La Navidad a veces provoca encuentros, o más bien reencuentros, un tanto incómodos. Eso es lo que les ha ocurrido en las últimas horas a Elena Tablada (42 años) y a su exmarido, Javier Ungría (42). Ambos, que el pasado verano decidían separarse tras seis años juntos y una hija en común, Camila (3), se han dado cita, por separado, en el colegio de ésta con motivo de la fiesta de Navidad que se ha organizado.
Una función escolar que ninguno de los progenitores de la pequeña Camila se ha querido perder, pese a que su relación actual no sólo es inexistente, sino tensa y se encuentra en estos momentos en el juzgado a causa del acuerdo de divorcio y, sobre todo, la guarda y custodia de la menor.
Fue a finales de junio de este año cuando los medios se hicieron eco de que Tablada había contratado a un detective privado para que siguiese a su marido ante las sospechas que tenía de que éste le estaba siendo desleal con otra mujer. Una situación que, sumada a otros factores de convivencia, han provocado que su batalla se dirima en los juzgados.
En medio de este tenso momento -el juicio estaba fijado, inicialmente, para el pasado junio y se tuvo que posponer-, Elena y Javier acudieron el pasado 15 de diciembre a una celebración escolar de su hija. No obstante, ha sido ahora cuando las imágenes de ese tenso cara a cara han visto la luz.
Camila Ungría Tablada llegaba a esta especial celebración navideña de la mano de su padre. Por su parte, la empresaria hacía lo propio con su otra hija, Ella, fruto de su relación sentimental con el cantante David Bisbal (44). Ella quiso mostrar su apoyo a su hermana pequeña en una ocasión tan especial para ella. De acuerdo a las fotografías que se han facilitado, Javier y Elena han evitado coincidir y verse en todo momento.
Analizando los rostros de ambos se puede ver o apreciar la incomodidad del momento. Eso sí, por el bien de la pequeña sus progenitores han intentado obviar sus diferentes y, al menos, compartir espacio por unos minutos. Hace unas semanas, la propia Elena reconocía ante los medios lo complicado que está resultando alcanzar un acuerdo amistoso.
"Tengo muchas ganas de que esto pase, de pasar página y de que esto forme parte del pasado", confesó la diseñadora a EL ESPAÑOL. Tablada y Ungría buscan acuerdos y objetivos diferentes: ella quiere que Camila crezca junto a Ella, hija que tiene en común con David Bisbal, sin poner trabas a que él vea a su hija cuando quiera; él busca la custodia compartida.
"Dios sabe que lo he intentado de todas las maneras, pero está difícil", subrayó Tablada. También se llegó a publicar en diversos medios que Tablada solicitó unas pruebas médicas a Javier con el fin "de probar el dudoso estilo de vida de Javier para ver con quién puede estar la niña más tiempo", tal y como deslizaron en el espacio Fiesta de Telecinco.
A pesar de las desavenencias que unen a la expareja, Tablada insistió en su encuentro con este periódico en llevar el juicio hasta un punto en el que ambos salgan beneficiados: "Al final es el padre de mi hija. Por mucho que haya habido desencuentros y no nos pongamos de acuerdo en ciertos aspectos, hay que ser coherentes. Creo y espero que los dos tengamos la madurez suficiente como para saber llevar eso".
Sobre su situación sentimental actual, más allá del contencioso, Tablada reflexionó: "El corazón lo tengo lleno, pero por mis hijas. No hay nada y tampoco tengo ganas". Y añadió: "Mi cabeza está ahora en otras cosas: en trabajar y en sacar a mis hijas adelante. Soy mucho más exigente porque mis límites ahora son otros".