Siempre me ha gustado el verano, me parece como ese impasse de tres meses fresco y divertido en el que todos nos reseteamos y tostamos. Que estamos deseando que llegue para bebérnoslo a tragos suaves y morenos, como nos ponemos. A nivel televisivo, al contrario de lo que se suele decir con el término low cost por delante, me parece la caña de España. Surgen formatos maravillosos porque del escaso presupuesto florece el ingenio. Siempre es así. Porque sí, andamos hartos los espectadores de Telecinco de ver siempre lo mismo, en cadena y bucle. ¡Nos merecíamos aire fresco! ¡Novedad!
Y la hemos tenido por fin. Este jueves se ha estrenado La casa fuerte y ando living. Maravillado. ¡Algo fuera de esa fórmula enquistada de Gran Hermano y Supervivientes! Tenía mis reparos, pero a los minutos de conectar me ha electrizado. Lo mismo es que soy un conformista de manual y el perfecto consumidor de lo vacuo y lo zafio. Puede, pero de lo descacharrante que es el programa -que lo es un rato largo- me ha encantado.
Resulta que cuatro parejas de residentes y tres de asaltantes ingresan en una casa. Aislados, y como todo concurso de convivencia y competencia, los asaltantes, que viven en el jardín sin comodidad alguna, deben robarle el dinero a los residentes, que lo guardan, con celo, en una caja fuerte. De ahí, el guiño con el nombre del programa. De verdad que no es nada complicado. Teo va a casa, Teo va al cole. Cero complejidad. Todo simple, liso, fresco y veraniego. ¡Lo que pedimos en el ecuador del coronavirus! No pensar y lanzarnos al disfrute. Los asaltantes se harán con el motín a través de juegos, de la convivencia y, sobre todo, de la opinión de los espectadores.
¿Y creen ustedes que la productora no ha pensado en ese glorioso casting? Ya, no lo creen y aciertan: está todo medido al milímetro. El perfil de concursante es fundamental. Grandes gladiadores de la televisión, aunque de bajo coste. De esos Mujeres y Hombres y Viceversa que pagan ellos de su propio bolsillo por un minuto de foco. De esos, de esas almas que están hambrientas de cualquier hueso roído. El presupuesto es bajo, paupérrimo, me dicen. Pero da igual; habrá marcha. Ese es el espíritu de Paolo Vasile (67), el capo de Mediaset.
Decidme con sinceridad, ¿qué consejero delegado de este país puede permitirse arrasar en audiencia en verano a coste cero? Solo él, solo Vasile. Lo sabe hacer muy bien y lo ha vuelto a demostrar. Es el genio de la televisión, de la comunicación. Perdón, me corrijo; del entretenimiento puro y duro. Por eso ha metido en una casa a unos locos desquiciados, con ganas de facturar y de subirse a la rueda del hámster. Allá vamos con el casting, poderosísimo. De primer orden.
Voy a empezar, porque ando bastante calentito, con Oriana Marzoli (28 años). Ella asume el papel de asaltante. Y sabía, no sé por qué, que nada más verla me iba a chirriar y a poner en su contra durante el concurso y, puede, que de por vida. Es alguien inclasificable. El otro día leí que hay personas que no se merecen un encasillamiento en la vida, una reseña, de tan fútiles como son. Esa es Oriana. Una tía nini, inculta y que no se ha querido superar en la vida. Una nena de veintipocos que se atreve a pisar fuerte con esa seguridad que dura lo que un aplauso hueco y teñido de rubio y con extensiones. La nada. El vacío.
Dice que ha participado en tres realities, y no ha ganado ninguno pese a sus empeños. Lo lleva con especial pundonor, el ganar un reality en México. Eso ya te marca la línea de salida. "Soy siempre imitada, pero jamás igualada", suelta la menda. "Me niego rotundamente a pasar penurias", advierte mientras se retoca el rimmel y se preocupa por la luz de la foto. No contenta con llamar "cachorra" a Fani y de chotearse con su forma de reír, pone fina a Leticia Sabater (53). Y ahí, juro, casi traspaso la pantalla.
