El próximo mes de septiembre se cumplirán 26 años del estreno de uno de los programas más gamberros, divertidos y, por qué no, polémicos, de la historia de la televisión en España. Es complicado hablar de estas últimas décadas de la pequeña pantalla en nuestro país y no hacerlo de Crónicas Marcianas, el late night show que comandaba Xavier Sardá (64 años) en Telecinco.
Corría el año 1997 y la cadena de Mediaset ponía en marcha un producto de Gestmusic que, a priori, sólo se marcaba como objetivo hacer sombra al gran dominador en cuanto a audiencias se refiere de esa franja horaria: La sonrisa del pelícano, emitido en Antena 3 y con Pepe Navarro (71) como gran reclamo.
Quizás lo que no esperaba nadie de las dos cadenas es que Crónicas Marcianas no sólo logró su cometido inicial, sino que acabaría convirtiéndose en el rey incuestionable del share. Sardá y su equipo apostaron por un humor distendido, con entrevistas a personajes relevantes del momento. Al margen del tándem Sardá-Galindo, una de las claves de que Crónicas Marcianas fuera un programa muy dinámico estaba en la frescura de sus colaboradores.
[Qué fue de Mariano Mariano, el humorista que se hizo rico siendo borde]
Gracias a este programa, el público fue conociendo a Mariano Mariano (66), Carlos Latre (44), Manel Fuentes (52), Paz Padilla (53) e incluso a Boris Izaguirre (57), protagonista, sin duda alguna, de algunos momentos míticos de este espacio. No obstante, este artículo está centrado en la vida y obra de una gran estrella de ese formato, de la pareja televisiva de Mariano Mariano en Crónicas, la actriz Rosario Pardo.
Cabe puntualizar que Rosario Pardo aterrizó en la plantilla de Crónicas Marcianas siendo ya toda una personalidad y una actriz de trayectoria a sus espaldas. Series tan conocidas de la ficción española como Doctor Mateo, Fugadas, Velvet, un sinfín de programas de televisión, películas y cortometrajes la convierten en una de las actrices mejor preparadas de España. Hoy, continúa activa en la profesión, es madre de un hijo -Gonzalo- y está felizmente casada.
Eso sí, antes de zambullirnos en su presente, conozcamos su pasado. Rosario nació en Jaén, en la calle Cerón. Ella es la cuarta de cinco hermanos. El colegio Pedro Poveda, de la citada localidad, fue la institución donde se formó y en 16 años estalló en su interior la chispa por lo artístico. Comenzó entonces Rosario a ganar concursos y a cantar, bailar y actuar en cualquier evento que se preciase.
Ya de adulta, decidió especializarse, académicamente hablando, en la Facultad de Filosofía y Letras, en la Universidad de Granada. Eso sí, nunca terminó ejerciendo porque el destino, siempre caprichoso, volvió a mover ficha. La interpretación, la danza contemporánea y el mimo cogieron empaque en su vida allá por el año 1982. Participó en diferentes concursos. El teatro y el flamenco son dos disciplinas que también tanteó, con gran éxito.
Tiempo después, dio el salto a Madrid y se matriculó en la escuela Amor de Dios, conocida y respetada por los grandes flamencos del mundo. Tras varios años de retiro profesional en Tenerife, la ciudad de Sevilla llegó a su vida para darle un vuelco de 180 grados: retomó el trabajo y encontró el amor. Allí, en Andalucía, en medio de su trabajo en La Fuga, Rosario se tropezó con su hoy marido, Manuel Ramos, y el amor hizo el resto.
Fruto de ese flechazo nació el único hijo de ambos, Gonzalo. Mujer de mundo, trotamundos inquieta, la ya familia hizo las maletas y se fue a vivir a Barcelona. Ahí fue cuando llegó la fama y el éxito más ruidoso: el que aporta la televisión. Enrolada con obras de teatro, un día se le ofrece trabajar en el espacio que le cambió la vida: Crónicas Marcianas. Vinieron tiempos de éxito de la mano de Sardá y siempre acompañada por Mariano Mariano.
Formaron una de las parejas más conocidas de la televisión, y la memoria colectiva siempre recordará a Pardo por sus imitaciones musicales -como aquella de Rocío Jurado- y, sobre todo, por su suerte de muletilla: "Lo que es, es". Pero este trabajo en Telecinco fue tan sólo la espuma de las olas, un aperitivo de lo que vendría después: triunfó en Canal Sur con Senderos de gloria y una serie de televisión la catapultó al olimpo.
Cuéntame cómo pasó le sirvió, de algún modo, para reconciliarse con la profesión de actriz. Ella, tan polifacética. Su papel de Nieves -la socia de Merche (Ana Duato)-, le granjeó una nominación en los premios de la Unión de Actores y Actrices española, como mejor actriz secundaria de televisión. Tras esto, continuó rubricando contratos y éxitos con A tortas por la vida, Con dos tacones y Doctor Mateo, entre otras producciones brillantes.
En la actualidad compagina sus facetas de teatro, televisión y cine. Sigue formando parte de una profesión que le ha dado las mayores alegrías profesionales de su vida. Hace un tiempo, la entrevistaron en Pozuelo de Alarcón y respondió así a la pregunta de si había logrado sus objetivos profesionales: "Como en esta profesión nunca me he planteado dónde quería llegar, yo simplemente voy seleccionando entre lo que me van ofreciendo".
Y añadió: "He tenido mucha suerte, digo yo, porque tener la oportunidad de hacer el papel de la tía Juana... (tía del doctor Mateo). Lo acepté porque que te ofrezcan un papel como éste de una mujer, más o menos de mi edad, independiente, y que tiene su negocio, su forma de pensar... pues siempre es apetecible. Este papel me parecía curioso y eso es lo gratificante, porque me permitía otro ritmo. Ese tipo de contraste me interesaba mucho".
"Yo estuve en los primeros años y fueron muy interesantes ya que habían grandes colaboradores y se hablaba de cultura y otras cosas", recordó Pardo su paso por Crónicas en Barnafotopress.