La ruptura entre Álvaro Morata (31 años) y Alice Campello (29) ha supuesto toda una revolución. La pareja, que llevaba unas semanas rodeada de rumores de separación, informó del fin de su matrimonio el pasado lunes, 12 de agosto, a través de un comunicado vía redes y dejó sin palabras a propios y extraños.
Tras más de ocho años juntos y cuatro hijos en común, la pareja decidía emprender sus caminos por separado. Una ruptura que ya ha acaparado todos los titulares de la crónica social. Y es que, a pesar de las románticas imágenes de ambos tras la victoria de España en la Eurocopa, lo cierto es que la ausencia de Campello y Morata en la boda de Oriana Sabatini (28) y Paolo Dybala (30) llevó a muchos a pensar en una posible crisis, al tratarse de los padrinos de su hija Bella.
Desde que la noticia saltase a la luz, han sido muchos los que han comenzado a cuestionar los testimonios de ambos y han querido indagar en el pasado de cada uno de ellos. Un pasado, en el caso de Alice, marcado por una familia italiana económicamente muy bien posicionada.
El nombre de Alice Campello comenzó a resonar en nuestro país hace casi una década, cuando el futbolista Álvaro Morata confirmó su relación con una de las modelos y empresarias italianas más aclamadas del país.
Con el paso de los años, Alice ha demostrado que se aleja del estereotipo de ser la 'mujer de' y ha logrado consagrarse como una influencer de alta categoría. Sin embargo, la italiana ha tenido una base más que sólida desde su nacimiento al ser hija de uno de los empresarios del sector de la automoción más importantes en Italia.
La que fuera la mujer de Morata durante más de ocho años ha sido criada entre algodones. Y es que Alice nace fruto del matrimonio del multimillonario Andrea Campello (53), dueño de Campello Motors, y María Libralesso.
Andrea Campello es el propietario de Campello Motors, una importante sociedad concesionaria que distribuye automóviles de las marcas Fiat y Jeep en regiones del norte de Italia. Su prominente recorrido empresarial incluye la inauguración en 2013 de una 'ciudad del automóvil' en Mestre, una amplia instalación de 44.000 metros cuadrados con un stock diario de más de 1.000 vehículos y una facturación cercana a los 70 millones de euros anuales. Unas acciones que le han llevado a ser bautizado por muchos italianos como "rey de los concesionarios".
La página web de dicha empresa resume su esencia cercana y profesional afirmando que "Campello Motors ofrece numerosos servicios, incluida la venta de vehículos multimarca y la compra de coches usados o la asistencia a través de talleres especializados en Mestre y Padua", labor que ha permitido que sus puntos de trabajo se conviertan en "referencia para miles de conductores que buscan un socio de confianza".
No obstante, a pesar de su éxito y vida de lujos, Andrea siempre ha demostrado ser un hombre de familia. Casado desde hace 33 años con María Libralesso, ha apostado en todo momento por la felicidad de sus dos hijos: Alice y Alessandro.
Además, es conocido por haber disfrutado de lo que en Italia se conoce como la dolce vita y en varias ocasiones se le ha visto acompañado de reconocidos rostros como Melisa Satta (38). Aún así, siempre ha mantenido el equilibrio entre su ajetreada vida social y sus compromisos familiares, inculcando a sus hijos la importancia del trabajo constante.
En el ámbito personal, Andrea no confiaba en que la relación entre Álvaro Morata y su hija tuviera éxito. La empresaria le contó a su padre que Morata le había escrito por Instagram, algo que provocó que el empresario desconfiara del deportista. "No sabía quién era, se lo pregunté a mi padre y me dijo que me mantuviera lejos de los futbolistas. Pero en el fondo había algo que me llevaba a responderle, le escribí y dos semanas después nos vimos en Milán", confesó la influencer en Chi.
Todos los lujos de su familia llevaron a Alice a querer especializarse en algo relacionado con el mundo empresarial, enfocado a un ámbito más personal. Por ello, inició un grado en Marketing por la Universidad de Milán. Fue entonces cuando comenzó a despuntar como una figura atractiva de la moda italiana, por lo que se decantó por este sector, donde realizó varios trabajos como modelo. Ha realizado campañas para firmas como Intimissimi, Carpisa, Alo Yoga, UNOde50, Dolce & Gabbana o, también, de su propia firma Akala Studio. Su vínculo con el mundo de la moda no queda en su rol como embajadora, sino que también ha realizado editoriales y reportajes para cabeceras como Elle o Grazia.
Además de trabajar como modelo, Alice lanzó su primera colección de bolsos, Avril Bag. Un proyecto en el que tuvo mucho que ver su única expareja conocida, Alberto Franceschi, un empresario de éxito en Italia al que dejó cuando conoció a Morata.
Alberto Franceschi nació en Trebaseleghe en 1995 y se graduó en la Universidad de Padua, trabajó algunos años para su padre antes de abrir su propia empresa en el sector de la moda: con la marca Hyde & Jack se ocupa de zapatillas made in Italy. Su principal pasión son los coches deportivos, ya en 2016, cuando mantenía su relación con Alice, conducía un Ferrari negro y un Maserati (que le regaló su padre para su graduación y lo cubrió con terciopelo negro).