Este pasado miércoles, 15 de marzo de 2023, en la céntrica y peatonal calle de La Flor Alta, en Madrid, colindante con Gran Vía, al filo de las doce de la mañana, el cantaor flamenco Antonio Carmona (57 años) tenía una cita importante con un selecto grupo de medios de comunicación.
En un majestuoso estudio de grabación -por el que han desfilado estrellas de la música nacionales e internacionales, del corte de Carlos Baute (49) o Morat-, Carmona ha presentado su último single, El punto sobre la i, de la mano de la marca de coches Citroën, de la que el intérprete es embajador. El sencillo es un gozo para los sentidos y todo un hit que promete convertirse en la canción del verano y del año.
Antonio se bebe la vida y sólo quiere "trabajar, trabajar y trabajar", como reconoce en conversación con EL ESPAÑOL. Máxime, desde que en 2017 volvió a nacer tras caer en coma inducido a causa de una infección tras un implante dental que le obstruyó la respiración. Desde ese mes de diciembre, Carmona disfruta de su gente, de su familia, y sabe qué es lo importante en la vida.
Y más allá de la familia y el amor, de esa unión familiar que le inculcó su padre, Juan Habichuela, Antonio sigue vibrando con la música, con el trabajo, entrando en un estudio. Se transforma: eso se llama pasión y devoción y entrega. Este miércoles, antes de descubrir ante los periodistas su pequeño gran secreto musical que está por estrenar, Carmona ha cantado en directo su éxito Mencanta, y ha hecho participar a la prensa del arte de crear.
Toda una fiesta y un deleite vivir ese momento con una de las figuras más importantes en el mundo del flamenco. Así de generoso es Antonio. Tras el cante, las risas y el coctel, Carmona atiende a EL ESPAÑOL y, pese a ser su -por lo menos- quinta entrevista del día, él le pone el mismo entusiasmo y la misma energía como si empieza en la profesión.
Nuevo evento con Citroën. Cuatro años ya de relación profesional y, encima, saca nuevo single. ¿Para usted el coche es una herramienta de trabajo?
Con esta marca cambié de coche. Siempre coches familiares, no cambio ahora mi coche por nada del mundo. Yo no me voy ni en avión ni en tren a ningún lado. ¡Siempre coche!
Antes ha comentado que le tiene miedo al avión. ¿A qué se debe?
Hombre, porque he tenido muy malas experiencias. Una vez en el sur de Francia nos faltó un segundo para caernos. Los aviones no me molan. Eso fue cuando yo todavía estaba con Ketama. Sería en el año 93. Sobre todo, estábamos en zona de playa, en el sur, y de repente había un viento impresionante, que no paraba el avión de moverse.
Háblenos de El punto sobre la i, su nuevo single que forma parte del tercer disco en solitario. Este disco, ¿es el mejor que ha sacado?
Los tres -discos- tienen también su punto. En los tres he trabajado con Gustavo Santaolalla, el de las películas Días de perros o Babel. ¡Tiene dos Oscar la persona con la que trabajo!
Es muy importante para mí el salir de mi entorno y siempre me voy a Los Ángeles a grabar. Allí, tengo otra visión; no estoy todo el rato con el teléfono y hay distintos horarios. Cuando yo me levanto están acostados los otros. Es la única manera de desconectar. Y luego el sonido que tienen allí. Luego te ves a artistas allí, como Juanes o Molotov. Te da como un rollo de 'joder, qué importante soy'.
También ha cantado Mencanta. ¿Qué significa para usted esa canción?
El tema de Mencanta tiene mucho significado para mí. Porque mi padre me enseñó muchas cosas. Por ejemplo, yo aprendí a conducir por mi padre, porque mi padre iba a los festivales de flamenco. Venía reventado. Ahí me saqué el carnet y lo acompañé a esos viajes tan largos. Los festivales de flamenco terminaban tardísimo.
La carretera ha sido su gran aliada.
