El pasado viernes, 12 de abril, fue uno de los días más felices en la vida del bailaor Rafael Amargo (49 años). Al menos, el artista alcanzó aquello por lo que tanto han luchado sus abogados: la libertad. Amargo conseguía la libertad provisional, sin medidas cautelares, hasta que se conozca la sentencia.
Fue la Sala de la Audiencia Provincial de Madrid quien dejó al artista en libertad, tras haber sido acusado de vender droga desde su casa. El viernes lo arroparon, especialmente, tanto su mujer, Luciana Bogniano, como su abogado, Marcos García Montes.
A la salida de la cárcel, Rafael habló con los medios de comunicación allí congregados: "He tenido una maravillosa defensa. Quiero agradecer al tribunal, darle las gracias a mucha gente de la institución pública, como es la Policía. Estoy muy emocionado. (...) Luciana, si hay un altar, es el que se merece ella. No ha faltado ningún día. Tengo que volver a empezar de cero. Me merezco comerme aunque sea una hamburguesa".
Ahora se ha conocido que, en efecto, aquella frase en la que manifestaba su deseo e intención de comerse una hamburguesa no era baladí o una forma vaga de hablar: Rafael se dio el capricho de visitar una hamburguesería.
Tras abandonar la cárcel, lo primero que hizo Rafael fue dirigirse con su mujer, Luciana Bongianino, a una conocida cadena de hamburgueserías, donde pidió el menú que tanto ha extrañado en estos meses privado de libertad. Rafael solicitó su pedido desde su propio vehículo.
Un empleado del establecimiento le reconoció, tal y como recoge Europa Press, y le pidió una foto y Amargo no dudó en salir del coche para posar con su admirador. En un gesto de coquetería, pese a todo, el bailaor se levantó el cuello de la camisa antes de ponerse de puntillas para parecer más alto en el selfie. Una estampada que su pareja observó, orgullosa.
La emoción de Amargo
Acompañado de su mujer y su abogado, sonriente y muy emocionado, Amargo habló con los medios de comunicación a su salida de la prisión, el pasado viernes. Manifestó que tiene claro que en breve habrá una sentencia absolutoria.
"Y si no, recurriremos hasta donde hiciera falta", añadió el bailaor, que ingresó en prisión el pasado 3 de noviembre, cuando la Audiencia Provincial de Madrid lo decretó por no haber cumplido con la obligación de firmar cada 15 días en el juzgado.
La Sala de la Audiencia Provincial de Madrid que lo ha juzgado durante toda la semana decidió el pasado viernes dejarlo en prisión provisional hasta que se conozca la sentencia, una noticia que Amargo recibió "muy agradecido".
"Cuando uno no tiene nada que esconder, lo único que tiene que hacer es esperar a que se haga justicia", comentó, y afirmó que "no hay indicio" de ningún delito y que "todo son suposiciones".
Amargo, que dio las gracias a los jueces por "dejarlo hablar" en el juicio y a su "maravillosa defensa", recordó a los compañeros que ha tenido estos meses en la prisión y comentó cómo ha sido su experiencia durante estos meses encarcelado.
"Una prisión es una prisión. He intentado llevarlo lo mejor posible, siendo fuerte. He sentido muchísimo cariño de parte de todos los internos", aseveró. Los meses que ha pasado en prisión asegura que lo han cambiado mucho, ya que es "otra persona en los códigos, la manera y la forma de hablar", y por ello remarcó la importancia de trabajar el sistema de reinserción en las cárceles.