Àngel Llàcer (50 años) se ha convertido en uno de los rostros más históricos de televisión gracias a su papel en programas de entretenimiento. Pero más allá de la pequeña pantalla, lleva años cosechando éxito tras éxito en el teatro musical. Su última obra, The Producers, acaba de aterrizar en Madrid, en el Nuevo Teatro Alcalá.
Convertido en uno de los musicales más divertidos y espectaculares de la historia y creado por Mel Brooks, llega ahora a la capital para hacer reír a todo aquel que quiera pasar un buen rato y desconectar.
EL ESPAÑOL ha conversado con Àngel Llàcer sobre su trayectoria profesional, pero también sobre su carácter, su vida privada y sus últimos proyectos en televisión. A pesar de llevar toda la vida ligado al entretenimiento, no se cansa y quiere continuar por este camino muchos años más.
¿Cómo se encuentra con el estreno? Aparte de resfriado.
Vengo de un mes de vacaciones en el sureste asiático, donde hace mucho calor y de golpe llego aquí con este frío... pero esto ya se me pasa. ¿No ves que el teatro es terapéutico? Va muy bien para la salud. Estás enfermo, pero cuando subes al escenario durante el rato que dura la obra, esa enfermedad se te pasa. Hay que decir que nuestro cerebro es muy poderoso, ya me gustaría llegar a poder utilizar mi cerebro fuera del escenario para muchas veces vencer las enfermedades.
¿Qué nos puede contar de The Producers?
Es el espectáculo más ambicioso que hemos hecho en todos estos años y es el que necesitábamos hacer después de La jaula de las locas y Cantando bajo la lluvia. La comicidad del primero y el glamour del segundo, nos da como resultado The Producers.
¿Qué espera de esta parada en la capital después del éxito de Barcelona?
Que sea otro éxito. Creo que Madrid nos va a acoger muy bien porque es una ciudad muy desinhibida. Los madrileños son muy desinhibidos y saben reírse muchísimo. Creo que va a gustar más que en Barcelona. Aquí la gente está muy viva. El espectáculo llega en un momento ideal para que la gente se lo pase bien. Las primeras reacciones del público han sido brutales y se reían de cosas que en Barcelona no se ríen.
¿Es difícil conseguir la risa de los espectadores?
Es un trabajo y más en una comedia musical. Es un engranaje de relojería porque hay que hacer mil cosas. Siempre les digo que hay que apretar más, que esto no funciona... Pero me encanta ver como la gente desconecta. Por eso hago teatro y televisión e intento hace reír siempre a la gente. La risa es lo que mejor va, ¿no?
Y más en estos tiempos.
La gente por redes sociales me dice que ha pasado un mal momento y yo le he hecho sentir. Cuando fue la pandemia, nosotros fuimos el único musical en Europa en marcha y lo agradecían mucho. En ese momento fue cuando me di cuenta de la función terapéutica que tiene para uno mismo y para el espectador. Hacer reír es muy gratificante para uno mismo y para el que se ríe.
También es complicado transmitir esa energía, de que le dé igual todo.
Siempre digo que no hay que tener miedo al ridículo, hay que ir hasta el fondo. Muchas veces hago tantas cosas que al final me mandan hacerlas porque no tengo vergüenza. Pero tanto en el teatro como en la televisión. No tengo límites.
¿Siempre ha sido así?
Sí. Nunca he tenido vergüenza porque no tengo miedo al ridículo o al fracaso. Quiero pasarlo bien. Si no me lo paso bien, no lo hago. Tengo 50 años y me disfrazan de cerdito en televisión... Al final hay gente que no lo hace por ese miedo. Para ser actor no tienes que tener miedo a nada, ni al fracaso, ni al ridículo. Al final tenemos que enamorar al espectador, nos tenemos que enseñar. Si no te enseñas, ¿cómo vas a seducir, cómo vas a enamorar? Sólo enamora la persona que es auténtica y que es transparente.
¿Y cómo es su personaje?
Es muy divertido. Además, me permite hace un poco la locura, hacer lo que me da la gana, me permite jugar. Al final, cuando llego yo, siempre están pensando: "A ver qué va a hacer ahora". Ese juego se transmite al espectador para que se lo pase bien y se ría. Hay que ser superexigente. El teatro musical para un actor es una de las cosas más exigentes, porque además lo tienes que hacer cada día y con un nivel de exigencia física, vocal y mental... Es muy difícil y poco valorado. Creo que tendrían que valorar más a los intérpretes. Te puede gustar más o menos, ahí no entro, pero el intérprete musical tiene que saber hacer muchísimas cosas.
¿Le gusta probar y tirarse a la piscina?
Es una cosa que a mí me gusta muchísimo, que pase lo que tenga que pasar. Pero si te tiras a la piscina con ganas, sirve para cosas buenas. No para malas, porque hay una red que es ficción, que es el escenario, y donde puedes hacer lo que te dé la gana.
¿Trabaja mucho?
Para hacer las cosas bien hay que trabajar muchísimo. Las personas que tienen éxito, triunfan o destacan es porque han trabajado. La gente no triunfa porque sí. Detrás hay horas invertidas, pruebas y pequeños fracasos. A la gente le puede gustar o no lo que tú hacer, pero siempre hay que ofrecer una cosa que esté bien hecha. A mí no me gustaría que alguien me dijera que lo que he hecho está mal. Me moriría.
