Este sábado es un día importante en casa de la familia Iglesias Montero. Leo y Manuel, los hijos mayores de Irene Montero (33 años) y Pablo Iglesias (42), cumplen tres años. Este fin de semana en la famosa vivienda de Galapagar se celebra la vida y se dejan atrás los complicados recuerdos sobre el nacimiento prematuro de los mellizos.
Los pequeños llegaron al mundo el 3 de julio de 2018 con tan solo 27 semanas de gestación, una delicada circunstancia que propició que tuvieran que permanecer tres meses ingresados el Hospital Materno Infantil del Gregorio Marañón, atendidos 24 horas en la sección neonatal. Ahí empezó la verdadera lucha de Pablo e Irene, que pasaron de ser noticia día tras día por su posición de líderes de un partido político a quitarse la capa de lo público para convertirse exclusivamente en padres. Leo y Manuel estuvieron durante casi 100 días en el citado centro médico siendo observados por sus doctores a la vez que sus progenitores empleaban el Método Mamá Canguro (MMC) -esto es, en contacto físico, piel con piel, con sus padres-. El 8 de octubre de 2018 fueron dados de alta hospitalaria, aunque no, médica, pues debían mantener el seguimiento de su evolución a través de consultas y continuo contacto con los profesionales sanitarios.
Afortunadamente, esa época forma parte del pasado y este sábado los hijos de Irene y Pablo -junto a su hermana pequeña, Aitana (1)- tendrán una celebración de cumpleaños más especial que la de años anteriores. Y es que en tan solo unos meses el día a día de su hogar ha cambiado de forma muy reseñable.
Los tres hijos de Iglesias y Montero nacieron en plena etapa política de sus dos padres. Él era el líder de Unidas Podemos, y después vicesecretario segundo del Ejecutivo; y ella fue portavoz de UP en el Congreso y tras la coalición de Gobierno se convirtió ministra de Igualdad, su actual puesto. Por este motivo, los menores han sido testigos de primera de la ajetreada agenda de sus progenitores y de las complejidades de su labor pública que siempre ha afectado directamente a su faceta personal y familiar.
Durante estos tres años de vida que tienen Leo y Manuel, sus padres han tenido que hacer malabares -como la gran mayoría de españoles que tienen dificultades para conciliar-, para cuidar y estar junto a sus hijos. Sus exigencias laborales como representantes de la ciudadanía y su continua exposición pública debido a que ambos eran figuras activas de la política al mismo tiempo, no les permitía ver a sus pequeños tanto como deseaban. Este factor tuvo, a buen seguro, mucho que ver en la drástica decisión que tomó Pablo Iglesias el pasado 5 de mayo: abandonar la política.
El vallecano ya había dejado su escaño y la cartera vicepresidencial en marzo y se presentó a la candidatura de la Comunidad madrileña sin éxito. Según los expertos, este paso fue muy meditado para alejarse cada vez más del ejercicio público. Así fue.
Gracias a este hecho, Iglesias dispone actualmente de una agenda más convencional y de tiempo para estar en casa cuidando de sus tres hijos. De hecho, como anécdota curiosa, el ya ex secretario general de Unidas Podemos se cortó la coleta horas después de anunciar su adiós. Este gesto podría esconder también un guiño a su faceta paterna, pues ya cambió su mítico recogido por un moño porque sus hijos "le tiraban del pelo", según él mismo desveló, y ahora ha decidido despedirse de su melena para enfrentarse a su nueva rutina con más tiempo libre para jugar con sus pequeños.
Mientras, Irene continúa su ascenso cada vez más consolidado en la primera línea política. Así que este sábado los Iglesias Montero además de celebrar el cumpleaños de sus amados mellizos también podrán festejar el gran momento de Irene y la nueva vida de Pablo con una emotiva cita todos juntos en casa.
Su otra celebración veraniega
En menos de un mes, el 2 de agosto, la más pequeña de la familia, Aitana, cumple su segundo año de vida. A los pocos meses de nacer, la bebé ya fue testigo del cambio más radical e importante que han vivido sus padres jamás, y es que se adentraron en el Gobierno estatal con dos carteras de renombre.
"La Aitana", como la llama su madre, ya se ha recorrido todos los pasillos del Congreso, ha estado presente en varios actos políticos y hasta en los debates electorales televisados -desde bambalinas-. Es cierto que la ministra de Igualdad no ha llegado a hacer en ningún momento lo que sí hizo su excompañera de partido Carolina Bescansa (50) cuando en enero de 2016 llevó a su hijo recién nacido al palco del Congreso durante una jornada laboral, pero eso es lo único que le ha faltado por vivir a Aitana Iglesias. Y es que la pequeña ya conoce todos los rincones de la Cámara Baja como si fuera su casa.
La menor siempre ha ido portada por Irene en una mochila y ha acudido a la gran mayoría de sus actos: "Así sobrevive la pobre muchacha que es una activista desde los primeros meses. Pobrecita mía... Saca carácter, pero sí, se porta bien. También es que come mucho, la tengo empachada. La compro con comida", contaba con humor Irene. Sin embargo, desde que tomó la cartera del Ministerio de Igualdad, Aitana ya ha disminuido radicalmente su exposición pública 'pegada' a su madre.
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