Tomás Páramo (27 años) y María García de Jaime (27) son una de las parejas más de moda en redes sociales gracias a la naturalidad y la sencillez con la que comparten los episodios de su día a día. No sólo muestran lo bueno, también lo malo de ser familia numerosa en una edad tan temprana.
El matrimonio es incondicional a Pedro del Hierro y no se pierden ninguno de sus desfiles, de ahí su presencia en el front row de la MBFW de Madrid, donde la firma presentó sus nuevas propuestas para el año que viene.
En los últimos meses, están viviendo un momento muy dulce. Disfrutan de su vida en familia, acaban de mudarse a una nueva casa y su firma de ropa es todo un éxito y ya se están planteando su expansión. Sin embargo, esta vida frenética también les ha hecho replantearse muchas cosas.
Están viviendo un momento de cambios con la mudanza a una nueva casa, ¿cómo se sienten?
María: La verdad que muy emocionados, es muy nuevo todo. Llegamos allí el martes, llevamos dos días y la verdad que con mucha emoción y, sobre todo, con muchas ganas de empezar nuestra nueva vida. Ahora estamos todavía entre cajas, pero igualmente es como que aunque algo nos salga diferente a lo que pensamos, nos hace ilusión.
Tomás: El primer día que llegamos me senté en el sofá, sin nada prácticamente en la casa y sentí que estaba de viaje. Era como mirar por la ventana y ver que hay otra cosa, que hay césped, que hay una piscina, que se ve el campo... Era un poco de sensación de libertad. Al final somos cinco en casa más el perro... o nos salíamos nosotros o no cabía ni un alfiler más.
¿Se sienten extraños?
M. Todavía tengo esa sensación. Me siento como en casa, pero como que no es mi casa, como que voy a volver a la anterior. No me he acostumbrado, pero es normal...
T. Tengo claro que va a ser nuestro hogar definitivo porque se ve el atardecer todos los días. No tienes que buscar lugares para buscarlo. Pero no dejas de tener esa sensación de miedo porque tenemos mucha responsabilidad. Tenemos tres hijos, una empresa y ahora una hipoteca que pagar. Nunca puedes bajar la guardia porque no sabemos si vamos a poder seguir permitiéndonos esto y a este ritmo. Está ese miedo siempre latente, pero que a la vez ilusiona porque apetece los nuevos comienzos y nuevos proyectos.
M. Realmente es como el vértigo que tenemos cuando hay cambios y son normales, pero tenemos que intentar hacerlo lo mejor que podamos para que todo vaya bien.
¿Cómo es vivir siendo familia numerosa?
M. Nos vamos adaptando, pero es verdad que hay veces que no llegamos a todo entre la familia y el trabajo e intentar ser el mejor en todo lo que haces. Estamos trabajando en ello y sobre todo priorizando lo más importante en nuestra vida que para nosotros son nuestros hijos.
T. La palabra es desbordante. Es complicado llegar a todo porque encima tenemos tres hijos con necesidades muy distintas. Tomi ya es mayor y está viviendo otras cosas y tenemos que estar muy pendientes; Catalina tiene dos años y medio, que es la edad de más rabietas; y luego el bebé que justo está ahora entre el gateo y empezar a andar y se mueve. Ahora tenemos que estar en una constante alerta. Es como vivir en alerta de forma constante. Somos bastante relajados, pero también tenemos momentos de caos, de que nos desbordan las situaciones. Luego nos lo pasamos genial y disfrutamos en familia.
No es fácil manejar a tres hijos
T. Para nada. El otro día salíamos de un restaurante y había unos paparazis e íbamos con todos los niños de la mano en el carro. Y pensé: 'Mira todos los que somos por la calle'.
¿Cómo se llevan entre los tres?
M. Tienen ratos, como todos los hermanos. Ayer, por ejemplo, Catalina y Tomi estaban jugando y acabaron peleándose... Además, es Catalina la que manda en nuestra casa, pero cuida mucho al bebé, que también es muy importante.
T. Es que el ritmo de la casa lo marca ella. Nos llevamos bien si ella quiere y nos llevamos mal si ella no quiere. Si la monarquía fuese por elecciones, como la política, Catalina llegaría a ser reina.
Además del proyecto más importante de sus vidas, ¿qué otros tienen entre manos?
T. Ahora estamos muy centrados en nuestra marca y en la expansión internacional. Hemos visto que fuera de España gusta mucho y se vende. Lo que lo hace más complicado es el tema de envíos, entonces estamos en proceso de establecernos en otros países. Al final hemos conseguido después de dos años que sea un producto esperado por la gente de la propia marca. Tenemos otros proyectos interesantes para este año y estamos asentándolos. Además, la televisión nos empieza a llamar un poco... esa es la única pista que podemos dar.
Las redes sociales son su trabajo, ¿han conseguido adaptarse a las críticas?
M. Siempre digo que las críticas constructivas me encantan. Aprendo un montón de ellos, sobre todo para ser mejor y hacer mejor mi trabajo. Pero las críticas que son por criticar, la verdad que paso de ellas. Sé que no podemos gustar a todos.
T. Hace tiempo que no nos hacían esa pregunta y me hace ilusión contestarte. Ahora mismo solo me importa lo que digan mi familia y mis amigos, así que creo que psicológicamente he alcanzado un buen punto.