¡Y en qué estado estaban las carreteras! Los festivales siempre dieron para mucho. Este tema, como digo, es un homenaje a mi padre. A esa persona que nos trajo en el 65 a Madrid. Un homenaje a todo el esfuerzo que hizo para colocar a sus hermanos, a trabajar en los tablaos. El esfuerzo que hizo para que nosotros fuéramos al colegio, el que hizo para mantener a su familia unida y que no se fuera nadie. Sobre todo, es el respeto que le tengo por lo que ha dejado; su enfoque y su manera de cómo tocar.
¿El disco cuándo verá la luz?
El disco quiero que salga antes de los Grammy, porque este año se celebran aquí. Y entonces es importantísimo que salga antes. El single lo vamos a sacar en 10 o 12 días. El disco quiero que coincida para que se vea en todo el Planeta. ¡Que hagan los Grammy en Sevilla es un puntazo!
Ha estado de gira. ¿En qué punto se encuentra?
Estoy en el punto de que no le digo a nada que no. En ese punto estoy. Trabajar lo trabajo todo. Ahora nos vamos a Latinoamérica, nos iremos a Uruguay, que también estamos cerrando La Voz. ¡A mí lo que me gusta es cansarme del estilo llegar a casa reventado! Venir reventado de trabajar, en mi casa no puedo estar.
Antes ha dicho que la generación de hoy no conoce el esfuerzo de antes. Desarrolle esto, por favor.
No conocen las fatigas. Yo vengo de una generación, la de mi madre y mi padre. Cuando mi padre salía a tocar lo hacía casi sin sonido, ¿sabes? Cuando salía, se hacía casi 200 kilómetros hasta el festival y luego venía. Creo que esas fatigas te motivan para sacar buenas canciones. Creo que el flamenco, cuando canto una seguidilla o una soleá, son fatigas.
¿Cómo le inculca a sus dos hijas el esfuerzo, el trabajo y la implicación? Porque Marina y Lucía Fernanda están en este mundo también...
Ayer terminé en el estudio a las dos de la mañana. En días empiezo a hacer shows. Lo importante es que te vean activo todo el rato y con ilusión. Todo el rato con proyectos: tienes que estar haciendo cosas. Proyectado. A mis hijas siempre les digo que tengan siempre una guitarra encima. Que todo lo que hagan, lo hagan a través de la música. Ellas lo hacen muy bien, de puta madre: son cantantes, productoras... Lo hacen bien, pero no es lo mismo de antes.
Hace un tiempo, EL ESPAÑOL entrevistó a su hija Lucía Fernanda, y nos dijo que se había desvinculado del apellido porque le "pesaba". ¿Qué tiene que decir al respecto?
Lo entiendo perfectamente. Es un peso y una responsabilidad. A mí cuando me llaman Ketama digo 'vale, pero ya soy Antonio Carmona'. Esa separación que tuve para hacer los discos en Los Ángeles fue un paso muy grande. La entiendo, porque el habichuelismo es mucho.
Lucía está en el momento de hacer un balance de qué quiere sacar, qué lado potenciar. También puede sacar el Orellana, que también son tíos trabajadores y currantes. Ahí está mi mujer, que lleva todo lo de los Flores. Lucía tiene una mezcla de los dos, pero que saque lo que le haga más feliz. Que sea feliz. Yo le digo que si no le gusta la música le monto una pescadería.
Qué importante eso.
Siempre les digo que hagan lo que quieran, pero que estén felices. Yo necesito la música, tú a lo mejor no.
A veces los hijos se ven forzados a seguir la estela familiar...
No debe ser así. Mis hijas no tienen por qué ser artistas. Esto es una gran responsabilidad, que hemos seguido muchas generaciones. Empezó mi bisabuelo tocando con cuerdas de tripa de cerdo. Eso no tienen por qué tenerlo mis hijas, esa responsabilidad. A mí porque me gusta. Que sean libres.
Por último, ¿cómo se encuentra de salud?
Todo fenomenal. Gracias al Señor, bien todo. Recuperado, con energía. Quedaron secuelas y cosas. Mi tío Pepe dice que yo soy un muerto viviente. Estuve más allá que pa'ca. Sin embargo, hay gente que estábamos predestinados a seguir viviendo.