El próximo martes, 13 de diciembre de 2022, se cumple un año, 365 días, desde que la celebérrima e incombustible Verónica Forqué se quitara la vida en su domicilio del madrileño barrio de Chamartín. Ese día, Forqué no pudo más y, tras varios años batallando infatigable contra la depresión que padecía, su cuerpo sin vida fue hallado en el baño de su casa tras una llamada al 112 alertando de un intento autolítico.
El por siempre aciago 13 de diciembre de 2021 la única hija de la actriz, María Iborra Forqué (32), fue captada por los fotógrafos saliendo, abatida, del domicilio de su madre en compañía de su pareja sentimental, Rafael García, y de la mascota de Verónica. La casa donde la actriz fue feliz en sus últimos años de vida, un hogar que guarda una poderosa y emotiva historia familiar.
Ha pasado un año de aquel trágico suceso en la calle Víctor de la Serna, de Madrid, y al mismo tiempo que la joven María trata de continuar con su vida -está triunfando como Dj y show-woman en España y allende los mares-, EL ESPAÑOL ha podido confirmar en exclusiva que la casa de Verónica ha sido, por fin, vendida.
Hace un tiempo, este medio pudo conocer que a la vivienda se trasladaron a vivir, provisionalmente, "unos familiares" tras el deceso de Forqué. Eso sí, dos comunicantes sostuvieron entonces que sobre el inmueble aún no se había tomado decisión alguna.
No obstante, la casa ya tiene comprador casi un año después de la partida de la magnánima intérprete de ¿Qué he hecho yo para merecer esto? o Kika. Fue "hace unos meses" cuando se efectuó la compraventa, según los datos que maneja este periódico. "Comprende que no te diga nada más, pero sí: ya hay viviendo alguien", matizan.
Si bien en un principio se trasladó que la familia de Forqué no sabía qué decisión tomar al respecto, ahora se ha conocido que nada más lejos de la realidad: Verónica dejó dicho a su entorno, antes de conocerse su triste final, que su intención era "venderlo todo" e irse a la playa a vivir. En concreto, a Cartagena, Murcia, su oasis particular.
En ese "todo" se incluía este inmueble, el cual, anteriormente, perteneció a los padres de Verónica, el reconocido director y guionista José María Forqué, y la escritora argentina Carmen Vázquez-Vigo. En esa línea, se explica que la hija de la gran artista, María, vive en un ático en el barrio de San Bernardo, junto a su pareja, Rafael. "Ella nunca mostró interés por esa casa", aclaran.
De ahí, que Vero -como la llamaba cariñosamente su entorno- quisiera darle salida a su casa. Hace muchos años, el inmueble hizo las veces de oficina de trabajo del conocido director, José María. Era su centro de operaciones. "Cuando él falleció, se vino a vivir aquí la madre, Carmen, hasta su muerte. Ella quería una casa más recogida y a mano. Luego el piso estuvo vacío un tiempo", informó una fuente de total solvencia hace un tiempo.
Para añadir: "Hace algo más de un año se terminó una importante reforma que se le hizo a la casa. Entonces, fue cuando se vino aquí Verónica. Fíjate, la reforma se había hecho para ella...". Antes de su última residencia, Forqué vivió en Pozuelo de Alarcón, en un gran piso ubicado en una tranquila urbanización con zonas comunes, pistas deportivas, piscina y parque infantil.
EL ESPAÑOL se desplazó a principios de año al que fue domicilio de Forqué y una vecina, residente en su misma planta, explicó que la actriz "apenas llevaba tiempo viviendo aquí", y que el trato con sus vecinos era meramente cordial: "Yo con quien de verdad tenía trato era con su madre, pero con ella tan solo el hola y adiós que te cruzas en el rellano".
Tampoco Verónica hacía mucha vida social en el barrio, tal y como ha podido comprobar este periódico en los diversos comercios y establecimientos cercanos a su domicilio.
365 días después de su partida, su familia -incluida, especialmente, su hija María- sigue recordando a Forqué cada día, en los momentos más cotidianos. En ocasiones, se hace difícil de digerir su malograda impronta y esa bonhomía que todo lo impregnaba.
"Dejó una huella increíble en todos, por eso cuesta tanto entender que no esté y por eso cada decisión es un mundo. Siempre está el '¿qué haría ella?'. A veces uno piensa que nunca fue del todo consciente de lo importante que era para los demás", explica alguien cercano a los Forqué.
Su inversión en Cartagena
Como se sostiene unas cuantas líneas más arriba, Verónica tenía un sueño: vivir cerca del mar y poder retirarse allí una vez alejada del foco y los escenarios. Buscar su remanso de paz particular al arrullo del mar.
Disfrutar de ese último tramo de vida tras su prolífica y exitosa carrera profesional. La Forqué amaba la costa, una pasión que se la inculcó su madre, Carmen. Ella siempre le pedía a su afamada hija, hasta su fallecimiento, en marzo de 2018, que la llevara a la playa.
Forqué quiso estar más cerca de su madre adquiriendo en 2019 dos inmuebles en Cartagena, a pie de playa. Fue su forma de homenajear a la mujer más importante de su vida.
Cumplir así, además, con la última voluntad de Vázquez-Vigo. Y es que, según se hace constar a este periódico, la madre de Verónica Forqué les dejó a la actriz y a su nieta, María Iborra Forqué, "unos ahorrillos" para que compraran dos pisos en la playa. Así lo hicieron a finales de 2019. Ambos pisos son colindantes, según se explica, y Verónica compró uno para ella y otro para su hija y la pareja de ésta.
Además de los ahorros que les dejó Carmen, la actriz depositó en esos inmuebles un dinero. "Ella lo hizo por inversión, nunca le gustaron mucho los negocios". La actriz sentía devoción, en concreto, por Cartagena, Murcia. Desde que visitó esa tierra por primera vez, "se enamoró". De hecho, tal y como publicó Vanitatis, Forqué también tenía a su nombre dos parkings en la localidad murciana a los que le sacaba su rédito económico.