Fue a comienzos de los años 90 cuando Boris Izaguirre (57 años) aterrizó en España desde su Venezuela natal dispuesto a labrarse un futuro mejor que el que le ofrecía su país tras el golpe de Estado de Hugo Chávez. En su maleta no solo había ilusiones, fuerzas y energías, también un atractivo currículum ligado al mundo de la comunicación que no tardó en abrirle las puertas de la pequeña pantalla.
Su primera experiencia en televisión, la que le hizo famoso a nivel nacional, fue Crónicas Marcianas. A este programa no solo le debe la popularidad, también el haber podido conocer a una mujer que ya idolatraba cuando vivía en Caracas y que acabó convirtiéndose en una de sus grandes amigas, Isabel Preysler (72).
Así lo confesaba en su libro Tiempo de tormentas, donde explicaba que cuando era joven y llegaban las revistas del corazón de España a Venezuela se emocionaba al conocer las novedades de la filipina. De ahí que ese encuentro con la socialité, el primero de muchos, sea un recuerdo importante para él.
Así lo afirmó en entrevista para Vanitatis en la que contó que "la encontré altísima. Nosotros en Crónicas hacíamos cosas muy locas y una de ellas coincidió con el cierre de campaña de Porcelanosa en la que aparecía Isabel. Nos pusimos un velo como de viudas y ella me dijo que no sabía muy bien si nos burlábamos de ella o de verdad estábamos abrumados. En realidad, Isabel es una líder femenina".
Aunque en ese momento no lo supiera, fue el comienzo de una amistad profunda. Boris se convirtió no solo en un rostro muy común en la mansión de Isabel, conocida popularmente como Villa Meona, y también en su mejor defensor y en íntimo amigo de su hija Tamara Falcó (41).
Ha estado al lado de ambas mujeres en innumerables ocasiones, apoyándolas tanto en lo privado como en lo público. Ha estado junto a ellas tanto en los malos momentos, siempre con discreción, pero también en sus apariciones televisivas. En estas, si a Isabel ha buscado siempre humanizarla, a Tamara la ha acompañado y guiado, al ser un mundo que él conoce muy bien.
Gracias a esto Boris ha estado a su lado en sus momentos más mediáticos. Por ejemplo, cuando visitó Mi casa es la tuya y fue entrevistada por Bertín Osborne (68). Pero también la acompañó durante las grabaciones de We Love Tamara, el reality que tuvo la marquesa de Griñón en 2013 y, por supuesto y más recientemente, en la docu-serie de Netflix Tamara Falcó: La marquesa. Formaba parte de su círculo más cercano y se notaba, pues estaba junto a ella en los pasos más importantes de su vida.
Sin embargo, estas décadas de confianza, confidencias, apoyo y amistad saltaron por los aires hace unos meses. ¿El motivo? Un discurso que pronunció Tamara durante una convención religiosa en México que fue entendido como un ataque al colectivo LGTBIQ+, del que Boris Izaguirre forma parte activa como uno de sus grandes referentes.
Y la respuesta de su amigo no se hizo esperar. "En una suerte de esfuerzo mancomunado conseguimos alejar a Tamara del engañoso Íñigo Onieva. Ahora deberíamos repetir esfuerzo para alejarla de esa ideología odiosa que la rodea", escribió el televisivo en una columna de El País el pasado mes de octubre, desmarcándose de su Tamy, de sus palabras y rompiendo el vínculo que les unía.
A la marquesa de Griñón no le gustó nada lo que escribió sobre ella, y aunque el periodista le ha pedido disculpas en muchas ocasiones, no ha vuelto a dirigirle la palabra. Tampoco Isabel Preysler, quien en un gesto de apoyo férreo a su heredera tampoco quiere saber nada de él.
Desde aquel desaire han pasado seis meses en los que madre e hija no han movido ficha. Ellas, que terminaron incluso perdonando a Íñigo Onieva, cuyos pecados eran más graves, todavía no han indultado al que era su amigo del alma, quien fue su gran apoyo en los peores y mejores momentos durante años.
Así lo ha desvelado el propio Boris Izaguirre en su última aparición pública, durante el estreno del biopic de Miguel Bosé, donde ha reconocido que no sabe, siquiera, si estará invitado a la esperada boda de Tamara Falcó, prevista para el próximo mes de julio. "Yo siento el mismo cariño, pero lamentablemente estamos distanciados por un artículo que escribí, en mi opinión, bastante equivocadamente. No sé cómo volver a pedir perdón sobre eso", confesó ante las cámaras de Europa Press.
"Espero que llegue nuestro reencuentro, pero tampoco quisiera que se convirtiera en una noticia porque ella está viviendo varias cosas... y está bastante ocupada como para que yo vaya a meterme en ese lugar", prosiguió. Con la sinceridad que siempre le ha caracterizado desvelaba que aún no sabe si va a ir a la boda: "Estoy muy pendiente, como todos vosotros, y le deseo toda la felicidad, pero no sé si estoy invitado", concluyó apesadumbrado.