No cabe duda de que la serie documental de Rocío Carrasco (43 años), Rocío: contar la verdad para seguir viva, ha zarandeado los cimientos de la familia de Rocío Jurado de forma irreversible. La hija mayor de La más grande promete reescribir su biografía y la de su familia con su ansiado testimonio, tras 25 años en silencio hasta ahora. A sus duros pasajes al lado de Antonio David Flores (45) se une la nula relación que mantiene Carrasco con sus hijos, Rocío (24) y David, en la actualidad; una situación límite y aciaga que no solo ha emocionado e impactado a millones de espectadores, también a Ana María Aldón (42). Una emoción con connotaciones.
La mujer de José Ortega Cano (67) no pudo siquiera reprimir las lágrimas en el programa Viva la vida ante el testimonio de Rocío Carrasco. "Es una persona que está contando su historia y a mí me llega", sostuvo, pugnando por no llorar en directo. Y añadió: "Escucho a una persona contar ese relato y me emociona. No entiendo cómo pueden llegar las cosas a un punto ni por una parte ni por la otra. Cuesta mucho trabajo".
Unos episodios que le recordaron, de forma inevitable, a los que vivió ella en su infancia, con un padre implacable: "Desde que tengo uso de razón, yo llegué a contar algún episodio, pero eran mucho más duros. Aquello no era normal ni antes ni ahora, ni fruto de un disgusto o un cabreo… era ensañamiento y brutalidad". Unas palabras que, más allá de su vivencia y centrándose en Carrasco, tuvieron sus consecuencias, como ha podido confirmar JALEOS a través de una fuente familiar: Ana María, como se dijo en Viva la vida, recibió una llamada durante un corte de publicidad.
Un pequeño toque de atención, una suerte de amonestación por no "sacar la cara" de otra forma por la familia de su marido, los Ortega Cano. Cabe destacar en este punto que, hasta la fecha, ningún familiar se ha mostrado tan empático y comprensivo con el dolor de Rocío Carrasco. De hecho, Rosa Benito, exmujer de Amador Mohedano (67), se mostró rota en el estreno de la serie -sobre todo, con el tratamiento psiquiátrico que reconoció recibir Carrasco-, pero pronto su postura trocó en indignación y defensa. Posicionándose en su bando.
A la polémica reacción de Aldón, se añade más. No hay que olvidar lo mal que lo está pasando José Ortega Cano en las últimas semanas, desde que se estrenó este documental. Padece fuertes dolores de estómago, agudizados en las tardes. Una dolencia que tiene a la familia preocupada. Ortega ha optado por no ver la serie, como confirman al otro lado del teléfono. "Es demasiado el dolor y no entiende por qué ahora dicen estas cosas sobre él. Defiende a muerte su relación con Jurado". Eso sí, reconoce "las discusiones" en el matrimonio, pero hubo mucho amor y "no piensa tolerar" que nadie lo ponga en duda.
Otra fuente consultada, más prudente, desliza que José comprende que Ana María conecte de algún modo con el testimonio de Rocío "por todo lo que le recuerda su infancia". Los ánimos están muy caldeados y los nervios, encrespados: "Que salga ahora Rocío contando esta historia hierve la sangre y no es para menos. Ella cuenta una versión que no siempre se ajusta con la de otros. Es volver a reabrir heridas". Hay dos puntos, tal y como se cuenta, que han molestado sobremanera al diestro: que Carrasco ponga en duda la boda con Rocío y que diga "que la Jurado accedió a adoptar por expreso deseo paternal de José".
La relación entre Carrasco y sus hermanos
A este medio se desliza que las relaciones se truncaron para no volver a ser las mismas en 2011. Ese año fue clave, al menos para una de las partes. Después de que Ortega Cano sufriera aquel trágico accidente de coche, Rocío Carrasco hizo una promesa ante los medios: "No les faltará de nada y estarán bien atendidos". Extremo que su propia hermana Gloria Camila (25) se encargó de desmentir. "¿Qué hermana? ¿Con la que llevo tres años sin hablar?", espetó el día de su cumpleaños, abriendo públicamente una brecha insalvable. Los periodistas bien informados fechan el arranque de sus tiranteces tras la muerte de Rocío Jurado en 2006. Todos los miembros convinieron en respetar las últimas voluntades, pero fue inevitable poner el acento en la falta de equidad en el reparto: Rocío era nombrada heredera universal y, de acuerdo con los tiempos, se distanció de su familia.
Según se ha publicado, el torero le pidió a Rocío que estuviera atenta de sus hermanos mientras él estaba en prisión. Presuntamente, Carrasco desoyó esa petición. En esa línea, el periodista Antonio Rossi aseguró: "Rocío nunca se ha sentido vinculada a esos niños. En el momento en el que llegan a España, ella ya tenía una familia. No vivía con su madre ni con el marido de esta, Ortega". Otra de las 'excusas' que habría dado Rocío Carrasco es que el impulsor de la adopción de Gloria y José Fernando habría sido el diestro, más que su propia madre. "Tras el fallecimiento de su padre y la enfermedad de su madre, que fueron casi cuatro años, ella no tenía contacto con esos niños", añadió Rossi. Por tanto, no eran "responsabilidad suya" y "ya tenían un padre".
[Más información: El inesperado salto de Ana María Aldón: de personaje a colaboradora con informaciones exclusivas]
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