El cuarto capítulo de Una vida bárbara, la docuserie de Bárbara Rey (73 años), entra de lleno en la etapa más polémica de la murciana, quien después de separarse de Ángel Cristo retomó su carrera artística y compró para ella y sus hijos una casa en Boadilla del Monte tan pronto como su economía recobró algo de brío.
También fue entonces cuando retomó su relación con el rey Juan Carlos (85). "Me llamaba y hablábamos", cuenta en la docuserie. "Me quedo sola, con mis hijos, una separación y el desamparo. Pensé que él habría cambiado y que me ayudaría. Por eso volví [a su lado]. Estuvimos juntos una temporada bastante larga, varios años. Había una relación de pareja. Nos veíamos bastante a menudo, siempre en el mismo lugar, en el chalé del número 6 de la calle Sextante".
Parece ser que el entonces monarca también visitó a Rey en su casa, donde según ella comieron juntos, rieron y conversaron largo y tendido. Pero la exvedette volvió a sentir que, en una época en la que apenas tenía trabajo, su compañero no le echó una mano. "No tenía ningún tipo de ayuda para sacar adelante a mis hijos", apunta frente a las cámaras. "No tenía trabajo, y otra vez se torció todo. Dicen que yo no asimilé el que me dejara, y eso no es cierto. Él no me dejó a mí nunca. Digamos que fuimos los dos. Hay personas que no saben valorar las cosas y no se dan cuenta de que para ser felices tienen que hacer felices a los que están en su entorno. Ese fue uno de los mayores fallos que él tuvo conmigo. Si no, hoy en día seríamos amigos".
Las cosas empezaron a complicarse para Rey cuando en 1995 Emilio Alonso Manglano dimitió como director del CESID, tras estallar el escándalo de las escuchas ilegales realizadas por el principal servicio secreto español. "Manglano recibe una llamada del rey Juan Carlos", comenta el periodista Javier Chicote (44), "que le dice 'Emilio, tengo que contarte algo. Hace unos días quedé con la parienta [como llamaba a la murciana] y tuve un gesto con ella, le toqué un pecho. Hace unos días han llegado unas diapositivas. Parece que es un guardiacivil que estaba con ella'. Esas diapositivas llegan a Zarzuela bajo amenaza de que se publiquen y se pide por ellas una cantidad de 100.000 dólares".
Manglano advirtió a Juan Carlos I de que aquello era un chantaje. "El Rey nunca hizo directamente ninguna entrega de dinero, ni tocó dinero para eso", apunta Chicote. "Es más, a Bárbara le dijeron que el Rey no tenía dinero. El que fuera jefe de la Casa del Rey, Sabino Fernández Campo, le dice a Manglano que el Rey tiene 5.000 millones de pesetas en una cuenta en Suiza. Dinero había, pero se utilizaron esas fórmulas, a través del CESID y de algunos donantes, para hacer los pagos a Bárbara Rey, según documenta Emilio Alonso Manglano. Otra forma de pagar fue con contratos en Televisión Española, y es el propio Manglano el que se encarga de eso".
Efectivamente, Bárbara Rey recibió un elevado sueldo por presentar en TVE Esto es espectáculo, junto a Ramón García (61), entre 1994 y 1996. Al año siguiente, la murciana denunció ante la policía el robo en su domicilio de documentos, carretes fotográficos y cintas de vídeo en las que se implicaba a personas importantes del país por ser comprometedoras para ambos, al tiempo que aseguró estar recibiendo amenazas de muerte. "La casa de Bárbara Rey fue asaltada", explica Chicote. "Este es un asunto del que habíamos oído hablar mucho, pero en este caso resulta que el jefe del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) pone negro sobre blanco que dos agentes estuvieron en esa casa".
En un programa presentado por María Teresa Campos (81), Rey comentó entonces que ella solo había "dado cariño a quien lo necesitaba", y advirtió con gesto serio: "A mí me matarán pero, desde luego, yo llego hasta el final, y la gente sabrá quién me ha matado. No sabéis, de verdad, en manos de quién estamos los españoles". A partir de ese momento cogieron más fuerza los rumores que relacionaban sentimentalmente a la artista con el rey emérito de España, pero ella optó por seguir sin soltar prenda.
Fue en aquel verano de 1997 cuando, según Chicote, Juan Carlos I se citó con Manglano y "le dijo 'Emilio, ya se ha llegado a un acuerdo. Bárbara Rey ha firmado un papel y se le van a dar 100 millones de pesetas de entrada, y 50 millones de pesetas al año durante diez años, esto es, 600 millones de pesetas'. Para que ese material no viera la luz, el Estado cede a un chantaje, siempre según la documentación de Manglano, consistente en pagar esa cantidad desorbitada de dinero. Lógicamente, Bárbara Rey no puede reconocer que cobró eso".
Alberto Saiz (69), que fue director del CNI entre 2004 y 2009, señaló en una entrevista cómo se puso punto final al polémico chantaje: "Se estaban haciendo determinadas acciones en favor de la susodicha persona de manera que tuviese acceso a algún contrato de trabajo, alguna publicidad o alguna cosa de estas. De no hacerse, cabía la posibilidad de que alguien dijese que había habido una relación íntima". Aunque según él, al menos durante su mandato, nunca salió dinero público a cambio del silencio de Rey, sino que "hubo donantes externos".
Como cabía esperar, la actriz ha negado siempre la mayor. "A mí no me ha llegado", relata en la docuserie. "Todas esas personas que hablan tendrían que demostrar con documentos, papeles e ingresos bancarios dónde me han ingresado a mí ese dinero. Cuando leo algunas cosas de determinados empresarios que dieron tantísimos millones por aquí y por allí, me gustaría saber a quién o a quiénes se los dieron porque a mí, desde luego, no".
Tampoco entiende Rey las críticas a su trabajo como presentadora de un programa culinario en la televisión pública valenciana por el que, según publicaron algunos medios, habría cobrado 1,5 millones de euros, gastos aparte, a cambio de silencio. "Yo cocino muy bien. Si no, que se lo pregunten a él...", comenta con cierta ironía. "Dicen que ellos han comprado mi silencio... ¿Y por qué no lo han seguido comprando? Yo no he hablado [antes de mi relación con Juan Carlos] porque no he querido, pero estoy cansada de la cantidad de gente que habla de mí y que se llena el bolsillo diciendo barbaridades que son mentira. Tenía que ser verdad [que me pagó ese dinero]. Todavía está a tiempo".