Fue a finales del mes de abril de 2023 -hace ahora justo un año- cuando la vida de la aristócrata Alejandra de Rojas (53 años), hija de la malograda Rosario Palacios y de Eduardo de Rojas y Ordóñez, conde de Montarco, se vio altamente zarandeada a nivel público por una información que puso su vida privada y familiar en jaque.
Se pronunció su nombre como presunta hija ilegítima de Juan Carlos I (86). Una aseveración grave que, más allá de carecer de toda verdad, intentó menoscabar el honor de una familia y sometió al apellido De Rojas a la exposición pública. Hoy, 365 días después de aquello, la vida de Alejandra -y de su familia: su hijo, Pepe, y su marido, Beltrán Cavero- vuelve a navegar por los cauces de la armonía y la tranquilidad.
No obstante, el dolor, grande, sigue ahí: latente, sin restañar. Conviene recordar que hace un año se lanzó al mercado un libro, titulado King Corp., el imperio nunca contado de Juan Carlos I, en el que se deslizó que el emérito Juan Carlos mantuvo, a finales de los años 70, un affaire fuera de su matrimonio con una mujer, fruto del cual habría nacido una niña llamada Alejandra.
Todo un escándalo -en realidad, nada sorpresivo en la vida del Emérito-, que, sin duda, afectaba, además y de forma directa, a la Familia Real española. Una nueva y presunta hija ilegítima se sumaba a los otros vástagos que se le han atribuido al padre de Felipe VI (56) a lo largo de cuatro décadas en el reinado. En ese libro se habló de esa hija nacida, siempre presuntamente, del escarceo del exmonarca con una aristócrata.
De acuerdo a lo que se apuntó entonces, la madre de esa presunta mujer llamada Alejandra es una noble española, de buena familia, que el Emérito habría conocido en una de las muchas cacerías a las que acudía antaño. Tras su nacimiento, la niña creció sin saber quién era su padre y, cuando se lo contaron, decidió que no quería saber nada de su familia paterna.
Se dijo, además, que esa hija fruto de un affaire estaba hoy en día casada, tenía un hijo y nunca había reclamado ningún tipo de derecho sucesorio. Los medios de comunicación -tanto los digitales como los programas- comenzaron a especular y, en ese baile de nombres y conjeturas, se puso sobre la mesa el de Rosario Palacios. Por ende, se sobreentendió que esa hija era Alejandra de Rojas.
Una revelación que supuso todo un tsunami mediático y el teléfono -y la vida, por entonces, plácida y serena- de Alejandra estalló. Tras incesantes informaciones -que atentaban contra el honor de la familia Palacios y De Rojas-, el emérito Juan Carlos emitió un rotundo comunicado en el que desmentía la información.
Negó haber mantenido una relación fuera del matrimonio con la aristócrata Rosario Palacios, tal y como se han apuntado en diversos medios de comunicación en los últimos días, y "consecuentemente haber tenido una hija con ella".
En declaraciones a la agencia Efe, el Emérito explicó que "por el respeto a la verdad y al honor" de las personas afectadas se vio obligado a desmentir estas informaciones "rechazando y condenando por falso cuanto se ha publicado en relación con este inventado asunto".
"Niego absolutamente haber tenido relación amorosa alguna con la señora doña Rosario Palacios (q. e. p. d.) y consecuentemente haber tenido una hija con ella", subrayó el que fuera jefe del Estado en nuestro país durante 39 años. A los pocos días, la propia Alejandra de Rojas redactaba otro escrito a través de su equipo legal.
En la misma línea argumental del marido de la reina Sofía (85), Alejandra desmentía "de forma tajante" ser hija de Juan Carlos I: "Ante la noticia publicada la última semana como adelanto de un libro que se intenta publicar en breve, y el sinfín de noticias publicadas en prensa radio, televisión y redes sociales sobre mi persona, me veo obligada a desmentir de forma tajante mi condición de 'hija secreta' del rey Juan Carlos".
Y añade: "Así como todos los comentarios vertidos sobre un supuesto trato especial recibido durante mi infancia o juventud, por esa falsa condición. (...) Las noticias que se han venido publicando no tienen ningún fundamento y causan un daño casi irreparable a toda mi familia y, por supuesto, a mi persona, por lo que me reservo el ejercicio de acciones legales contra los autores y propagadores de las mismas".
Asimismo, la aristócrata, y todo un referente en moda y estilo, reiteró, además, su admiración y agradecimiento a sus padres, ya fallecidos, a los que sostuvo que debe todo "y cuyo honor está a salvo para todos los que les conocieron".
A finales del pasado año, Alejandra confesó para la revista ¡HOLA! cuál era su estado de ánimo: "En paz. Es difícil sacarme de mis casillas. Digamos que, a lo largo de mi vida, por todos los baches que haya podido pasar, no ha habido nada que me haya desequilibrado tanto como para perder el norte. Y esa serenidad que yo aprendí a tener es la que mis padres me transmitieron. Hay que saber ser feliz en la tormenta, porque la vida está llena de ellas. Si esperamos a que pase para tener buenos momentos, estamos perdidos. Saber bailar en la tormenta resulta necesario".
La vida de Charo
La vida de Charo Palacios, madre de Alejandra, merece unas líneas. Rosario Palacios, condesa de Montarco, fue una aristócrata de gran relevancia a mediados del siglo pasado. Hija de Julio Palacios, uno de los físicos españoles más relevantes y, casualmente, uno de los preceptores de Juan Carlos I.
Tal fue su repercusión en la industria de la moda que fue musa, modelo y mano derecha de Elio Berhanyer, diseñador de moda español y uno de los mayores exponentes de la alta costura del siglo XX.
Palacios tuvo varios amores, entre ellos el periodista Enrique Herreros y escritor de De polvo eres y en polvo te convertirás, y el millonario Pepe Gandarias. Ella se codeaba entre las más altas esferas. Incluso fue invitada a la boda de Juan Carlos I y la emérita Sofía el 14 de mayo de 1962 en Atenas.
El 18 de agosto de 1968 contrajo matrimonio con el quinto conde de Montarco, Eduardo de Rojas y Ordóñez, uno de los fundadores de la Falange Española con Primo de Rivera. Por aquel entonces, él tenía casi 60 años y Rosario poco más de 30. Aún así, trajeron al mundo a dos bebés: Julio y Alejandra.