"Eres cutre y vienes con cero autenticidad. Te está pasando factura la edad. Pedazo de paleta, ignorante", le espeta la académica de Oriana a Sabater. ¿Perdona? ¿He oído bien? Desconozco los motivos de esta enemistad. Lo único que ha dicho Leticia de ella es que no le cae bien, guay. Correcta. Pero cuidado con los términos. Inculta, ¿tú sabes quién es Leticia Sabater? Mientras que tardas en reírte de su ojo díscolo y su edad -llegarás, con suerte, a tenerla y superarla-, te digo que Leticia es una de las profesionales que más ha trabajado en televisión. Una obrera de pico y pala. Una tía que conoce el oficio y lo trabaja.
Debutó en 1986 en Un, dos, tres... responda otra vez. Y desde ahí no ha parado de enlazar proyecto tras proyecto. ¿Te acuerdas, querida nini, de A mediodía alegría?, por ejemplo. Claro, no, Oriana, eres joven y a ti eso de formarte como que no. Mejor preocuparnos de la luz de la foto y de la uña, perfectamente pintada. Asumo que Sabater en los últimos años ha cogido una senda rayana en lo ridículo -según esos mentecatos- por sus videoclips libérrimos y absurdos. Sí, lo asumo: pero es una trabajadora nata, incansable, con décadas de duro trabajo a sus espaldas. Cuando llegues a la mitad de su carrera profesional, me hablas. Espero que tengas tiempo de disculparte con ella y, si te sobra, de leerte un libro, porque mira que salir a la manifestación de VOX -en tu derecho estás, ojo- y no saber quién es Cayetana Álvarez de Toledo (45) es heavy. Y esperable. Me cuesta creer que sepas qué es VOX.
Más cosas, que me enciendo. Maite Galdeano (51) y su hijo Cristian. Residentes. Ella es un despropósito en sí misma. Una mujer que no encuentra su eje, que no está centrada, que es carnaza para donde está. Maite es alguien que si yo fuera un familiar o querido le prohibiría que pisase un plató de televisión, pero como espectador no me la pierdo. Con un punto de vergüenza ajena, la Galdeano es única y se presenta en el reality junto a su hijo Cristian. Ambos mantienen una relación difícil, porque el ojito derecho de la madre es Sofía Suescun (23). Habrá capítulos por doquier aquí. "Quiero que me valore y que nos quiera igual a mi hermana y a mí", dice el hijo. Que Dios lo coja confesado.
Auguro que María Jesús Ruiz (37) y su madre Juani nos van a dar grandes momentos. Estoy convencido. De momento, la madre ya ha advertido a España, y a su propia hija, que no va a tolerar una historia amorosa por su parte. Esta mujer los tiene bien puestos y lo va a demostrar. De aquí a Supervivientes solo hay un paso. Señores, acostúmbrese al rostro de Juani, que lo verán mucho en los próximos meses.
En lo que respecta a los asaltantes, diré que me cae bien Iván González. Ojalá algún día se quite de encima a esa Oriana. Te puede fastidiar el concurso, aunque tonto no te veo. Yola Berrocal me gusta, creo que ha madurado y aunque diga "positismo" en vez de positivismo, creo que puede dejarnos pegados al plasma cual míseros mosquitos. Ojalá encuentre el amor que se merece. Labrador no me despierta ni bueno ni malo. Insípido de momento. Aunque creo que su papel no sorprenderá: musculitos con dos neuronas. Macarena, la pareja de Rafa Mora (37), está desaparecida de momento. Se la ve ahí por obligación económica. Mona y correcta, se ha equivocado de trabajo. Y Fani y Cristofer... ¡pereza supina! Solo pido que el karma actúe y sea él quien le ponga los cuernos a ella... pero no pasará nunca. Bostezo máximo.
[Más información: 'La casa fuerte': lista completa de los 14 concursantes confirmados]