Con la presencia de Charo Vega (63 años) en el plató de Sálvame para hablar de Carmina Ordóñez y del sufrimiento que vivió con Ernesto Neyra (59), los rumores de un posible affaire entre Kiko Hernández (44) y La Divina cobran más importancia que nunca.
Reconociendo que él mismo acompañó a la madre de Francisco (47) y Cayetano Rivera (44) a la entrega de unos premios por la maravillosa relación que existía entre ellos, Kiko no pudo evitar ponerse algo tenso cuando se trató el tema de algo más que una amistad entre ambos. Siempre muy discreto con su vida privada, el colaborador dejaba claro que no hablará de ese tema porque Carmina ya no está entre nosotros.
Mientras Lydia Lozano (60) aseguraba que Carmina tenía especial simpatía por su compañero, la propia Charo afirmaba, con rotundidad, que ambos pasaron, al menos, una noche juntos. Sonrojado e incómodo, Kiko trataba de cerrar el tema, manteniéndose en su postura de que no iba a contar nada, porque no lo ha hecho en 20 años y no tiene por qué hacerlo ahora.
Conocedoras de la existencia de estos rumores, tanto Lydia como Carlota Corredera (46) explicaban cómo entre el equipo del programa de A tu lado, donde ambos coincidieron, se comentaba que Kiko y Carmina podrían haber tenido una relación que iría más allá de la que mantienen dos buenos amigos.
Lo curioso es que esta revelación de su intimidad llega en el mismo momento en el que el colaborador ha decidido compartir su imagen más personal en las redes sociales. Se trata de una fotografía en pijama, disfrutando de su desayuno y en interior de su casa. Un paso que nunca antes había dado Kiko. ¿Está dejando de lado la protección absoluta que ha llevado de su intimidad desde que saltó a la televisión? Quizá estos movimientos sean el inicio de una nueva era en la vida mediática de Hernández, pese a que lo de Carmina solo fuera una dulce anécdota en su historia.
El recuerdo de Carmina
Carmina ha regresado a la actualidad de la mano del menor de sus hijos, Julián Contreras (35), que tras ver los dos primeros capítulos del documental Rocío, contar la verdad para seguir viva, no podía evitar manifestarse en Instagram y establecer un paralelismo entre lo que estaba contando Rocío Carrasco (43) de los tratos recibidos por Antonio David Flores (45) y lo que él experimentó, siendo un niño, que le ocurrió a su madre con Ernesto Neyra.
Una semana más tarde, el pasado sábado, 27 de marzo, Julián se sentaba en el plató del Deluxe para ahondar en ese infierno al que tuvo que hacer frente su madre en esa época. "Presencié una de las agresiones y ha sido uno de los mayores traumas de mi vida. Un juez dictaminó que mi madre no tenía perfil socioeconómico de mujer maltratada... Sigo buscando una respuesta, una razón lógica de por qué no se nos escuchó a mi madre y a mí, y me rompo la cabeza y pasa el tiempo y no lo entiendo", explicó en el plató de Telecinco.
"Recuerdo el día en el que mi madre llegó y se sentó en el suelo, se apoyó en el respaldo y me dijo que me iba a contar una cosa. Me dijo que el juez le había dicho que a ella no la habían podido maltratar por ser ella. Tenía escrito en un papel que no respondía al perfil socioeconómico de una mujer maltratada", añadía, ejemplificando las escenas de las que le tocó ser testigo y que ahora, con el testimonio de Rocío, le están "removiendo", como explicó hace unos días a JALEOS en conversación telefónica.
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