"A Jesús no le gustaban las misas ni los aniversarios de muerte ni nada de eso. Dejó dicho que cuando se acordasen de él se reunieran los amigos y celebraran y brindaran", asegura a EL ESPAÑOL un buen amigo del mítico y malogrado periodista Jesús Mariñas, fallecido el pasado 10 de mayo a causa del cáncer de vejiga que padecía.
En esa petición Mariñas se mostró especialmente taxativo; por eso no hubo ni velatorio antes de su incineración. Las reuniones de amigos tenían que tener lugar, además, en un enclave muy significativo para el mítico periodista de crónica social: el restaurante madrileño Casa Lucio. Mariñas fue íntimo amigo del dueño del establecimiento, Lucio Blázquez.
"Lucio sintió especialmente su muerte. Le afectó porque Jesús llenaba el local cuando llegaba. Siempre ocupaba el mismo lugar y nunca hacía falta que pidiera nada; ya sabían todos los camareros lo que quería", añade la fuente consultada. Según se desliza a este medio, esos serán los únicos homenajes que recibirá la memoria de Jesús Mariñas.
En estos días, según se confía, están teniendo lugar comidas en el citado restaurante, en las que Elio Valderrama, el viudo de Mariñas, es el artífice y precursor. Jesús tenía tantos amigos, se explica, que estas reuniones se han tenido que prolongar, espaciar y diseminar en varios días. Especial mención e hincapié se hace con los componentes de la peña periodística Cuarto Poder, de la que Jesús era el presidente.
También se reunirán esos amigos de años y batallas. Lo recordarán en su mejor versión e informa quien bien lo sabe que ese apartado donde comía siempre Jesús, ese reservado, "llevará por siempre su nombre".
En esa línea, la citada peña también realizará próximamente otro homenaje a Mariñas: irse de viaje a un lugar muy especial para el emblemático y ácido periodista del corazón.
Este informante con el que se contacta sostiene que Mariñas tiene muchos y "poderosos" y desconocidos amigos. Personas que pudieron jactarse y disfrutar de su amistad y compañía, y siempre en la más estricta intimidad.
Por ejemplo, pocas personas conocían el vínculo que existía entre Mariñas y el rey emérito Juan Carlos (84 años). Ambos atesoraban una suerte de amistad que sumaba varias décadas. Juan Carlos y Jesús "se apreciaban mucho y el Rey se reía lo más grande con las ocurrencias que le contaba Mariñas. Hablaban de la vida, de los cotilleos que se contaban en los cenáculos".
El emérito aprendía y se divertía mucho con la presencia de Jesús. De hecho, llegó a darle audiencia en varias ocasiones en La Zarzuela, cuando aún era monarca. En los últimos años, siguió existiendo "algún contacto telefónico". Este periódico ha podido conocer que Juan Carlos I estuvo al tanto de la enfermedad que padeció Jesús y que, finalmente, acabó con su vida el pasado 10 de mayo.
Eso sí, EL ESPAÑOL, al cierre de este artículo, no ha podido confirmar que el padre de Felipe VI (54) haya trasladado sus condolencias a Elio, el marido de Jesús Mariñas. En otro orden de cosas, este medio ha confirmado que otros rostros conocidos estuvieron al quite, muy pendientes, de Mariñas en sus últimas semanas y días. De entre ellos, Paloma Cuevas (49).
La exmujer de Enrique Ponce (50) llegó a enviarle a Jesús bomboneras y toblerones de chocolate al hospital. Se explica que no sólo lo conoció y trató Cuevas, también los padres de ésta, Victoriano Valencia (88) y Paloma Díaz. De ellos surgió la iniciativa de tener un detalle con el mítico colaborador del espacio Tómbola, según se explica a este medio.
La despedida de Jesús
Jesús Mariñas tuvo tiempo de despedirse, uno por otro, de todos sus seres queridos, bien físicamente -algunos de sus más allegados se desplazaron al hospital San Rafael de Madrid- o por conversación telefónica.
"Jesús pudo irse habiéndose despedido de toda su gente, de sus buenos amigos y también de Elio. Con todos tuvo su conversación", informó una fuente de contrastada credibilidad hace unos días. La despedida con Elio fue especialmente dura y estuvo cargada, sobre todo, de sobreentendidos. No les hizo falta verbalizar lo que sentían.
Y añadió esta persona, que conoció a Mariñas hace más de 30 años: "Sólo tuvo pensamientos para el bienestar de Elio, que él estuviera bien y que se le arropara y se estuviera pendiente de él".
No sólo esto: hasta donde conoce este periódico Jesús organizó su despedida y dejó "todo muy bien atado". Lo que pidió encarecidamente es que no se le hiciera un velatorio ni que su último adiós fuera radiado en televisión: "Quien conocía a Jesús sabía que eso lo detestaba. Nunca le gustaron ese tipo de espectáculos y creía que la gente iba por figurar y hacerse la foto".
Para evitar esa escena, Mariñas dijo adiós a las personas que más le importaban. Dejó dicho lo que quería que pusiera en su epitafio -"Viví para vivir"-, y dónde deseaba que descansasen sus restos mortales: junto a su madre, en su tierra natal, Galicia.
Sostiene la fuente que Mariñas murió "en paz y con absoluta serenidad". En su caso, fue verdad y literal que estuvo trabajando hasta el final: "No dejó de dictarle las crónicas a Elio hasta la semana pasada. La última persona de la que escribió fue de Isabel Pantoja (65)".
El gallego fallecía a los 79 años tras más de un mes ingresado a causa del cáncer de vejiga que padecía desde hace tiempo. Fue el pasado 31 de marzo cuando el también célebre colaborador de televisión, uno de los emblemas del periodismo del corazón, era hospitalizado por complicaciones derivadas de la enfermedad que sufría y que, finalmente, sesgaron su vida.
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