2005 se convirtió en el año de Sergio Rivero (37 años). La dulce voz, la gran simpatía y el rostro aniñado del cantante y compositor grancanario conquistaron totalmente a los espectadores de la cuarta edición de Operación Triunfo y lo llevaron a proclamarse vencedor de aquel concurso (emitido entonces en Telecinco), por delante de compañeros como Edurne (37), Soraya Arnelas (40) o Fran Dieli, con los que siempre ha asegurado mantener el contacto y conservar una buena amistad, pese al paso del tiempo y al hecho de que algunos de ellos (como Edurne y Soraya) mantienen una ajetreada forma de vida.
"Mi vida cambió radicalmente, claro", recordaría años después a The Cultural. "Era un adolescente sin mucha experiencia en la vida y, de repente, me vi con 300.000 euros (de adelanto, no de premio), una carrera discográfica con multinacional y que todo el mundo me conocía. Fue un cambio muy brusco que te sobrepasa".
Rivero trabajó a destajo (dedicando dieciséis horas diarias al asunto, durmiendo muy poco y sin apenas ver a los suyos) para preparar el que fue su primer álbum, Quiero, que se gestó entre Madrid y Roma y vendió más de 150.000 copias en España. El segundo de ellos, titulado Contigo, obtuvo un Disco de Oro.
Dispuesto a seguir creciendo como intérprete y músico, Rivero ingresó en 2007 en el Musicians Institute de Los Ángeles, donde perfeccionó sus conocimientos de piano e impulsó su incursión en la composición. Aquel mismo año fue también elegido junto a Malú (45) para interpretar los dos temas principales del disco de la ópera rock Jesucristo Superstar, que se estrenó ese mismo septiembre en el madrileño Teatro Lope de Vega de Madrid, una ciudad en la que Rivero pasó varios años viviendo.
Aunque él mismo ha dicho que empezó a canturrear siendo pequeño y que de niño le brindaron algunas lecciones de piano y guitarra, no fue hasta los quince años cuando Rivero recibió sus primeras clases de canto y se planteó en serio la posibilidad de emprender una carrera musical.
Tras triunfar con sus dos primeros álbumes, el canario lanzó en 2012 un EP digital que logró escalar a los primeros puestos de iTunes España, y pasó los siguientes años trabajando en otro álbum de estudio (Quantum), integrado por temas algo más oscuros y personas (compuestos en inglés), que financió con la ayuda de los fans a través de una exitosa campaña de crowdfunding (ideada por su productor musical, Paco Salazar).
Hasta que el disco salió a la venta en 2018, Rivero tuvo tiempo de regresar a su Canarias natal, donde montó una productora audiovisual con la que creaba vídeos y canciones para otros artistas, trabajó como productor gracias a varios amigos suyos que se dedican a la industria del cine y pasó una temporada cantando en un hotel.
La llegada de la pandemia dio al traste con algunos de los planes de Rivero, quien es poco activo en las redes sociales y, en una entrevista concedida al portal Canarias7 en 2020, reconoció que no le estaba resultando fácil poder vivir de su mayor pasión. "El mercado está mal, sobre todo el discográfico", confesó.
"Afortunadamente, existen vías alternativas para hacer llegar música y los directos siguen funcionando. Lo importante en mi opinión es seguir creando música a pesar de la negatividad de la industria". Durante aquella misma charla, el artista dejó claro que su definición de éxito había cambiado y que de momento no piensa rendirse: "Ahora es mucho más personal. Disfruto haciendo música y, mientras disfrute, lo seguiré haciendo".