Una semana después de desvelar en sus redes sociales que sufre un problema de salud por el que estaba ingresado en el hospital, Joaquín Cortés (54 años) ha compartido un nuevo post en el que explica a sus seguidores que su situación no ha cambiado.
Junto a una imagen en la que se le puede ver con el pijama del centro médico y varios electrodos pegados a su pecho, el bailaor ha narrado cómo han sido sus últimos días. Lo principal, según revela, es que los doctores no han dejado de hacerle pruebas para saber la causa de los múltiples desvanecimientos que provocaron su ingreso, aunque de momento no tienen un diagnóstico. Pese a ello, confiesa que está "cada día más animado, aunque con algún sustillo en el camino".
Explica también que todavía continúa necesitando oxígeno para respirar y que una de estas últimas noches sufrió un amago de síncope. "Aún estoy sin un diagnóstico claro, aparte de una grave neumonía que no ha sido provocada por ningún virus de nada, sino por una bacteria", escribe a sus seguidores.
[Joaquín Cortés, ingresado de urgencia tras desvanecerse con poca saturación de oxígeno]
No es lo único que le han diagnosticado, también una "sinusitis y alguna que otra cosa relacionada con los pulmones", pero nada que explique sus desmayos. "Aún sigo con un sin fin de pruebas y las que me quedan", dice con cierto aire resignado, aunque bromea asegurando que saldrá del hospital "como nuevo". Lo más importante en este punto es que le han asegurado que podrá seguir con su profesión, la cual asegura que le ha "salvado".
"Hay que cuidarse, pero no solo el físico, sobre todo la mente", se despide, dejando entrever que "el origen de todo" lo que le ha llevado al ingreso es "el estrés y el cortisol", que describe como "la enfermedad de este siglo" debido al "daño que éste mantenido en el organismo hace a nuestras defensas. No lo olvidéis. Aún sigo bastante cansado. Me cuesta escribir. Pero volveré muy fuerte, que lo sepáis".
Desvanecimientos
Joaquín Cortés desveló en su anterior publicación el motivo de su ingreso. "Empecé a estar bastante malo. Tenía tos de pecho, cansancio, dolor de cabeza… Aún así estuve ensayando sin descanso semanas y pude bailar en Madrid y Barcelona", explicó. Sin embargo, pocos días después se quedó "aturdido" mientras conducía tras un ataque de tos, algo que se repitió días después.
El punto que marcó la diferencia y por el que finalmente acudió al hospital fue que se desvaneció mientras estaba jugando con sus hijos. "Llegué a urgencias con muy poca saturación de oxígeno en sangre", narró.