La inconmensurable artista María Jiménez ha fallecido en la madrugada de este jueves, 7 de septiembre, a los 73 años de edad. Así lo ha anunciado su hijo, Alejandro Jiménez (40 años), con gran dolor, en un comunicado remitido a la agencia Europa Press.
"Con profunda tristeza y dolor en nuestros corazones, despedimos hoy a María Jiménez, mujer amada y respetada por su compromiso inquebrantable con su familia, amigos, y admiradores. Un espíritu indomable, una personalidad arrolladora, una mujer fuerte y valiente que luchó contra todas las adversidades más allá de lo imaginable", reza parte del escrito.
Se ha ido una mujer fuerte, luchadora, independiente, que vivió como pudo al principio de su carrera, y después lo hizo como le dio la gana. María Jiménez fue sinónimo de fortaleza. Se bebió la vida a grandes sorbos, y supo disfrutar del amor intensamente. Con tanta pasión que incluso llegó a reconocer que había conocido la oscuridad más insondable que, a veces, ofrece ese sentimiento.
[Muere la artista sevillana María Jiménez a los 73 años]
El hombre más importante en su currículo vital y sentimental es el actor Pepe Sancho, fallecido en el año 2013. Con Sancho, Jiménez vivió la etapa más feliz de su vida, pero también la más desgraciada. En vida, María relató en más de una ocasión cómo Pepe la maltrató.
La pareja se conoció en 1979, cuando ella era un rostro conocido de los escenarios españoles, y él un joven actor con mucho talento que poco a poco se abría paso en el mundo de la actuación. Fue un flechazo, y es que al año de conocerse, el 1 de junio de 1980, ya estaban pasando por el altar en su primera boda -más tarde, se volvieron a casar hasta en dos ocasiones más-.
Fruto del matrimonio nació Alejandro, el único hijo de la pareja -entonces, ella tenía otra hija, que crio en solitario y que murió a los 16 años en un accidente de coche-. Alejandro fue una parte esencial a lo largo de los años que duró su relación. Al inicio de su matrimonio, muchos veían en la pareja un romance idílico, pero las apariencias terminaron dando paso a la realidad: un matrimonio marcado por las infidelidades, las inseguridades de uno y otro, y las continuas discusiones.
Se separaron un año después del nacimiento de Alejandro: su relación sufría la primera ruptura. Una decisión tomada por ambos que no tardarían mucho en rectificar, y es que en enero de 1985 María sufría un duro golpe que le cambiaría la vida, la muerte de su hija Rocío en un accidente de coche.
Aquello destrozó a la cantante, pero la volvió a unir con Pepe Sancho, que fue un gran apoyo para ella en esos difíciles momentos.
La pérdida de una hija que él también sentía como suya y que les hizo refugiarse el uno en el otro. Fue entonces cuando llegó la segunda boda, se casaron el 27 de febrero de 1987 en Costa Rica con su hijo Alejandro y fueron felices durante algún tiempo, pero no fue suficiente. Se casaron una tercera vez, pero con la misma fortuna que las anteriores.
"En realidad sólo nos hemos casado dos veces. La tercera fue un engaño. Un periodista nos convenció para que hiciéramos unas fotos en el Tíbet y donar el dinero a Ayuda en Acción. Luego vendió el reportaje y se quedó con todo. El caso es que el segundo del Dalai Lama nos propuso que nos casáramos y aceptamos", llegó a manifestar.
Tras su tormentoso segundo divorcio, María Jiménez escribió sus memorias, Calla, canalla, donde relató cómo fue su vida con el actor. Por un lado, aseguró que Pepe era un maltratador que hizo su vida insoportable.
Después de tantos años de infelicidad, María reflexionó que había llegado a una conclusión: "La única explicación que existe es que será un psicópata. Un asesino cobarde que no tuvo huevos para matarme de una vez e intenta hacerlo poco a poco volviéndome loca, haciéndome luz de gas para que sea yo misma la que me quite de en medio".
Parte de ese maltrato se basaba en la obsesión del actor por controlarla. "Como mi marido siempre ha sido muy absorbente, tanto cuando nos casamos como durante todos los años que me ha tenido arrinconada, verme hecha un adefesio, hinchada como un globo, le hacía reafirmarse", rememoró la cantante.
Añadió, además, que parte de su autoestima se basaba en verla "cuanto más vieja y más gorda" mejor, ya que "menos tenía que preocuparse de nada". Algo que, en su opinión, era "ridículo", ya que ella siempre le había sido fiel.
Por otro lado, las continuas infidelidades de Pepe Sancho eran otro de los elementos que terminaron con el matrimonio. Según relató la artista, el problema no sólo era que la engañara, sino el descaro con el que en algunas ocasiones cometió estas infidelidades. Uno de sus aciagos pasajes que recordó con más amargura ocurrió en el apartamento que la pareja poseía en Gran Vía cuando llevaban 22 años casados.
Su hijo, Alejandro, acudió al domicilio conyugal a recoger algo, y cuando entró en el "salón se encontró el bolso de una mujer y escuchó un ruido en el dormitorio", apuntó María durante una de sus visitas al extinto Sálvame Deluxe. "O estaba follando o era la señora de la limpieza. Ya no podía inventarme nada para seguir engañándome, y decidí terminar con todo".
En una de sus últimas entrevistas en Telecinco, María Jiménez recordó que cuando inició su romance con Sancho era ella quien más dinero ingresaba en casa: "Hice separación de bienes, pedida por él antes de casarnos. A mí me daba vergüenza pedírselo, pero yo vi el cielo abierto cuando él me lo pidió, porque él no trabajaba".
Así, durante muchos años de duro trabajo gracias al cual consiguió todo lo que tuvo porque lo "invertí y lo compré yo. Él no hizo nada. Él empezó a ganar dinero cuando hizo la película Carne trémula". Una situación económica dispar que se vio agravada tras su divorcio, después del cual Pepe le "dejó 4 millones de pesetas. Lo que había en el banco se lo llevó, se llevó todo".