15 años han pasado desde que Valerio Pino (39 años) llegase a la vida de todos los españoles a través de un programa de televisión tan querido como recordado -e incluso a veces añorado-: Supermodelo 2006. Una década y un lustro en los que el profesor de pasarela, también modelo y bailarín de profesión, ha vivido una montaña rusa que lo llevó a abrazar el éxito y la gloria, pero también a tocar fondo tras sufrir una profunda depresión.
"Los últimos dos años han sido muy difíciles para mí, sobre todo desde la muerte de mi perra, Ágatha. Su fallecimiento me hundió en una depresión muy fuerte. Para mí, Ágatha era mi hija. Yo llevaba 14 años con ella. Me afectó mucho, pero no sólo eso, sino otras cosas que me han pasado que no he contado antes y ahora voy a contar", expresa Pino para este periódico en la que es su primera entrevista en años.
Valerio, ¿cómo está? Hace mucho que no se sabe nada de usted.
Ahora mejor, pero he pasado dos años durísimos. Además de la muerte de mi perra, Ágatha, que fue un golpe durísimo, me enteré de que mi padre biológico no era quien yo creía. Mi padre, la persona que yo siempre creí que era mi padre, murió cuando yo tenía 8 años. Yo estaba convencido de que ese hombre era mi padre, pero en realidad no lo era. Con el tiempo, mi madre me habló de otro hombre, un presentador de televisión famosísimo en Italia, que se llamaba Corrado Mantoni. Él murió en 1999 y hace dos años, por el vigésimo aniversario de su muerte, hicieron un programa especial y mi madre vino hacia mí con lágrimas en los ojos, como intentando decirme algo, pero con contención.
¿Le confesó que su padre era Corrado Mantoni?
Yo empecé a preguntar, a investigar, a atar cabos... y ahí es cuando descubro que ella mantuvo una relación sentimental, no sé si breve o larga, con este hombre, hace más de 40 años, claro. De hecho, mi madre tiene algunas fotos con él, imagínate, en blanco y negro. Yo las he visto. Ella lo niega todo porque no quiere ningún escándalo. Aquí en Italia somos así: cerrados de mente, preocupados por el que dirán, los comentarios de la gente... Yo hablé con una revista de tirada nacional y conté todo lo que sabía sobre este caso. Tengo derecho a saber quién es mi padre.
¿Ha pedido una prueba de paternidad en los juzgados?
No, porque me da mucha vergüenza el simple hecho de pensar que tienen que exhumar el cadáver de ese hombre para poder demostrar que es mi padre.
¿Ese señor no tenía más hijos?
Sí, su familia era su viuda y su hijo, al que yo considero mi hermano.
No necesitan exhumar el cadáver, su hermano puede darle una muestra de su ADN.
No es tan fácil, él no quiere. Él y su madre están en mi contra, mi familia, en este sentido, también está en mi contra. Me siento muy solo. Siempre tengo la esperanza de que alguien que sepa algo pueda contactar conmigo para arrojarme luz al respecto. Yo quiero saber quién es mi padre. Mi hermano dice que soy un loco y que hago todo esto por salir en las revistas y montar el follón.
¿Y profesionalmente cómo le va?
Pues mira, entre la Covid-19 y mi situación personal, tuve que parar todo. No he podido trabajar. La muerte de Ágatha me dejó hundido, lloraba sin parar todo el día y toda la noche, adelgacé muchísimo, no podía trabajar por la depresión. Es ahora cuando me estoy recuperando.
Pero escribió un libro, ¿no?
Es verdad, se me había olvidado. Publiqué mi libro, Amor en el camerino, en Italia en 2018, y en 2020, cuando empieza el primer confinamiento, lo único para lo que tuve fuerzas fue para traducirlo al español y publicarlo en España. Yo no he manifestado mi estado de tristeza en las redes sociales, pero he estado muy mal, encerrado en casa mucho tiempo y cuando publiqué el libro en España sólo hice una entrevista para promocionarlo.
