Lucio Blázquez, que convirtió en un "lujo" los modestos huevos rotos en su famoso restaurante de Madrid Casa Lucio, ha recibido el alta tras permanecer ingresado en el hospital Fundación Jiménez Díaz de la capital desde finales marzo aquejado de una neumonía provocada por el COVID-19.
Blázquez, de 87 años, no llegó a ingresar en la UCI "en ningún momento" y durante estas semanas ha estado recibiendo tratamiento en planta en dicho centro hasta que anoche recibió el alta y ya se encuentra en casa, han confirmado este viernes a Efe fuentes familiares.
Este "tabernero", como le gusta definirse, nacido en Serranillos (Ávila), abrió en 1974 Casa Lucio, donde tuvo, reconoció en una entrevista con Efe, el "atrevimiento" de llevar a la carta de un restaurante, un plato mejorado de su abuela: huevos rotos.
"Entonces parecía una cosa de pobres, para llenarte mojando pan, y ahora es un lujo", que han saboreado premios Nobel, reyes, presidentes, futbolistas, actores, cineastas, escritores y turistas.
El pasado febrero perdió tras una larga enfermedad a su mujer, María del Mar García, con la que llevaba 59 años casados y con quien tuvo tres hijos, hoy al frente del negocio familiar, que aumentó con la apertura de la taberna Los huevos de Lucio, también en la castiza Cava Baja madrileña, además de El Landó y Viejo Madrid. Así la recordaba el día de su funeral: "Era la tía más guapa del mundo y la más trabajadora, la que ha hecho que yo tenga tres hijos maravillosos, guapos, con carrera y yo sea el hombre de los más famosos que ha dado este país".
A lo largo de su dilatada trayectoria ha recibido múltiples reconocimientos, como el premio Embajador de Madrid otorgado por la Comunidad Autónoma o el que la Academia Madrileña de Gastronomía le concedió al Plato Castizo por su emblemática fuente de huevos fritos con patatas.
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