Marc Giró i Costa (48 años) es sinónimo de televisión y moda. Su vida profesional es una suerte de puente entre el glamour y las tendencias -no en vano, estudió Historia del Arte-, y la televisión. El ser periodista e historiador siempre ha ido en paralelo en su vida. Por este motivo, tan pronto puedes leer en su currículum que ha sido durante 17 años el editor de moda de la revista Marie Claire como su rompedora incursión en el mundo televisivo.
Giró vale para todo, y lo ha demostrado en colaboraciones en espacios tan memorables como Està passant -espacio de TV3 presentado por Toni Soler-, Zapeando -en LaSexta junto a Frank Blanco (47)-, En el aire -con Andreu Buenafuente (58)- o Divendres, Espejo público o Vostè primer, en RAC1.
Tras un tiempo fuera de la circulación mediática a nivel nacional, Marc reapareció como colaborador en el especial Rocío: contar la verdad para seguir viva. En la actualidad, conduce en la televisión catalana el programa LateXou. No obstante, en su trayectoria televisiva figura un programa por encima de todos los demás, Les mil i una, presentado por Jordi González (60).
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En ese espacio, conoció, en 1998, al amor de su vida y su actual razón de amor, Santi Villas (52). En aquella fecha Santiago Segura (57) estrenaba en los cines su primera película de Torrente; el cantautor Mikel Herzog, representante de España en Eurovisión, lograba el puesto 16 en el festival de música europeo; y el planeta lloraba el abandono de Geri Halliwell (50) de la banda Spice Girls.
Pero al mismo tiempo, una historia de amor se fraguaba lenta y discretamente en los pasillos del canal TV3: la de Santi y Marc. Dos profesionales de la comunicación conocidos por el gran público por su carisma innato y su creatividad se encontraron en el primer late night de la televisión catalana. El programa llevaba el nombre de Les 1000 i una.
Un formato conducido por Jordi González que hizo historia en la pequeña pantalla de la región y que logró hacer sombra a Esta noche cruzamos el Mississippi o Crónicas Marcianas. El programa catalán cumplía su primer aniversario de existencia cuando Santi y Marc comenzaron su romance.
Las cuatro horas de emisión unidas al loco ritmo del show y sus secretos entre bambalinas hicieron que poco a poco Villas y Giró se fueran conociendo detrás de las cámaras hasta que comprendieron que estaban hechos el uno para el otro.
Desde entonces, no ocultan su amor, pero tampoco lo exponen en exceso. Simplemente, lo viven en su privacidad. Más de 25 años juntos que los convierten en una de las parejas más sólidas del ajetreado y ambicioso mundo televisivo. Lo han conseguido además sin ser objetivo de paparazzi, sin escándalos y sin hacer ruido pese a llevar más de media vida trabajando en los platós.
Nacido en Barcelona en 1974, Marc Giró es licenciado en Historia del Arte por la Universitat de Barcelona, y lleva años vinculado a la televisión. Hay que destacar que su carrera siempre ha estado vinculado a la moda, y que fue durante dos décadas editor de la revista Marie Claire. De su carrera también se puede destacar la publicación del libro Manual de Bones Maneres, donde ofrece consejos de elegancia y saber estar.
En el ámbito de la prensa rosa, se puede destacar que en 2016 participó en la segunda Sálvame Fashion Week; allí tuvo un sonado desencuentro con Kiko Hernández, del que recriminó su cinismo y su altivez. En 2017, debutó como comentarista de Gran Hermano Revolution.
Más tarde, vendría su reaparición en el especial de Rocío Carrasco. En la actualidad, Marc Giró triunfa en la televisión pública catalana, con un espacio LateXou.
Amor y trabajo de la mano
La discreción ha sido su máxima al ser preguntados por su relación, y sólo en una puntual ocasión Marc Giró se abrió públicamente a hablar de sus sentimientos. "Mi marido, mi compañero, mi amigo, mi amante, aquello que hacen las folclóricas: 'Lo es todo para mí' (…)".
Y añadió en Elnacional.cat: "Posiblemente no tendría la vida que tengo ahora si no lo hubiera conocido a él, ¿sabes? A menudo, que tu vida sea una mierda o brillante, depende de la persona que tengas al lado y yo con Santi Villas tengo la vida que quiero tener, una vida feliz".
También fue Marc el que, esta vez en LaSexta, hizo un monólogo que aún es muy recordado por los más expertos en televisión y entretenimiento en el que hacía alusión a su vida marital. "Un marido marica te da temas de conversación, es más práctico y más ameno", confesaba con su humor tan característico.
Si las más de dos décadas juntos no son suficientes para avalar la fortaleza de su historia de amor, también son muchas las pruebas que atestiguan la exquisita forma en la que se complementan en el trabajo. Así ocurrió en el escenario que propició su idilio, en Les 1000 i una... donde compartían incluso plano.
También ocurrió algo similar en la mediática docuserie de Rocío: contar la verdad para seguir viva, donde Marc comenzó sentado en una de las sillas de las noches de los miércoles en Telecinco, y se la cedió semanas después a su marido, Santi, para que continuara con su legado como comentarista sagaz y empático.
Santi estudió Ciencias de la Comunicación en la Universitat de Barcelona y ha centrado su carrera en la producción y dirección creativa de contenidos audiovisuales, una profesión que le hace ser muy exigente, perfeccionista y serio para crear los mejores y más innovadores formatos.
En cambio, su esposo, Marc, se permite una licencia más liviana y de liberación artística propia de su licenciatura en Historia del Arte, la cual le aporta un vínculo directo con las musas y la inspiración que se percibe en su carácter. Giró es la faceta menos seria de la relación, y se ha atrevido a participar en programas del ámbito de la prensa rosa.
Una de esas ocasiones fue en la polémica Sálvame Fashion Week en la que no sólo valoró los estilismos de los colaboradores, sino que además protagonizó una gran bronca con Kiko Hernández (46). Un año después también debutó como comentarista de Gran Hermano Revolution.
Santi y Marc han superado juntos los años dorados de la televisión en la década de los 90 y han experimentado los múltiples cambios de formatos que se vivieron en la pequeña pantalla a principios de los 2000. Todo ello, envuelto con el amor que se profesan y la profesionalidad que nunca pierden.