Lo que Valerio Pino cuenta en su libro es tremendo. La realidad, una vez más, supera a la ficción. En el año 2016, su expareja, Markus Bellamy, mató a su novio, Bernardo Almonte, y ahora cumple una pena de 20 años en una prisión de Nueva York. En el juicio, que se celebró en 2019, Bellamy se defendió alegando que habían fumado tanta anfetamina que pensaba que veía el diablo cuando acabó estrangulando a su novio hasta la muerte.
Una historia increíble la de su libro.
Mi ex está en la cárcel porque mató a su ex. ¿Qué pasa con mi vida? Todo ha sido como una película... Y ahora mismo es cuando empiezo a ver la luz y empiezo a ver la salida a todo esto. No puede ser que siempre me pase todo lo malo. Tiene que llegar un punto en el que vuelva otra vez a dar un giro en positivo...
Aunque ha pasado por momentos duros, al principio también hubo momentos de gloria. ¿Qué análisis hace de estos 15 años de vida pública?
Desde luego, hubo momentos de gloria inolvidables. Todo lo que me pasó en España... jamás me lo hubiera imaginado, desde Supermodelo en dos de sus ediciones hasta los últimos programas. Yo pasé de ahí a Supervivientes 2007 y después colaboré en casi todos los programas de Telecinco y otras cadenas. Me encantaría volver a España. Creo que todavía no lo he dado todo en la televisión. Ojalá algún día encaje algo para volver.
¿Es difícil mantenerse en televisión?
Si te acuestas con el director de un programa o el director de una cadena, trabajas en la televisión. Si te dejas llevar por algunas camas, sigues en la televisión. De verdad que es así. Algún compromiso tienes que tener. Es verdad que hay gente muy válida, grandes profesionales, pero también hay gente malísima y no te explicas cómo es posible que a lo mejor haya determinados personajes o contraten a una gente que tú los ves y es que no valen.
¿Usted se ha sentido alguna vez cosificado por hombres con poder por su físico?
Sí, y a mí eso me perjudicó. Y es verdad que si no accedes a ciertos compromisos, no sigues trabajando. Me refiero a pelotear a los jefes, reírles las gracias y acceder a lo que te pidan, incluso si te piden que pases por su cama. En España hay momentos donde no se tiene en cuenta la profesionalidad de la gente. Muchos programas empiezan a tener interés por los familiares de los famosos, por las grandes sagas y toda la gente que sale de ahí, por los escándalos. Mira, por ejemplo, Alessandro Lequio. Si tienes un hijo con Ana Obregón, a lo mejor te mantienes, pero si no... ya te digo yo que no.
¿Usted ha ganado mucho dinero en televisión?
No me puedo quejar. Es verdad que tampoco era yo un personaje tan importante como para que me pagasen millones y millones, pero seguramente tuve suerte porque fueron los años que en los que la tele aún se pagaba muy bien. Después empezó a cambiar la cosa y ya las productoras querían pagar poco y ahorrar mucho.
El 13 de agosto, la semana que viene, cumple 40 años... ¿Qué deseo pide a estas alturas de tu vida?
Quiero casarme. Laboralmente, artísticamente, entre Italia y España, estoy muy satisfecho por todo lo que he hecho. Sólo gracias a mi esfuerzo porque nunca jamás he accedido a hacer ninguno de esos compromisos de los que te hablaba. Pero si tuviera que pedir un deseo es ese: realizarme, encontrar a una persona, casarme... Otro deseo: me encantaría volver a España para enseñar a desfilar a las drags de Drag Race España. Sería genial para el programa y sería volver a retomar mi papel de profesor de pasarela como en Supermodelo. Sería muy bonito con ellas. Sería la bomba.
¿Está enamorado?
Estoy en ello, o sea, estoy intentándolo... A ver si hay suerte... Pero sí, podría haber alguien... aunque hay que ir con pies de plomo. No hay que precipitarse... hay que hacer las cosas con la cabeza muy fría. Es todo un conjunto, una cadena, estoy saliendo de lo que estoy saliendo y no puedo correr. Tengo que ir despacio y tranquilo.
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