A Eduardo Navarrete sólo le faltaba sacar un libro. Aunque apenas tiene 30 años y muchos planes de futuro, el diseñador cuenta con un extenso currículum que incluye varias colecciones de moda, su participación en talents de televisión, colaboraciones en diferentes espacios de la pequeña pantalla y la gestión de su propia agencia de comunicación.
El libro acaba de materializarse y el diseñador se encuentra en plena promoción mientras atiende a un sinfín de compromisos. En medio de uno de ellos, a distancia, ha conversado con EL ESPAÑOL.
Amable, divertido y muy cercano, Eduardo Navarrete ha charlado con este periódico sobre algunos temas que deja al descubierto en su texto, Cabaret y vestidos de escándalo. No es una autobiografía, como matiza, pero le ha permitido contar su historia, desde sus orígenes como travesti hasta la actualidad, convertido en un personaje de éxito. Es su relato, pero lo escribe Marita Alonso, y como complemento y dando su punto de originalidad, el alicantino añade los patrones de sus vestidos más icónicos.
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¿Cómo surgió la idea de hacer un libro en medio de sus múltiples proyectos?
Se pusieron en contacto conmigo las chicas de Editorial Planeta. Ellas fueron las que me propusieron la idea de hacer un libro y ahí empezó el reto de darle forma a qué íbamos a hacer. A mí me parecía interesante, pero tenía claro que no quería ni hablar de moda, ni tampoco hacer una autobiografía como tal. Y tampoco quería hablar de patrones. Entonces, al final, en esa primera reunión que ellas vinieron a mi oficina, ya dimos con la clave. A través de los vestidos más icónicos que he hecho, estoy contando mi vida. He puesto muchas cosas que la gente no sabe. Me remonto a mis orígenes en Ibiza, cuando empecé con el transformismo. Y aparte, damos el paso a paso para que la gente pueda tener los vestidos en su casa.
No es una autobiografía, pero es la primera vez que se abre tanto. Cuenta muchas cosas que nunca antes había dicho.
Creo que es necesario contar lo que he contado para que la gente pueda entender mi vida profesional. Si tú no sabes en qué momento económico y cómo me sentía yo en ese momento, no vas a entender por qué el desfile del Matadero fue así. Si yo no te cuento que no tenía dinero y que me cortaron la luz en mi casa… Pues si luego te cuento que tuve que poner a la venta entradas para pagar el desfile, dirás, ¿y este por qué puso a la venta entradas para el desfile si tiene dinero? No, cariño. Lo que pasa es que no tenía dinero. Entonces he tenido que abrirme para que la gente entienda todo lo que ha sucedido profesionalmente.
Al comienzo pone el foco en su época de travesti y en determinado punto dice que fue "hostil". ¿No cree más bien que fue una etapa agridulce? Estaba haciendo lo que te gustaba, pero a la vez era un momento complicado.
Claro, si todos esos contratiempos los hubiese tenido haciendo algo que realmente no hubiese sido un sueño, no hubiese seguido. Entonces, me daba igual dormir en el suelo, que mis compañeras estuvieran en contra, las dificultades que mi familia pudiera tener o pensar... Porque yo estaba focus en mi objetivo y en mi destino, que además lo conseguí.
¿Su interés por la moda surgió después?
Con 16 años, que es cuando dejas el instituto para estudiar el Bachillerato, nadie tiene claro -o muy poca gente tiene claro- lo que quiere estudiar. Yo estaba en ese limbo en el que se encuentran muchos jóvenes, de que no tenía cien por cien claro cuál era mi vocación. Cuando empecé a trabajar de noche y comencé a hacerme mis vestidos, vi que aquello me encantaba, que me gustaba coser. Yo ya me había hecho cosas, pero no lo veía como mi profesión cien por cien porque quería dedicarme a algo más relacionado con el artisteo. Podía haberme quedado sólo en el querer mi carrera artística. Y no. Hice como ahora. En paralelo estudiaba porque tenía que estudiar, porque consideraba que había que estudiar.
Al final todo ha sido para bien. Después llegó Maestros de la Costura, MasterChef, colecciones, desfiles…
Claro. Yo ahora mismo tengo la suerte de tener lo que quería, que era esa vida de farándula, de artisteo, de multidisciplinar, de vedette, de poder hacer televisión, hacer radio, escribir un libro, hacer una colección, hacer proyectos audiovisuales. Yo no quiero quedarme en hacer sólo una cosa. Me moriría.
Desde muy joven ha luchado por lo que desea. ¿Cree que ya se ha convertido en esa persona que aspiraba y que tanto quería ser?
Qué buena pregunta. Creo que con 30 años he conseguido una plenitud que por desgracia, muy poca gente alcanza tan joven. ¿Estoy en el momento más álgido? No lo sé. Eso nunca se sabe. Lo que sé es que no dejo de trabajar y de seguir creando proyectos y seguir creando ideas para que esto no termine.
