Pablo Iglesias (45 años) inauguró este pasado martes, 19 de marzo, su nuevo bar, bautizado como Taberna Garibaldi, situado en el popular barrio madrileño de Lavapiés. Hasta allí se desplazó EL ESPAÑOL, además de cientos de personas y otros medios de comunicación para degustar los famosos y controvertidos cócteles y platos -con nombres que simbolizan a rostros de la izquierda española e internacional que ofrecen en el local- e intentar hacerse un selfie con el exvicepresidente del Gobierno. No obstante, ni él ni su pareja, Irene Montero (36), acudieron.
Sí lo hicieron la noche antes, el 18 de marzo, cuando se desarrolló una preinauguración vip entre amigos. La exministra de Igualdad acudió sin sus tres hijos en común, Leo, Manuel y Aitana, pero ella no podía perderse este gran evento y ser el gran apoyo del ex secretario general de Podemos.
"Ahora tengo un empresario en casa", confesaba a las cámaras de Canal Red, dirigido por Pablo Iglesias. Con un pintalabios rojo, chaqueta de borreguito, bolso negro y blusa negra, Montero optó por tomarse varias copas de vino y disfrutar de la compañía. Pablo optó por una camiseta de manga larga negra que llevaba un estampado de la bandera republicana.
"Todos me han tratado muy bien, ¡qué momento!", confesaba el politólogo. Así, rodeados de sus amigos, comenzó el festejo. "Es un espacio mucho más que necesario. Nos hacía falta, además está muy céntrico, de Madrid", subrayaba su razón de amor.
En el bar no cabía ni un sólo alfiler y los platos y bebidas no hacían más que salir de la cocina. "Al final no se va a poder entrar", bromeaba Irene. "Larga vida al Garibaldi y a las personas bonitas que lo han abierto para todas nosotras", sostenía después en su perfil de X -antes Twitter-.
La taberna es la segunda empresa creada por el exlíder de la formación morada tras abandonar la primera línea del mundo de la política. El local "sólo para rojos", según afirmó el propio Iglesias, ubicado concretamente en el número 8 de la calle Ave María, antes era un antiguo salón de peluquería.
El bar está compuesto por dos salas: la principal, formada por mesas altas y la barra, desde la que se observa la bandera de Palestina; y la otra, un salón interior de mesas bajas y un pequeño escenario.
Dentro de su carta hay algunos nombres que han levantado polémica, como los platos veganos, 'No me llames ternera' o los cócteles, algunos como Fidel Mojito, Ché daiquiri, Mandela Zulú, Ludmila Vodka o Gramsci Negroni.