Rafa Sánchez (61 años) tenía veintipocos años cuando el grupo musical que lideraba, La Unión, pegó un auténtico pelotazo en nuestro país. Desde mediados de los ochenta, canciones como Lobo-hombre en París le granjearon fama, dinero, aduladores y ligues. También lo llevaron a experimentar con drogas duras como la heroína, a la que estuvo enganchado durante una temporada.
Alguna vez ha confesado que sufrir un accidente le libró de entrar a formar parte del llamado club de los 27. "Yo quería salir de ese submundo, y romperme la pierna en aquel accidente de moto fue la excusa para conseguirlo. Había rezado mucho en esos días en que lo dejé y un día, cuando iba en busca de un camello, me vino aquello de 'No me dejes caer en la tentación'. No volví [a drogarme]", asegura a EL ESPAÑOL el artista, que este año está de gira por toda España y próximamente publicará un álbum titulado Solo para adultos.
Parece estar viviendo una etapa de madurez. ¿Se considera un hombre feliz?
La verdad es que, dentro de lo que cabe, sí. Uno no puede ser feliz todo el rato pero, poniendo en una balanza lo bueno y lo malo, te diría que sí me considero un tipo feliz.
La gira española en la que anda inmerso lleva por nombre Vampiros. ¿Le han dado muchos mordiscos a usted?
[Risas] Pues sí. De las dos clases, además. De los buenos y los malos.
¿Qué tipo de personas absorben su energía positiva?
Hace unos años leí un libro muy interesante que se titulaba Las nueve revelaciones y que hablaba precisamente de eso. La gente llorica y triste acaba absorbiendo tu energía. La verdad es que sí creo un poco en esto. Prefiero tener por amigos a los que no se quejan y tiran para adelante.
¿Cómo van los preparativos de su próximo álbum?
Para este otoño, espero compilar en un disco que se llamará Solo para adultos todas esas canciones que he ido publicando a través de Internet. La gira va muy bien también. Ya empiezo a usar el nombre de Rafa Sánchez más que el de La Unión. Empiezo a tener en cuenta que Rafa Sánchez también es una marca, aunque en mis conciertos sigan sonando las canciones más icónicas de mi etapa con el grupo.
¿Cómo lidia con las inseguridades propias de su profesión?
Creo que tampoco tengo tantas inseguridades. Ahora mismo, para bien o para mal, soy yo el que tomo mis decisiones tanto musicales como de estrategia.
Ha dicho que La Unión se disolvió debido a que "pasaron cosas feas". ¿No lograban ponerse de acuerdo ya?
Sí, fue fundamentalmente eso. Además, ya no había mucha química entre nosotros a la hora de hacer canciones. Luego siempre hay alguna historia que funciona como detonante o gota que colma el vaso, pero ya no tiene sentido ni mencionarla. Vimos que ya no funcionaba y dijimos que lo mejor era que cada uno siguiera por su lado.
¿Qué pasó con aquel litigio que mantenía con su compañero Luis Bolín?
Todavía estamos ahí. Queda por salir una resolución del juzgado de lo mercantil referente a la marca, porque yo la quiero repartir entre todos los miembros iniciales de la banda: Íñigo Zabala, Luis Bolín, el descendiente de Mario Martínez, que murió hace ahora un año, y yo. Sin embargo, Luis quiere el 50% para él y el otro 50% para mí. Seguimos un poquito en guerra. Cuando se decida a quién le corresponde la marca, ahí se quedará la cosa, al menos por mi parte.
¿Se sintió apoyado por sus compañeros de grupo cuando salió del armario?
Sí, la verdad es que son gente bastante abierta. Además, junto con mi familia, ellos fueron los primeros que lo supieron. Unos años después de eso, ya no solo pensando en mí, sino también en esas personas que pueden vivir en comunidades más cerradas, decidí hacer aquel comunicado a través de la revista Shangay. Aquel mismo año salí en una lista de El Mundo de los cincuenta gays más influyentes. Esa fue un poco la trayectoria de mi salida del armario.
Pero no tuvo su primera experiencia homosexual hasta los veintinueve años. ¿Ha podido recuperar el tiempo perdido?
[Ríe] Lo intento, lo intento.
¿Ha tenido mucho éxito ligando con chicos?
No te creas que tanto. El mundo del rock es un mundo muy hetero, salvo que cuentes con algún tipo de canción muy explícita o con una onda como la que tiene Fangoria. Normalmente, a mi camerino solo se acercan chicas o mujeres con su pareja. De hecho, en un Orgullo de Madrid en el que actuamos, tan solo entraron chicas.
Su último tema defiende que nunca se es demasiado mayor para enamorarse. ¿Usted lo está?
Hasta las trancas. Estuve un poco más de cuatro años con mi anterior pareja y, al final, el tiempo acabó con ese amor. Pasé un año de luto, pero hace prácticamente dos meses que apareció en mi vida una persona. Estoy encantado con él. Soy muy enamoradizo y me gusta mucho intentar que esos primeros momentos duren muchísimo.