Pues sí; hay días en que Gran Hermano DÚO te enemista con el mundo y te hace ver lo miserable que nos rodea. Porque sí, señores, existen determinados días en que es mejor no levantarse. Lo que está claro es que no hay nada mejor que mezclar una mala noticia a nivel personal -de esas que se anuncian a escasos minutos de comenzar la gala y te pillan sin cerveza en casa; de esas- con una gala de lo más lacrimógena y lamentable a nivel de compraventa de sentimientos. Este martes en GH DÚO Límite 48 horas ha sido un claro ejemplo de ese tinglado que es mejor verlo alegre o, como he hecho yo, con Así fue de Isabel Pantoja (62) de fondo.
Y es que, ¡madre de Dios! Qué de cosas se han contado. Ahí tenemos a la bipolar María Jesús Ruiz (35), la cual lo mismo quema en directo a su expareja y padre de una de sus hijas, Julio Ruz (36), que lo asfixia a besos y miradas cargadas de amor. ¿Alguien entiende algo? Esto huele a montaje desde el más allá y solo ellos lo detectan. Al menos al principio. Los pobres ilusos no levantan cabeza hasta que, ¡zas! se encuentran envueltos en el barro. Y así, sucesivamente, en un bucle que los está engullendo. Este martes han protagonizado su curva de la vida; esa suerte de laberinto emocional sobre la vida de cada cual en el que dibujas a través de curvas tus buenos y malos momentos.
Ahí los tienen en el ring: a María Jesús enrocada en un discurso que la condena de por vida y, parece, no se da cuenta. Ese en el que dice que Jose María Gil Silgado (66) es un santito y que si hubo malos tratos, hups, aquello fue un desliz tonto. Y en ese empeño acérrimo se centra la exmiss y nadie se la cree. Para reforzar su calvario con Julio Ruz -última expareja y concursante de GH DÚO- alega que el menda la abocó a una depresión por pasar de ella tras el nacimiento de su hija en común. Qué pena más grande y qué condena se merece Julio. "Con Julio hubo momentos regulares tirando para malos", suelta la tía, con sus dos ovarios, para rápidamente apostillar, en cambio: "Con José María era muy feliz. Mientras que todo estaba bien, me moría por estar con él. Vivía en mis mundos de Yupi. Tú eres una garrapata y un señor abogado".
Plantéate, querida, que a lo mejor ahí estriba el problema; en tus excesivos mundos irreales. O, mejor, en tus ansias de princesa. El caso es que si bien la relación de Julio y María Jesús parecía haber arrancado esta semana con el buen rollo típico entre dos ex que se compra por encargo -jiji, jaja, con la cara congelada- este martes, ni 24 horas ha durado la pantomima, ha explotado aquello con la bendita curva. María Jesús se ha empeñado, con su moño ella, en que con Julio -para mí, me disculpan, un bendito de Dios- nada ha sido bonito en este tiempo: "No estuviste a la altura al nacer nuestra hija". A lo que Julio -que puede ser bendito, pero imbécil tampoco- le ha rebatido: "A los tres días de nacer nuestra hija me decías que te tenía que dejar". El momento, querido Ruz, en que te hubiera puesto un piso ha sido cuando has espetado al aire: "No se puede vivir con una persona que mantiene una relación permanente con una tercera (Gil Silgado)". ¿Doy la señal del inmueble?
Por cierto, la curva de la vida de Julio ha sido muy... ¿emotiva?. El concursante ha hablado de su feliz infancia sin padre -"Me crié con mi madre, hermana y abuela"- y ha explicado: "A mi padre lo conocí después, pero he sido muy feliz". Luego vino la época de la universidad y el despiporre -recuerden, que, según algunos medios, este figura ha sido un Latin Lover- hasta que se casó "y tuvo tres hijas maravillosas". Lo único novedoso de su pasaje ha sido cuando ha narrado el problema que padece una de sus hijas, sin entrar a valorar la dolencia. Sin duda, una desgracia, pero, Julio, desde aquí te lanzo una reflexión: ¿no crees que a lo mejor con vuestra conducta -la tuya y la de María Jesús en Guadalix- creáis más traumas de los necesarios a la vuestra en común? Pregunto. A mí no me gustaría ver a mis padres vomitándose las vísceras en directo.
El drama de Antonio y Candela, el culebrón del año
Miren ustedes; yo no sé si se creen algo de Antonio Tejado y Candela, pero yo, desde luego, que no. Están impostados desde el primer momento y lloran lágrimas de mentira como el peor de los cocodrilos. Como ejemplo: su farsa antes de entrar. Estaban separadísimos y por aquello de por dinero baila el perro le quitaron el polvo justo a lo suyo como para no echárselo entre ellos, y vivir del cuento. ¿Que no? Salió en Sálvame que él tonteaba con una muchacha por mensajes y le prometía amor eterno y paciencia mientras estuviera en Guadalix. Después de esto, ¿os creéis algo?
No han hecho falta muchas horas para descubrirse el chantaje entre ellos y la posterior bronca de Jorge Javier Vázquez (48). Hete aquí sus palabras, Antonio le susurra a Candela: "La tele no tiene memoria, ayúdame a no dar la imagen de arrastrado. Que me echan, que me echan". Mientras que a Candela se la sudan gorda estas súplicas, el presentador no se ha podido quedar callado, que ha dicho algo así como: "Qué vergüenza lo del pacto, pactar lo que decir y hacer". Ellos han boqueado como han podido, ¡pero los han pillado!
Kiko, sus problemas y el coste de su adicción
Otro gran momento de la noche ha sido cuando Kiko Rivera (34) ha vuelto a incidir en su adicción a las drogas. Todo porque parecía que se quedaba sin su mujer, después de que ambos estuvieran nominados. Con el corazón blando por esta cuestión, el Dj se ha abierto: "Cuando dije lo de la depresión, quería agradecérselo a mi mujer". En concreto, ha destacado la labor de su madre, Isabel Pantoja: "Mi madre tiene el cielo ganado después de cuatro años de sufrimiento. Cuatro años en los que me ha ayudado". Y no solo anímicamente, sino, como desveló JALEOS, también económicamente: "No me dio miedo a no incorporarme a la vida laboral. Necesité ayuda económica y se la pedí a mi madre, que me la dio como cualquier madre". Tengo que decir que, por cosas como esta, Kiko se postula como uno de los grandes ganadores de esta edición. Tiempo al tiempo.
Librada de la expulsión: Irene Rosales
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