12 días después del escándalo mediático y social que supuso la filtración de su vídeo sexual, Santi Millán (53 años) ha reaparecido en una cena informal entre amigos. Tal y como ha compartido en sus redes sociales su compañero en Got Talent, y amigo, Risto Mejide (47), Millán ha regresado, al menos, a la vida social.
Completamente volcado en las grabaciones del mencionado espacio de Telecinco, Santi se ha dejado ver en la noche madrileña, arropado por el que se ha convertido en su núcleo duro de apoyos.
Sonriente y relajado, Millán aparece en la esperada imagen de su reaparición compartiendo velada con Mejide, la cantante Edurne (36), Dani Martínez (39), un compañero de programa y Nathalie García, la CEO de Fremantle, productora encargada del programa.
Precisamente, hace unos días la mujer de Santi Millán, Rosa Olucha, compartía una imagen en sus redes sociales junto a Nathalie García, durante una de las grabaciones del programa Got Talent. La directora y realizadora de televisión acompañaba, así, a Millán en su proyecto televisivo. No sólo ella: según pudo confirmar EL ESPAÑOL, Olucha acudió a los estudios de televisión junto a sus dos hijos.
Santi también estaba feliz de tenerlos allí y les presentó a los miembros del jurado, además de explicarles in situ la dinámica de trabajo. Fue una jornada muy especial para toda la familia, que trata de vivir con normalidad la polémica en la que todos se han visto envueltos de manera involuntaria. Ahora ha sido Santi Millán quien posa, feliz, junto a su compañera.
Poco a poco, la normalidad vuelve a la vida del sólido matrimonio, quien ha visto en las últimas semanas cómo su vida conyugal ha sido analizada con lupa. Ante el estoico silencio del presentador de Got Talent, su mujer Rosa ha sido la que ha dado un paso al frente para defender a su familia y, de paso, dejar patente que "existen muchos tipos de familia. En la nuestra la libertad, el respeto y la tolerancia son los pilares sobre los que hemos construido este proyecto".
También Rosa Olucha fue la encargada hace unos días de denunciar a través de sus redes sociales los mensajes que recibía por parte de un seguidor. Rosa Olucha recibe mensajes comprometedores y embarazosos casi a diario, por parte de algunos seguidores "machirulos", como los definió ella.
A través de varios Stories, Olucha quiso aclarar lo que sigue, al tiempo que afeó las faltas de ortografía que cometió un seguidor: "Una cosa. Si me tengo que enrollar con alguien (y aviso de que de momento no es mi intención), nunca sería con alguien que escribe..." En este punto, Rosa expuso los mensajes, cargados de fallos gramaticales, que le envía este seguidor masculino. Y puntualizó: "Mensajes machirulos. Soy más de aprovechar mi tiempo libre con otras especies. Somos libres, pero no imbéciles".
Más allá de las demás consideraciones, en estas palabras de Rosa habría un detalle clave que haría entender cómo su relación actual con el mítico presentador. La frase "y aviso de que de momento no es mi intención" va muy en la línea de lo que aseguró hace unos días la propia Rosa: "No tenéis que sentir pena ni apoyar a nadie. Yo no soy víctima y aquí no hay bandos ni propiedades. Ni él es mío ni yo soy suya. (...) Me da mucha pereza ver que a estas alturas el sexo consentido y privado siga causando escándalos. Sí, señores, ¡la gente folla! Dentro y fuera de la pareja".
Hace unos días, este medio confirmó que Santi "se está dejando asesorar por sus abogados". En estos momentos, el actor y Rosa sólo tienen una ocupación y preocupación: proteger a sus dos hijos adolescentes, Marc, de dieciséis años, y Ruth, de catorce. "Él sólo tiene una cosa en la cabeza, y es alejar a los peques de todo lo que se está diciendo. Tanto él como Rosa sólo miran eso. Sabes cómo son los colegios y en esas edades", se confía al otro lado del teléfono.
A nivel matrimonial, se hace constar que Santi y Rosa tienen una relación "muy fortalecida y sólida. Se adoran por encima de todo". Como bien sostiene Olucha en sus recientes declaraciones, "hemos caminado muchos kilómetros juntos y muchos más separados. Hemos tropezado mil veces, hemos hablado cuando ha hecho falta, hemos cambiado el ritmo cuando nos hemos cansado. De momento, ni tan mal".