Con un ramillete de rosas blancas y rota de dolor. Así despedía Ana Torroja (61 años) a su padre, el eminente ingeniero José Antonio Torroja Cavanillas, II Marqués de Torroja, que fallecía el pasado 14 de julio a la edad de 88 años.
La noticia del fallecimiento cogió por sorpresa a la familia, incluida a la propia artista, que actualmente vive en México y que tuvo que coger el primer avión para llegar a toda velocidad a media mañana del día 15 de julio hasta al tanatorio de San Isidro, donde reposaban los restos mortales de su padre.
Abrazada a sus hermanos, su marido y su hija, y sin poder ocultar el inmenso dolor, la cantante llegaba al tanatorio con su maleta directa desde el aeropuerto. La noticia de su fallecimiento la dio a conocer el Colegio de Ingenieros de Caminos de la Universidad Politécnica que, a través de su web, daba el último adiós al que ha sido uno de los ingenieros más destacados en el uso del hormigón. José Antonio estaba considerado, junto a su padre Eduardo Torroja, como "el gran referente de la ingeniería de caminos española". Se graduó en 1957 en la Escuela Oficial de Ingenieros de Madrid, institución donde obtuvo un doctorado seis años después. Además, ganó en 2006 el Premio Nacional de Ingeniería Civil de España y obtuvo el Doctor Honoris Causa por la Universidad Politécnica de Cataluña.
Fue nombrado profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid en 2003. Su pasión por su profesión le venía de su padre, también ingeniero de caminos, profesor, constructor e investigador español. Su contribución en el campo de la ingeniería fue tal que Franco le otorgó, a título póstumo, el título de marqués de Torroja en reconocimiento a su extraordinaria labor en el campo de la ingeniería civil. Eduardo Torroja dejaba para la posteridad obras como El hipódromo de la Zarzuela y el Estadio de la Universidad Complutense, de Madrid.
Arropada por su familia
Fiel a su espíritu discreto, pese al éxito de su hija cantante, las exequias de Torroja Cavanillas se han llevado en la más estricta intimidad. La cantante no hizo ningún tipo de referencia a su pérdida en sus redes sociales, y a día de hoy sigue sin hacerlo. Tras un día de velatorio, José Antonio era incinerado a las doce de la noche en el Tanatorio de Galapagar, al norte de la capital. Al día siguiente, la familia al completo, encabezada por Ana Torroja, se reunía a las 10:30 horas de la mañana en el panteón familiar del Sacramental de San Isidro para despedir al eminente ingeniero.
En el trance, la cantante ha estado acompañada por su familia, sus cinco hermanos y su marido, Rafael Duque, y su hija Jara, de 16 años, y de la que apenas existe testimonio gráfico desde su nacimiento. La cantante se abrazaba a su hija a las puertas del tanatorio de San Isidro buscando algo de consuelo en el inmenso dolor. Con un ramillete de rosas en la mano, Ana, de 61 años, mostraba su lado más cariñoso con su familia a los que se abrazaba cariñosamente. Afectada por la pérdida, Ana intentaba mantenerse serena, más si cabe, por ser la mayor de los seis hermanos.
La cantante intenta volver a la normalidad y prosigue con su gira de conciertos por toda España. El próximo día 31 de julio retomará sus compromisos profesionales de su tour Volver. Será con un concierto en la plaza de toros de Alicante, que a buen seguro será un momento muy especial para la cantante que se reencontrará con su público por primera vez desde la muerte de su padre.
No será marquesa de Torroja
Al respecto del título de marquesa de Torroja que le corresponde por herencia de su padre, la cantante no parece tener intención de solicitar el título. "A mi abuelo se lo concedieron por mérito en su trabajo, mi padre lo heredó y se irá con él, porque ahora hay que pagar y realmente lo haces por un título que se lo dieron a mi abuelo por su labor, el que se lo merecía era él y mi padre. Los demás no, así que quedará ahí", manifestó la cantante hace un tiempo.
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