El oropel de la fama suele eclipsar las terribles consecuencias que provoca no ser el centro mediático. Cuando se está en la cresta de la ola se vive en un mundo paralelo a la realidad lleno de lujos, desenfrenos, felicidad ficticia, egos satisfechos y otros grandes beneficios. Pero lo bueno no dura siempre y actores, cantantes o presentadores que fueron muy populares acaban siendo una sombra de lo que fueron. Muchos de ellos han terminado en la mismísima indigencia.
Recientemente llamó la atención el caso de la gran Josele Román (73), protagonista de clásicos como Don Erre que erre (1970) con Paco Martínez Soria o Vente a Alemania, Pepe (1971), junto a Alfredo Landa y José Sacristán (82). Vive en una casita en Móstoles, cobra una pensión de 620 euros, la nevera la tiene casi vacía, vive con 30 gatos y el banco ha estado amenazándola con desahuciarla por una deuda de unos 5.000 euros.
Otro actor de comedia, Quique San Francisco (64), vive entre penurias. Politoxicómano confeso, le desahuciaron de su casa, varios agentes le estafaron y actualmente vive en un apartahotel en Pinto (Madrid). Pero parece que estar en la pobreza cuando se tenido éxito tiene un significado diferente que para el común de los mortales. El protagonista de Orquesta Club Virginia (1992) o su inolvidable papel de Tinín en Cuéntame pernocta en una de las habitaciones del Princesa de Éboli cuyo precio mínimo son 63 euros, es decir, 1.890 euros al mes. Hay quien se hizo de oro a golpe de exclusivas, como Julián Contreras Jr. (34), hijo menor de Carmina Ordóñez (49), pero el joven fracasó en sus negocios y se arruinó, hasta el punto de que "vivo con 160 euros al mes", confesó a finales de 2018.
De hecho, ha llegado a vivir sin luz, agua y gas. Sus hermanos, Francisco Rivera (46) y Cayetano (43), se han desentendido prácticamente de él. El vidente de los famosos, Octavio Aceves (72), está viviendo un calvario. No solo está con una grave crisis económica, sino que en la actualidad está recluido en una residencia geriátrica de Almonacid (Guadalajara) ya que padece alzhéimer y demencia vascular. Atrás quedan sus amistades con Isabelita Perón, Nacho Duato (63) o Simoneta Gómez-Acebo (51).
En la retina de memoria está el caso de Nadiuska (67), una de las grandes estrellas del destape que hipnotizó a toda España con su belleza de origen ruso y polaco. Pero las malas inversiones, los abusos por parte de sus más allegados y, sobre todo, sus trastornos mentales, la convirtieron en un ser desvalido que actualmente vive interna en las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús en Ciempozuelos (Madrid).
Palabras mayores son si cruzamos el Atlántico. Cuando Nicolas Cage (56), Johnny Depp (56), Mike Tyson (53) o Kim Basinger (66) afirmaron que estaban arruinados se podría interpretar como un chistoso eufemismo. Por ejemplo, Cage dilapidó su fortuna cifrada en 120 millones de euros en comprar el primer cómic de Superman, una mansión encantada, un castillo en Inglaterra, una isla privada… y sin olvidar que la Basinger llegó a comprar un pueblo entero, Braselton, en el estado de Georgia. A día de hoy, su nivel de vida no es tan alto pero dista mucho de los casos patrios.
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