No había revista de corazón, tertulia en radio o programa de televisión de finales de la década de los 90, principios de los 2000, que no llevase en su escaleta el nombre de Sonia Moldes (49 años).
Esta guapísima gallega reunía los ingredientes perfectos para ser un atractivo de la prensa, y por ende, del público: era joven -sólo tenía 24 años-, con una belleza insultante, morena, de ojos verdes y, fundamentalmente, había empezado a vivir una historia de amor con Alessandro Lequio (61), otro de los personajes públicos más seguidos del momento. No sólo por su vínculo con la Corona de España, pues es sobrino del rey Juan Carlos (84) por la rama de los Torlonia, sino por su tormentosa relación con Ana Obregón (67), con quien ya tenía un hijo, Álex.
Tras varios años alejada voluntariamente del foco mediático, EL ESPAÑOL ha entrevistado a la empresaria Sonia Moldes y con ella ha hablado sobre su vida en la actualidad, sus proyectos de futuro y sus cuatro matrimonios. El último, según ella, "el peor error de mi vida".
Primero, ¿cómo está? Hace mucho que no se sabe de usted.
Llevo una vida muy tranquila, apartada de todo. Intento estar apartada, a no ser que me nombren, como sucede a veces. Yo ya a eso no le encuentro mucho sentido porque al no estar ahí metida, no sé por qué suscito interés para los medios. Pero bueno, siempre ocurre algo y vuelvo a aparecer, aunque nunca ha sido mi intención. Tengo una vida como la gente normal, trabajando, dedicada a mi familia, a mis amigos y muy tranquila.
¿Este alejamiento del foco mediático es voluntario o le apetece volver a hacer algo?
Es totalmente voluntario. Ya fue voluntario cuando me fui a vivir a Miami para apartarme de todo, evidentemente. Pero ya te digo, es inevitable que algunas veces me salpique un comentario o un cotilleo o algo donde me veo involucrada, pero para nada es mi intención. Tengo una vida muy tranquila que no cambiaría por nada.
¿Está pendiente de esas cosas o se las cuentan?
Me las cuentan. Yo, desde el principio, tuve a mi representante, que es Francesc Parellada, con el que ya después de tantos años me une un vínculo personal. Cuando pasa cualquier cosa, él me la cuenta.
Sabemos que ha estado de viaje recientemente en Miami, ¿va y viene o vive allí?
Quiero dejar claro, porque es cierto que en mis redes sociales se me ve en Dubái, se me ve en Miami, que todo es por trabajo. La realidad es que no tengo esa vida de influencer de lujo. ¡Ojalá! Todo tiene su lógica. Una de mis facetas es que he sido productora musical de un grupo llamado Los chicanos del sur, que tienen un tema que fue número uno en España, Beso a beso, y quisimos abrir con ellos mercado en Dubái porque les encanta la música latina. Fui a Dubái por trabajo y no para tomar el sol, como muchas, y no es una crítica, ¿eh? Al revés, qué envidia, qué suerte, pero mis viajes son por trabajo.
¿Y qué vínculo le une a Miami entonces?
He estado viviendo allí, tengo a mucha gente a la que llevaba años sin ver, mis íntimas amigas, que para mí son igual que las de Madrid. Eso sí que me hacía falta... verlas después de tantos años, después del confinamiento y todo. El último viaje a Miami ha sido por un tema personal para ver a estas amigas a las que adoro y a las que no veía desde antes del confinamiento. Además, tengo casa allí porque me quedo en casa de cualquiera de ellas.
¿Cómo es su día a día laboral?
Soy directora comercial de una empresa, Gurú Oposiciones, una academia de oposiciones. Y sigo vinculada a la música, que me apasiona, me encanta. Eso lo tengo más a modo de hobbie, pero yo sigo empeñada en abrir mercado en Dubái con este grupo argentino, Los chicanos del sur, que fueron número uno en LOS40 Principales con Beso a beso.
¿Cómo recuerda aquellos años, a finales de los 90, y la persecución de la prensa por su relación con Alessandro Lequio?