¿Es muy exigente?
Soy exigente conmigo mismo y con todos los demás. El bien es que tú estés a gusto y que las personas que estén a tu alrededor estén a gusto. Ese es mi objetivo final.
¿Pasan facturas tantos años en la televisión y el teatro? ¿Se ha planteado cambiar de rumbo?
Para nada, de hecho, quiero hacer más cosas. El día que no tenga ganas, no lo haré, la verdad. Es una cosa de garantía, de calidad... si hago las cosas es porque me apetecen. No tengo ninguna necesidad, aparte de la felicidad propia, de hacer cosas. Eso es una suerte. He llegado a los 50 años y hago las cosas porque quiero hacer feliz al otro, ni por mi ego, ni por mi carrera, ni por dinero, ni por nada.
Siempre muestra su parte más positiva tanto en televisión como encima del escenario.
Soy una persona muy transparente. Cuando yo estoy bien, estoy bien... pero cuando estoy mal todo se me nota. Es verdad que de cara al público siempre intento estar bien, porque para hablar de miserias ya tenemos los telediarios. Soy muy positivo y soy muy de mirar hacia adelante y no hacia atrás, de no lamentarme. Se murió mi perro hace dos meses, he llorado lo más grande, pero ya está. A veces tengo un poco de bajón, le echo de menos, lloro un poquito, pero hay que seguir con la vida.
¿Se muestra siempre tal y como es?
Por supuesto. Considero que tengo mucha autenticidad, siempre lo digo. ¿Por qué me he mantenido tanto tiempo haciendo cosas? Porque soy como soy, no cansas... Hay mucha gente a la que no le gusto. La clave está en no engañar, no me gusta.
¿Hace caso a las críticas?
Ni a las críticas positivas ni a las negativas. Yo hago mi trabajo. Que me diga algo alguien que no sé ni quién es, me da igual. Pero si es una persona con la que convivo o con la que trabajo, la valoraré. Es muy fácil recibir cosas tanto bonitas como feas, pero no me gusta hacer caso a eso. Sí que me gusta el agradecimiento.
¿Se arrepiente de algo de su pasado?
¿Sabes qué pasa? Que no soy muy de mirar atrás. Si lo hice en ese momento es porque decidí hacerlo. Nunca he sido de fustigarme, de decir: "¿Por qué habré hecho esto?". He sido muy valiente y muy atrevido. He hecho las cosas sin pensar muchas veces, pero bueno, es mi carácter. Lo hecho, hecho está. Así que no, no me arrepiento nunca.
¿En lo personal cómo se encuentra?
Estoy bastante bien conmigo mismo, la verdad. Estoy en un momento en el que tengo todas las casillas de mi vida por llenar porque he tenido un año de abandonos: mi perro, mi pareja, mis vecinos... Ahora estoy en un momento en el que estoy muy optimista, podría estar triste, pero no. Tengo ganas de llenar esos vacíos con mucho optimismo. Me sorprendí a mí mismo porque he estado muchísimo más triste cuando lo tenía todo y ahora que no tengo casi nada, estoy mucho más feliz. Ahora se me abre un mundo de oportunidades que antes no tenía.
¿Es difícil la soledad?
Pues depende. Si tú estás bien contigo mismo, es agradable. Es verdad que yo necesito cariño, pero darlo y recibirlo. Lo único que me falta ahora es el cariño. Además, es que mi perro me daba mucho, entonces claro... el otro día sí que me dio un bajón en casa porque me encontré ahí solo con el fuego.
No le gusta que se sepa mucho de su vida privada.
No es que lo esconda, es que yo me explico por mi trabajo. Me importa una mierda tu vida, la suya, la de los demás... Cada uno en nuestras vidas si al final son todas iguales. No creo que tenga ningún interés porque es igual que la vida de los demás. A la gente le gusta ver las vidas extraordinarias, claro, pero mi vida no lo es.
Está a punto de comenzar la nueva temporada de Tu Cara Me Suena, ¿qué espera?
Que se mantenga el éxito que tiene. Son 13 años. Empecé con 37 y acabo de cumplir 50. Es difícil porque yo no sé aún cuál es la clave del éxito. La clave está en el buenismo y cómo la gente se sienta delante de la televisión porque hay canciones para todo el mundo. Es como un momento de desconexión y agradable.
Se ha hablado mucho de su visita a Operación Triunfo donde quiso mostrarles la realidad a los concursantes del programa.
Quería explicarles la realidad. Una cosa es un reality en el que la gente te adora, pero cuando acaba tienes que empezar. Hay que ser consciente de lo que eres en cada momento en donde estás. Hay que saber qué significas en el lugar en el que estás. El éxito de cada uno es encontrar su lugar.
¿Se plantea volver a Operación Triunfo?
Es un programa que tengo en el ADN. Sé perfectamente lo que es, pero no. Podría volver perfectamente si soy útil. Pero no.
¿Cree que ha tenido el mismo éxito que OT 1?
No es comparable el nivel de repercusión. Ha tenido mucho éxito, pero en un sector. En OT 1 era toda la sociedad española. Ha llegado más a la juventud, pero no ha llegado a los padres.