Ha sido un inicio de año 2024 convulso para Ana García Obregón (68 años). Las informaciones a las que ha tenido que hacer frente en los últimos días -ésas que la acusan de no haber donado a la Fundación Aless Lequio el dinero de sus exclusivas en las revistas del corazón ni los beneficios de las ventas del libro El chico de las musarañas, como prometió- la han colocado en una difícil situación.
Dos comunicados por parte de la fundación no han sido suficientes para frenar y zanjar el alud de críticas y habladurías. Por ello, este pasado jueves, 11 de enero, la actriz y presentadora ha intervenido por teléfono en el programa Y ahora Sonsoles, presentado por Sonsoles Ónega (46) en Antena 3.
Fuerte, sabedora de la verdad y con la conciencia tranquila, la también bióloga no ha podido evitar emocionarse durante la llamada en directo. "Me he quedado muy triste al ver todo esto", ha confesado inicialmente Ana, que nunca se llegó a imaginar que iban a ensuciar la buena fe que ha tenido al crear esta fundación con el objetivo -único y exclusivo- de "honrar a mi hijo y cumplir uno de sus deseos".
Lo primero que la artista madrileña ha querido dejar claro es que la fundación no se creó en 2020, a pesar de tener la idea en mente. Tampoco en 2021, debido a la muerte de su padre. No fue hasta 2022 -después de ciertos problemas burocráticos- cuando, por fin, la registraron en el Registro de la Comunidad de Madrid.
Fue entonces cuando tuvo que hacer una dotación de 30.000 euros para su constitución, que procedía de la exclusiva, vía papel couché, que dio en diciembre de 2020 a la revista ¡HOLA! Ayudado, eso sí, ese montante por otros ingresos, ya que del dinero que cobró de la citada entrevista tuvo que pagar su correspondiente porcentaje a Hacienda.
"En el 2022 empezamos a tener la fundación. Luego hubo una persona maravillosa y nos donó una inmensa cantidad y dos locales, que hasta entonces la sede de la fundación estaba en mi casa. En ese año por fin registramos la fundación y yo hice otro posado para la revista y de ese posado, como ya teníamos cuenta en la fundación, fue directamente ahí", asegura la actriz de Ana y los 7.
Además, ha querido aclarar que "todo lo que he prometido, lo he hecho", y que "jamás he dicho que todas las exclusivas que hiciera iban a ir a la fundación" porque "a la fundación me dedico en cuerpo y alma".
Ana, muy emocionada, le ha confesado a Sonsoles que "cuando pasó lo de mi hijo podía haberme dedicado a llorar o a suicidarme, que es lo que tenía pensado, pero no lo hice porque quería ayudar a que ninguna madre pasara por el infierno que he pasado. A eso nos hemos dedicado en 2023, hemos donado unos 130.000 euros a nivel europeo y 30.000 euros a otra fundación".
Tras estas polémicas, la emblemática presentadora de televisión ha desvelado que le han dado ganas "de dejarlo todo", y ha lanzado una suerte de indirecta o dardo a Alessandro Lequio (63): "Todo el mundo sabe que yo llevo 40 años trabajando, que a mi hijo económicamente le he mantenido yo, desde que nació hasta que lo enterré. Me tuve que ir a Nueva York por la sencilla razón de que en España no había la máquina... Tú no sabes el dineral que es eso".
En cuanto a la polémica con el supuesto anticipo del libro de su hijo, Ana ha asegurado que "ha habido un anticipo, por supuesto, porque yo he estado diez meses trabajando. Pero lo que no puedo es decirte la cantidad porque es confidencial". En esa línea, ha anunciado que "cuando se liquide en marzo publicaré lo que entra en la fundación, que va directo desde la editorial. Yo no recibo nada".
Sin más dilaciones, Ana ha explicado que no ha querido demandar estas informaciones por su hija, que la necesita, ya que "hago de mamá, de papá, de abuelo, de abuela. No me apetece. Pensé que ya pasaría, es que la verdad está ahí y es esa".
Tras hablar con Sonsoles, la actriz ha confesado que "me he quedado más tranquila. Cuando tienes la conciencia tranquila, pero te hacen daño... Es que tengo el cupo del daño y del dolor ya llenito, no puedo soportarlo más". Por último, ha anunciado que "no voy a dar más exclusivas a la fundación, que quede claro", porque "Anita es una boca a la que alimentar ahora, igual que hice con mi hijo".
Y vuelve a incidir sobre este punto, la soledad en la crianza de su hijo: "Que lo alimenté sola porque nunca jamás me ayudó ningún hombre, a nada".