Una locura. Yo tenía 24 años, no sé si la gente tenía eso en cuenta, pero es que yo era una niña. Yo me quedé sin padres siendo muy jovencita y, a veces, la vida hace que madures antes de tiempo. Yo estaba estudiando, me pilló todo de sorpresa. No podía ni visualizar lo que me esperaba ni dónde me iba a meter. Salí con una persona que en ese momento era pública, me metí en este lío y pronto me di cuenta de que no era lo que me gustaba. Siempre lo digo, y quiero que esto quede claro: estoy infinitamente agradecida a la prensa. Cuando yo he abierto un local, lo que una persona tarda en promocionarlo con el boca a boca y todo, en 24 horas mi local ya era conocido.
Muchos restaurantes o locales de copas tienen que pagar mucho dinero en promoción y usted lo conseguía gracias a su vínculo con los medios, ¿no?
Totalmente. Por eso insisto y lo diré siempre: habéis sido muy generosos conmigo. Y siempre que puedo, tengo un detalle con vosotros. Promocionar un local cuesta mucho, mucho... Parte del éxito de mis negocios hosteleros ha sido gracias a la prensa. Mi agradecimiento eterno.
En las crónicas de la época se hablaba de matrimonio... Tengo aquí un fragmento de Inés García, de El País, de 1997: "Alejandro Lecquio está pensando en casarse. Por lo menos ha solicitado los papeles para casarse por lo civil. Se supone que la afortunada es Sonia Moldes, con la que últimamente aparece en todos los saraos". ¿Cómo fue ese amor?
No me apetece hablar nada de Alessandro. Es una historia del pasado, que no puedo negarla porque es pública y evidente. Fue una historia, pero yo no me enamoré, ha habido hombres muchos más importantes en mi vida, mis maridos, las personas con las que me casé. Él no fue importante como para dar el paso de un matrimonio.
¿Existe contacto entre ustedes?
Cero, nulo.
¿Pensó en llamarlo o hacerle llegar un mensaje de cariño a través de alguien después del fallecimiento de su hijo Álex?
Eso es un tema superdoloroso en el que no quiero ni entrar. Y lo siento muchísimo. No tengo ningún contacto con él.
Se ha casado cuatro veces. La última, en mayo de 2019, con un empresario gallego llamado José Peña y cuyo matrimonio duró ocho meses. ¿Qué pasó y por qué fue tan efímero?
Fue el mayor error de mi vida. Eso sí que lo tengo claro. La mayor equivocación y el mayor error de mi vida fue mi último matrimonio. Por todo, por el personaje en cuestión con el que me casé, por todo. Una equivocación, no puedo decirte más, el mayor error de mi vida. Con eso te lo digo todo.
¿Hay alguna persona de la televisión de la época de la que tenga un mal recuerdo? ¿Algún periodista o colaborador?
Cuando estás ahí expuesta mediáticamente no puedes caer bien a todo el mundo ni gustar a todo el mundo, incluidos periodistas y colaboradores. Pero nunca he tenido ningún problema con ellos o algo fuerte que me haya marcado. Ellos daban su opinión y si algo que yo había hecho se comentaba, yo lo asumía y lo asimilaba. No recuerdo nada desagradable. Yo he tenido relación de amistad con algunos colaboradores.
Dicen que no hay quinto malo... ¿Está de nuevo ilusionada? ¿Tiene ganas de volver a pasar por el altar?
No estoy con nadie y, sobre todo, no me planteo, evidentemente, pasar por el altar. Mi mejor estado, cuando mejor estoy, es cuando estoy sin pareja. Hay gente que sí. Mi hermana, por ejeplo, es feliz con pareja y yo, en cambio... no. Parece una contradicción porque me he casado cuatro veces, pero cuando más feliz estoy es cuando estoy soltera. Yo tengo a mi tesoro, como los llamo yo, que son mis hermanos, mis amigas. Cuando tienes un grupo que te llena tanto, estás feliz.
¿Qué proyectos tiene ahora o para verano, para el futuro? ¿Qué le apetece y con qué sueña?
Quiero seguir como estoy, muy bien, realizada. Como dicen, que me quede como estoy. Me van bien las cosas en el trabajo, con esos proyectos musicales, alguna otra cosita que tengo. Estoy muy contenta y realmente bien. Feliz.
[Más información: Sonia Moldes, la ex de Lequio, también fue amante de Gustavo González]