A finales del siglo XX una campaña publicitaria de una conocida marca de coches hizo muy popular un acrónimo, JASP, que resumía una filosofía de vida: joven aunque sobradamente preparado. Esa definición le va como anillo al dedo a nuestra protagonista de hoy. El caso de Natalia Osona (31 años) es llamativo. Su vida profesional iba encaminada hacia el mundo del Derecho, llegando incluso a ser becada por la prestigiosa Universidad de Harvard, pero un contratiempo de salud la obligó a pasar mucho tiempo en la cama.
Lejos de caer en el desánimo, Osona montó su propia tienda de ropa, Glowrias, apoyándose en una plataforma online. Su carácter emprendedor hizo que ella misma asumiera varios roles en este proyecto, promocionando a través de las redes sociales sus productos. Las ventas comenzaron a funcionar pero, además, esa faceta comunicativa sirvió como trampolín para convertirse en lo que es hoy: una influencer que cuenta con más de un millón de seguidores en Instagram.
El esfuerzo de la empresaria madrileña acabó teniendo su recompensa y hoy vive en la ciudad de sus sueños, París. Esa fue una de las razones por las que se convirtió en una de las pocas personas que pudo asistir al preestreno de Emily in Paris 3.
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Problemas en el diagnóstico
Sin embargo, no todo en la vida de Natalia Osona es de color rosa. Como ya comentábamos anteriormente, un problema de salud, que incluso la obligó a tomar morfina, trastocó en cierto modo sus planes académicos. Ahora, aprovechando su popularidad está dando visibilidad a una enfermedad que padece: "Hay un poco de naturalidad en las redes sociales, me gusta mostrar tanto lo bueno como lo malo. Sí es verdad que me lancé un poco gracias a que mis seguidores me apoyan mucho. Contar un problema es una ayuda para la gente que pueda estar pasando por algo similar", comentaba en una visita reciente a nuestro país.
Pero, ¿qué enfermedad sufre la influencer madrileña? Ella misma lo explicó en esa intervención ante los medios: "Lo que a mí ocurre está muy ligado al hecho de ser mujer porque sufrimos muchas inflamaciones intestinales y en muchas ocasiones los médicos no dan la relevancia que tiene porque consideran que es por problemas psicológicos. Yo no me rendí hasta encontrar un diagnóstico y no tenía nada que ver con lo que decían los médicos. Son dos enfermedades, una de ellas se llama SIBO y la otra es celiaquía".
Mientras el segundo problema ya lo hemos tratado en esta misma sección con personalidades como Adriana Abenia (38), Patricia Conde (43) o Miguel Bosé (67), el primero es más desconocido. Las siglas (en inglés) SIBO hacen referencia al sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, es decir, al crecimiento anormal de bacterias en esta parte del aparato digestivo. Se cree que su origen está en determinados problemas estructurales o algunas afecciones, como la enfermedad de Crohn.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentra, como explicaba la propia Natalia Osona, la hinchazón en la zona abdominal que puede ir acompañada de náuseas, dolor, diarrea e incluso pérdida del apetito. Como consecuencia de todo ello, los pacientes pueden experimentar una pérdida involuntaria de peso, siendo esta otra de las razones que invitan a dar con un diagnóstico adecuado cuanto antes.
Además el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado también puede generar problemas de osteoporosis o deficiencia de vitaminas. Para su tratamiento los médicos suelen optar por unos medicamentos que regulan esa presencia de bacterias, aunque se ha demostrado que para que sea realmente eficaz debe prolongarse en el tiempo dicho tratamiento. Además, de forma complementaria se pueden recomendar suplementos nutricionales (vitaminas, hierro y calcio) e incluso diseñar una dieta que evite los productos que contengan lactosa.