando. Telecinco comenzó a emitir en diciembre del 2019 El Tirón, concurso que suplió la franja horaria que ocupaba el anterior y que finalizó en marzo del 2020.
La situación provocada por la pandemia y los problemas acontecidos en la cadena han provocado que Gálvez haya cesado, hasta el momento, su labor en la pequeña pantalla. Una situación que tiene visos de llegar a su fin en un futuro próximo, tal y cómo el presentador confirma en una entrevista que ha concedido a JALEOS, en la que revela algunos de los detalles del formato que lo hará regresar a la televisión.
Está siendo un año difícil para todos, ¿Cómo lo está viviendo?
Es complicado en todos los sentidos. A nivel personal, a nivel sanitario, a nivel profesional también, es un momento en el que hay que esperar. Es un proceso en el que un profesional tiene un parón, que todos los compañeros lo han pasado en algún momento, y este año me ha tocado a mí después de mucho tiempo. Pero lo llevo con cierto optimismo, cierta esperanza y a esperar. No queda otra.
¿Le está afectando anímicamente este 'parón profesional' al que se refiere?
No. Al final es verdad que no estoy delante de la pantalla, pero sigo con la productora trabajando, sigo escribiendo, estamos empezando a preproducir una obra de teatro que lleva los derechos de la vida de Charlot Chaplin, que es una adaptación en español... es decir, que se están haciendo cosas. Pero sí es verdad que no está esa parte de exhibicionismo delante de la cámara, pero ya llegará. Cuando me necesiten ahí estoy.
¿Se puede contar algo de lo que está preparando?
De la tele no, pero sí que estamos preparando con la productora, con Fénix Media, una cosa superchula que también va en la línea que va en paralelo con lo que yo he hecho fuera de tele todos estos años, vinculado con la cultura y con el arte. En un principio debería estar con mi nueva novela, pero mi última novela, que además está funcionando extremadamente bien y se presentó una semana antes del confinamiento, aún está ahí. Me gustaría que cuando todo esto acabe pueda salir a la calle con esta novela y no con otra, porque para mí no ha muerto, tiene que volver a nacer. Y luego estoy con la parte del teatro.
¿Cómo está viviendo esta situación de confinamiento, restricciones... todo ello unido a su 'parón televisivo'?
Pues dedicándome algo de tiempo para mí, que antes no había podido por la cantidad de cosas que tenía. Si es verdad es que cada vez que me han ofrecido una cosa he dicho que sí, no lo voy a negar. Pero ahora me ha dado tiempo para meditar un poco más, practicar artes marciales, que siempre había querido y nunca había tenido tiempo... Uno ha entrado ya en los 40 ya, así que me he puesto a hacer todo aquello que necesitaba y que nunca había podido probar.
¿Qué título pondría a este año 2020?
Te puedo decir cómo no me gustaría que se titulara, que sería 'Una oportunidad perdida'. Y cuando digo una oportunidad perdida, que no me gustaría que se titulara así, me refiero a que pudimos ser mejores juntos, pudimos mirar en la misma dirección independientemente de nuestras diferencias, porque estas y nuestra diversidad cultural nos hace excepcionales y únicos. No me gustaría que perdiéramos la oportunidad de mirar todos a la misma dirección, que tuviéramos sentido común. Todos estamos en la misma barca y nos estamos pegando en esa barca, si esa barca se rompe nos hundimos todos. Deberíamos tener ese sentido común para saber esperar, tener paciencia, mirarnos los unos a los otros, tener esa empatía y llegar a tierra, y ya en esa tierra hablar de qué es mejor o qué es peor. Pero pensando un poco más en los demás. Polarizarnos aún más creo que sería una oportunidad perdida para demostrar como país y como planeta que juntos somos mejores.
¿Tiene en su cabeza el formato de televisión soñado le gustaría realizar?
Esa pregunta es un sí, y por eso me quedé en Mediaset cuando renové a principios de año. No te puedo contar mucho porque se va a hacer realidad. Pero la premura del formato depende de dos cosas, por una parte la situación de la sanidad, y la segunda, en determinadas ocasiones, por la meteorología. Es una pista. Pero es verdad que cuando nos reunimos Paolo y yo, y hablamos de mi futuro, la verdad es que nos pusimos de acuerdo en 25 segundos. Es una cosa en la que Paolo ha tenido mucho que ver y que puede estar muy bien.
Le tengo que preguntar por Pasapalabra, que está consiguiendo muy buenos datos de audiencia ¿Cómo ve a Roberto en el papel de presentador que usted desempeñó durante años?
No digo nada, y no por nada, sino porque diga lo que diga se puede utilizar a mi favor o en mi contra. Siempre me he mostrado aséptico. En su momento le felicité a él por la opción y poco más.
Si el pueblo del que usted es embajador gana y Mediaset decide realizar desde allí Las Campanadas contando con usted como presentador, ¿Le acompañaría Almudena?
No lo creo, por una cuestión de sanidad. Esto lo hemos hablado ella y yo en casa, que si nos tocara trabajar en Campanadas... no, no lo creo. Por un lado mis padres son de riesgo, mi madre es de riesgo y mi padre trabaja en sanidad, así que no es conveniente exponerles, y por otro, mis suegros viven en Vitoria, que en estos momentos está cerrada. Yo creo que ahora mismo hay que tener paciencia a medio plazo, pero hay que tener este puntito de cortoplacismo de decir, "bueno vamos a ir improvisando sobre las necesidades", pero tengo claro que en esta ocasión solo iríamos a currar. Es que nunca hemos trabajado en estas circunstancia, es todo diferente a cómo lo conocemos. Cuando hice Las Campanadas hace muchos años con María Castro (38) sí que hubo familia y tal, pero ahora todo es diferente.
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