El Hormiguero lleva en emisión la friolera de 13 años y tanto Pablo Motos (53 años) como las hormigas Trancas y Barrancas ya forman parte de la historia de la televisión y entran de lunes a jueves en los hogares españoles. La mecánica de los 'insectos' más famosos de la televisión es siempre la misma; aparecer en un punto determinado de la entrevista al personaje de turno para entrevistarlo con sus toques de humor, hacer apuntes socarrones y, a veces, 'poner en apuros' a las estrellas que desfilan por el plató de Antena 3.
Sin embargo, pocos, muy pocos conocen lo que se vive debajo de la mesa en la que presenta Pablo Motos. El espectador de El Hormiguero tan solo atisba -tanto el que se encuentra en la grada del público como en casa- cómo las marionetas del programa aparecen de súbito, casi siempre para sorprender al invitado cuando menos las espera, pero no se imagina lo que se esconde bajo la mesa. Todo un hormiguero de verdad. En primer lugar, hay que apostillar que las hormigas cobran vida gracias a Juan Ibáñez y Damián Mollá. Ambos llevan trabajando junto a Motos desde antes de El Hormiguero, justamante se conocieron en el espacio radiofónico No somos nadie.
Y desde entonces viven en una constante 'dualidad': son ellos mismos y, a la vez, hormigas. Tanto Juan como Damián hacen vida bajo la mesa del programa mientras este se mantiene en emisión, como se desliza a JALEOS. Es decir, desde que a las 21:45 horas de la noche suena la célebre sintonía/coreografía, las hormigas toman posición en su 'trinchera'. Pero, ¿cómo son los bajos de esa mesa? ¿Con qué espacio disponen las hormigas para trabajar?. Ese es el gran secreto del programa, la mayor intriga que, puede, lo sigue haciendo interesante.
Este periódico se pone en contacto con el departamento de comunicación de El Hormiguero, pero poco pueden desvelar: "Es uno de los mayores secretos. Lo único que se puede decir es que Juan y Damián son parte fundamental del programa, están todo el rato vivos". En todo momento se mantienen prudentes al respecto. "Trancas y Barrancas somos los únicos que podemos intervenir en todo el programa, tenemos el micro abierto todo el rato y encima son muñecos, la gente no se puede enfadar con ellos. Y encima se llevan arrumacos de muchos bellezones", apuntaban los ventrílocuos de las marionetas en una entrevista en 2010 en Levante.
Aseguran que están acostumbrados a vivir en las sombras: "Eso es lo malo, porque a través de la felpa no hay apenas sensibilidad. Lo bueno es que algunas invitadas vienen con falda". Y ante la pregunta del millón, qué hay debajo de la mesa, ellos tiraban de ironía para responder: "Te lo podríamos contar, pero te tendríamos que matar después. Algún día concederemos una exclusiva a ¡HOLA!".
En esa línea, apostillaban: "Es que da mucho misterio. Todos los invitados se asoman. Lo que pasa es que cuando algo es más decepcionante en la realidad es mejor dejarlo en el aire. Hay cosas. Una cuña de éstas de los hospitales por si acaso". Lo cierto es que una Navidad, cuando el programa se emitía en Cuatro compartió un vídeo en el que se podía ver la 'casa' de las hormigas y cómo, en un momento, Pablo Motos se asoma al hueco de la mesa y conecta con ellas. ¿Se asemejarán a la realidad esas dimensiones ficticias? ¿Cómo de profundo será el hueco en el que trabajan Juan y Damián? Habrá que esperar a que algún día se despeje la duda del todo.
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