Rosario Bermudo (71 años), reconocida judicialmente como hija de Leoncio González, marido de la duquesa de Medina Sidonia -conocida como 'duquesa roja'-, Luisa Isabel Álvarez de Toledo, se tendrá que poner de acuerdo con sus hermanos para cobrar la herencia que le corresponde o tendrán que ir a juicio las dos partes el próximo 9 de octubre.
Es la resolución que se ha adoptado este lunes, 27 de mayo, por mediación del titular del juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Soria, donde se han visto las diligencias previas de un proceso en el que Bermudo reclama su parte de la herencia legítima que le corresponde, según ha explicado a EFE su abogado, el sevillano Fernando Osuna.
Las dos partes se han encontrado en el juzgado soriano en lo que ha calificado de "jornada meramente técnica", y tras presentar los argumentos el juez les han instado a que negocien un acuerdo, con el juicio fijado, en caso contrario, para el 9 de octubre, a las 10 de la mañana, en el mismo juzgado.
El letrado vaticina que "haya que ceder en la negociación", pero ha subrayado que "siempre será mejor" terminar con un proceso que lleva casi 12 años en los juzgados.
El 5 de diciembre de 2018, el titular del Juzgado número 77 de Madrid reconocía a Bermudo, que ahora tiene 72 años, como heredera legítima tras aportar al proceso una prueba de ADN con el 99,99 por ciento de coincidencia, el máximo que se puede obtener.
El final de este pleito se produjo después de un proceso de seis años y de que el 23 de marzo de 2017 se exhumaran en el cementerio de Quintana Redonda -Soria- los restos de Leoncio González para poder contrastar el ADN con el de la demandante.
Esta prueba resultó clave para confirmar que Rosario Bermúdez es hija de González, lo que le da derecho a reclamar parte de su herencia. Leoncio González de Gregorio, esposo de la duquesa de Medina Sidonia, fue miembro de una de las familias aristocráticas más importantes de España con un linaje que se remonta al siglo XV.
Las pruebas de ADN realizadas sobre restos óseos del cuerpo de su padre confirmaron al 99,99 por ciento que el aristócrata era el padre de la hija extramatrimonial que tuvo con la sirvienta, y cuya paternidad había reclamado ésta para exigir parte del legado.
Bermudo pudo ganar este caso después de cinco años de pleitos tras autorizar un juez la exhumación de Leoncio González para la obtención de muestras óseas con las que poder contrastar el ADN del fallecido con el de ella. El Instituto de Toxicología exigía que se comparase el ADN de varios familiares vivos del aristócrata para evitar la exhumación, lo que finalmente se hizo como prueba decisiva.
Un abrazo clave
Ha sido la imagen del día: el abrazo en el que se han fundido, a las puertas de los juzgados, Rosario y uno de sus hermanos, Gabriel. González de Gregorio ha llegado al juzgado de Soria junto a su abogado para asistir al juicio que enfrenta a sus hermanos contra Rosario Bermudo por la herencia de su padre.
Aunque ha evitado hacer declaraciones, se ha detenido para tomar fotografías del edificio adyacente al juzgado. Por otro lado, el abogado Fernando Osuna, representante de Rosario Bermudo, no descartaba, a su llegada, la posibilidad de llegar a un acuerdo con alguno de los hermanos de su cliente.
"Posiblemente lleguemos a algún acuerdo con algún hermano de Rosario, con algunos hermanos, con todos, con ninguno, con uno, con dos, depende. El panorama está abierto a todo tipo de negociación, siempre y cuando sea satisfactoria para Rosario", ha manifestado.
El letrado estima que la herencia podría oscilar entre 1.250.000 euros y 2.300.000 euros, dependiendo de los criterios aplicados. Además, defiende que Rosario no deseaba la exhumación de su padre, pero fue necesaria debido a la negativa de algunos hermanos a realizarse la prueba de ADN.
Es por ello que Rosario admite sentirse nerviosa pero contenta de haber llegado hasta esta etapa del proceso judicial. "Estoy un poco nerviosa, pero contenta de haber llegado hasta aquí. Confío mucho en el abogado y sé que todo saldrá bien", ha expresado Rosario.
De tal manera, Gabriel manifiesta su alegría al reencontrarse con su hermana Rosario y sus sobrinos: "Aparte de estas pendencias, es una alegría ver a mi hermana y a mis sobrinos. Espero que podamos olvidar las rencillas del pasado y construir un futuro juntos".
También ha instado a sus hermanos a seguir el ejemplo de la transición española y llegar a un acuerdo antes del juicio que respete los mínimos para Rosario. A pesar de apoyar a su hermana Pilar en muchas cosas, Gabriel también entiende a Rosario y espera dar un ejemplo de unidad familiar.
Así, Rosario ha expresado su deseo de que el litigio termine pronto debido a las dificultades familiares que enfrenta: "Este año ha sido muy duro. Mi marido se ha quedado inválido y no puede salir a la calle. Mi hijo también va a ser operado. Necesito que todo esto termine para poder descansar".
A la salida del juzgado, Gabriel González de Gregorio y Rosario Bermudo se han fundido en un abrazo. Rosario ha asegurado a su hermano que no siente rencor hacia él, a lo que Gabriel le ha respondido: "A ver si llegamos a algún acuerdo antes de que nos coman los gusanos".
En ese momento, la hija de Bermudo ha advertido que Pilar podría no ver bien este acercamiento, a lo que Gabriel ha contestado: "Pilar es mejor persona de lo que creéis, sólo está enfadada porque se le pide mucho más". Rosario ha remachado: "Bueno, tampoco mucho más".