En noviembre de 2020, una de las sagas familiares más mediáticas y polémicas de España, la familia Pantoja, se resquebrajó para siempre cuando un hijo, Kiko Rivera (39 años), destrozó en directo en un plató de televisión, y sin piedad, a su madre, Isabel Pantoja (67). Los miembros de esa familia -si bien nunca demasiado unidos- quedaron desarbolados y cada uno por un lado.
Hoy, noviembre de 2023, tres años después, dos celebérrimos apellidos de relumbrón han saltado por los aires y en mil pedazos con un testimonio desgarrador y durísimo: los Cristo y Rey. Ángel Cristo Jr (43), primogénito de Bárbara Rey (73) y el malogrado domador Ángel Cristo, ha alzado la voz como nunca, rotundo y por primera vez.
Siempre discreto, en un segundo plano a nivel público, Ángel ha estallado y disparado sin ambages contra su madre, Bárbara, y su hermana, Sofía Cristo (40), relatando sobrecogedores y cruentos episodios de su vida en el estreno del nuevo programa de Mediaset, ¡De viernes! Drogas, palizas, malos tratos y falta de amor y atención. Ángel Cristo Jr., como nunca antes.
Sostiene Ángel Cristo nada más arrancar la entrevista que se coloca ante las cámaras para intentar recuperar la felicidad: "Porque es un asunto vital para ser feliz y volver a recuperar la ilusión y la fuerza que me hace falta para seguir adelante. No puedo seguir huyendo de mi pasado y de mi familia, de mi vida".
Cristo Jr. rememora su infancia, ahonda en sus traumas, y asegura: "No recuerdo momentos bonitos entre mis padres. Sí recuerdo discusiones en el circo, pero era pequeño. Ya no las podría contar con claridad. Me crie en el circo, y crezco rodeado de familia, de primos... Mi padre es el dueño del circo, el jefe. El que hacía funcionar todo".
Ángel desvela que su padre lo puso a trabajar con elefantes siendo un niño: "A los cinco años me ponen a trabajar con los elefantes. Fui el que más tiempo estuve. Lo recuerdo bonito, pero no quiere decir que no tengas miedo. Cuando eres mayor te das cuenta del peligro. Mis padres me pusieron un sueldo y nunca me llegó ese dinero. Cuando hizo falta, usaron el dinero de mi cuenta del banco".
Narra Ángel episodios de violencia, discusiones, gritos y peleas: "En el circo siempre ha habido alcohol, mucho alcohol. Mi madre cuenta que no lo había visto beber antes y que poco a poco lo iba viendo. El alcohol le aumentaba la agresividad. Era un hombre muy fuerte y muy estricto con la gente".
Ángel, como es natural, se cría con esa figura paterna: "Me crío con el referente de mi padre y quise ser como él. Por parte de mi madre no había unión familiar, no fomentaba el apego a la familia".
Sobre los malos tratos que infringió su padre a su madre, Ángel desliza: "Conviviendo en la caravana, no los recuerdo. Cuando eres pequeño no lo identificas, pero ves algo que no está bien". En este punto del relato, el hijo de Bárbara revela un detalle sorprendente y escalofriante a partes iguales: "Mi madre me contó que nací con una hernia de hiato. Yo lloraba mucho y como no dormía a veces me ponía orfidal en el biberón para que durmiera mejor".
Reflexiona ahora Ángel Jr.: "El tema de darme pastillas ha sido algo recurrente. Ella veía que había un problema, pero no identifica cuál y la solución estaba en medicarme. La benzodiazepina puede llegar a matar".
Para Ángel ser buen padre o buena madre era otra cosa a lo que vivió intramuros de su casa: "Estar con los hijos todos los días, con horarios, con estabilidad, que se sienten contigo a hacer los deberes. Eso es lo que yo espero de una madre. Me ha medicado toda la vida. El problema era yo, las discusiones eran yo. Mi madre no se ocupaba de nosotros. Eso no es ser madre".
