El empresario Carlos Goyanes, esposo de Cari Lapique (72 años), falleció esta madrugada a los 79 años mientras dormía en su casa de Marbella. La inesperada noticia, como es natural, ha sumido a su familia en un profundo dolor. Su viuda, que se encontraba en la exclusiva urbanización de Sotogrande en el momento del suceso, se desplazó inmediatamente a la ciudad más conocida de la Costa del Sol.
Los restos mortales de Carlos Goyanes ya se encuentran en el tanatorio San Pedro de Marbella, donde lo despedirán en una primera misa celebrada a las 20:30 horas. Su viuda y sus dos hijas, Carla y Caritina, junto a alguno de sus nietos, se han desplazado hasta el lugar para dar el último adiós al empresario.
La primera en llegar ha sido la primogénita del matrimonio, Caritina, quien ha acudido vestida de riguroso luto y de la mano de uno de sus hijos adolescentes. Muy afectada por la precipitada noticia, ha recibido el pésame de las personas allí presentes. A su entrada, ha preferido no hacer declaraciones.
Su viuda, Cari Lapique, llegaba momentos después junto a su hija pequeña, Carla. Ambas aparecían cogidas del brazo, con el rostro muy serio y agradeciendo el pésame a los periodistas allí presentes. Tras ellas, el marido de Carla, Jorge Benguría. Todos ellos han recibido la cálida compañía y abrazos de sus familiares y amigos que les esperaban en la puerta.
Según ha podido confirmar EL ESPAÑOL, será mañana jueves, día 8 de agosto, cuando tenga lugar un servicio religioso en la parroquia de San Pedro, a las 10:30 horas de la mañana. A continuación, se llevará a cabo la cremación y los restos de Carlos Goyanes descansarán en el cementerio de San Pedro, ubicado en la localidad malagueña de San Pedro de Alcántara.
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Carlos Goyanes ha dicho adiós abruptamente dejando rotos de dolor a sus amigos y familiares. El popular empresario llevaba cerca de cinco décadas casado en segundas nupcias con la socialité Cari Lapique, con la que tuvo a dos hijas: Caritina y Carla. Quienes lo conocían afirmaban de él que si por algo se desvivía Carlos era por los suyos.