En el libro también confiesa que tuvo un TCA -Trastorno de la Conducta Alimentaria- y que compraba grandes cantidades de comida y que luego se provocaba el vómito. ¿Cómo se dio cuenta de ello y cómo logró superarlo?
Es una cosa que no sabría explicarte. Yo sé que entré y salí sin darme cuenta, porque empecé a hacer cosas poco recomendables y lo dejé. Entré y salí de una manera muy inconsciente e inocente. La juventud en esto no ayuda.
¿No buscó ayuda?
No hizo falta, gracias a Dios.
También comenta que fue víctima del bullying. ¿Le guarda rencor a quienes le hicieron sentir mal alguna vez?
No, porque yo también era una pesada. Al final en el colegio es la ley del más fuerte. Yo he contado lo que me han hecho a mí, pero yo también era tremendo. Conmigo se metían los que eran más mayores, porque yo era muy grande. Pues yo me metía con uno de mi clase. El colegio es así. Yo tampoco era ningún santo.
Viene de una familia conservadora. ¿Cómo logró convencerlos de que usted era distinto a ellos?
No fue convencer. Fue echarle cojones y decir que era la única opción que había. Pero demostrar, con mis estudios y sacando en paralelo mi carrera. Demostrando todo el rato. Demostrar es la palabra. Tener que demostrar que está bien, que es correcto, que a lo mejor no es lo habitual, lo casual, pero es lo que tú quieres y no hay nada malo.
¿Cree que todas estas situaciones dieron pie a que se juntara con personas mayores que usted y a que fuera, como repite en el libro, un "adelantado" a sus tiempos? ¿O es parte de su personalidad?
Va en la personalidad, porque eso ha sido lo que he vivido. Al final tú no decides ir con chicas o con chicos, con nueve, ocho, siete años. Tú simplemente sigues un instinto. Cuando eres pequeño no sabes lo que está bien y lo que está mal. Simplemente sigues el instinto de lo que te gusta. Y luego la gente de tu alrededor se encarga de comunicarte, a su parecer, si está bien o está mal. Entonces yo desde muy pequeño siempre he ido con gente más mayor. De hecho, en el libro cuento que mis salidas de preadolescente eran ir a casa de mis amigas, que ya eran adolescentes, y cuando salían a la discoteca, mi madre me recogía y yo me iba a casa. Mi salida era ver cómo mis amigas se arreglaban. Y así fue varios años, porque quería estar con ellas. A mí me daba igual. Lo que no quería era estar con gente de mi edad. Cuando ya tenía edad de salir a esa discoteca, pues ya mis amigos tenían 30 años y yo, 16.
De las cosas nuevas que cuenta en el libro, revela que el vestido que llevó Verónica Forqué en el desfile de Supermercados Navarrete nunca salió a la venta. ¿Por qué lo guardó?
Lo tengo guardado junto a un jersey de cashmere. Lo tengo guardado porque ella, eso que hizo, fue un regalo. Ella ya no estaba bien. Entonces me regaló eso y fue muy consciente. Creo que soy la última foto de su post de Instagram. Y eso que me hizo a mí fue un regalo que no olvidaré jamás. Ese vestido lo tengo guardado como eso, como lo que es.
¿Qué viene ahora? Explíqueme la frase con la que titula el último capítulo del libro: "Una despedida que, en realidad, es un comienzo".
Comienza la treintena. Comienzan muchas cosas. Creo que ya estamos en una etapa en la que no hay que demostrar tanto quién soy, sino seguir trabajando. No hay que dar pasos en falso. Vienen muchos proyectos, algunos televisivos. Viene una época muy buena, por suerte. Estamos en un momento de esplendor. Y próximamente sacaré alguna colección. Tengo pensado hacer algo muy guay que no quiero adelantar. El nivel de exigencia es tan alto que lo que yo haga ahora tiene que ser lo más, tiene que estar muy bien hecho. Ya no vale hacer cualquier cosa. Entonces no puedo estar en televisión, en mi agencia, sacando libros, recitando... Ahora voy a recorrer el país de punta a punta, presentando el libro. Si presento una colección tiene que ser bien hecha y voy a tomarme el tiempo que yo necesite, porque ahora estoy en el momento que de hacer las cosas como yo quiera.
¿Diría que ahora tiene un poco más de filtros?
¿Filtros? Filtros no he tenido nunca ni lo voy a tener.
Se le ve más prudente al momento de hablar de sus cosas.
Nada, dejémoslo así, que de cara al año que viene voy a hacer algo.
Entre sus próximos planes está el Torrevieja Weekend, que ya se ha convertido en una tradición.
Si, es el tercer año, y queda Torrevieja Weekend para rato. Es un desfile que hacemos para dar visibilidad al comercio local. Ese comercio que, por la llegada del centro comercial, se ve afectado.
En lo personal, ¿algún plan? ¿Le gustaría tener alguna relación de pareja, quizá?
Nada, nada. No tengo tiempo para pensar en otra cosa que no sea mi trabajo. No me apetece tener ningún tipo de relación, más allá de pasar un rato estupendo con gente maravillosa.