Gritos, palizas y sangre
En otro momento de la grabación, Ángel Cristo Jr. recrea el tiempo que vivió, de niño y adolescente, en la casa familiar de La Moraleja, en Madrid. "Mi padre era un hombre enfermo que no supo llevar el casarse con una persona como mi madre. Ella era moderna, y él nunca se adaptó. La casa de La Moraleja era una pesadilla, un infierno. Las peleas, los objetos voladores. Mucho miedo, y gritos y sangre".
Echando, con dolor, la vista atrás, Ángel recuerda: "Hubo una discusión durante una comida y mi padre reventó una botella de vino contra una mesa de mármol. Se clavó la botella e insultó a mi madre y le echó la culpa de que se había cortado". Sostiene el hermano de Sofía Cristo que su padre abofeteaba a su madre, "la arrastraba de los pelos, la echaba a calle y le tiraba la ropa".
Menos mal que Ángel y su hermana tenían a su protectora, la niñera Ana: "Mi niñera nos protegía, nos llevaba a su habitación para que no nos llegara nada. Si las cosas se ponían serias, ella salía y se ponía en medio. Realmente, el problema lo tenía mi padre con mi madre. El porqué, cuándo y cómo no lo sé. Lo que sé son gritos de 'puta, te voy a matar', 'zorra'".
Otro duro y cruento pasaje. "El caso es que mi padre empezó a discutir, llega a las manos con mi madre y la acabó echando de la casa, arrastrándola hasta la calle. La chica, Ana, quería sacarle un abrigo de piel y él dijo que a las putas no se les da nada".
Una vez expulsada su madre de la casa, Ángel relata su vida con su padre: "Mi padre empieza a hacer una vida de espiral de autodestrucción. Ana, la niñera, es la que está pendiente de todo. Mi padre cuando no está en el circo, estaba drogado y borracho. Nosotros cogimos piojos en casa, no en el colegio. Nos empiezan a explicar que mi padre toma una cosa blanca".
Ángel padre "dejaba restos de cocaína en el baño y el miedo de mi madre era que nos lo metiéramos en la boca. Siempre había droga en el baño. El único afán de mi padre era destruirla. Veíamos a mi madre a escondidas. Mi madre venía al colegio, salíamos a comer fuera, sin que lo supiera mi padre. Mi padre se dio cuenta un día y discutieron en el despacho de la directora. La intentó ahogar. Ahí estuvimos sin verla".
La custodia y el juez
La situación es tan insostenible que ha de mediar un juez para decidir quién se quedaba la custodia. "Nos dijeron que teníamos que decir que queríamos estar con mamá, porque mi padre no estaba en condiciones. El juez le dio la custodia a mi madre y él le devolvió la casa a mi madre. Lo viví con alivio. Quería que mi padre estuviera lejos de ella. Mi padre vació la casa, los muebles, las lámparas... por fastidiar a mi madre. La dejó sin luz, sin agua, sin colchón".
Prosigue Cristo Jr: "Un día a mi padre le contaron que mi madre estaba con alguien, se presentó en el Bingo y sacó la pistola. Mi padre tenía permiso de armas. Otro día la persiguió por toda la casa para matarla. Antes de entrar en el baño, mi padre disparó y el tiro llegó a la cómoda y se quedó el agujero".
"Los gritos eran muy fuertes. Mucho miedo, llorar, que por favor papá no le haga nada a mamá. (...) El malo era mi padre cuando yo era niño. Cuando te haces mayor, tienes más trato con él. Mi madre cuenta su vida con mi padre y yo iba al colegio, tenía unos compañeros, estábamos en las revistas todos los días, con frases como 'tu padre ha dicho que tu madre es una puta'. No había protección del menor, todo valía. Cuando mi madre salía en una revista era la comidilla de todo el colegio".