Alonso Caparrós (47 años) y su mujer, Angélica Delgado, han posado desnudos para la revista Primera Línea de la mano de Quique Jiménez 'Torito' (41). A las tórridas fotografías de la pareja, que simulan una escena pornográfica, le acompañan las palabras de la entrevista más desgarradora del colaborador. En ella desvela su infierno en el mundo de las drogas, su verdadera orientación sexual y sus secretos de alcoba.
"Empecé muy joven a tontear con las drogas, pero el gran problema fue empezar pronto a ganar mucho dinero en la tele, porque me podía permitir el lujo de comprar todo lo que quería en gramos y prostitución", confiesa Caparrós, quien además añade que "podría haber muerto prácticamente todos los días". "Ahora, la droga ya no es el lema de mi vida, ya está empaquetada (...) Angélica marca un punto de inflexión gordo en mi vida y las fuertes adicciones me dejan de parecer atractivas e interesantes". Imposible olvidar aquella frase que sentenció una noche en Deluxe al afirmar que "soñaba con montañas de cocaína".
Tampoco ha tenido ningún reparo en hablar de sobre su orientación y gustos sexuales. Sin titubear ha expresado que se sigue "masturbando a diario" y que prefiere, además, "los pechos naturales" en contra de los operados. En relación a su tendencia sexual espeta que "no me considero heterosexual ni homosexual, solo un ser humano", afirma, dejando claro, eso sí, que "no me gusta el sexo anal".
Alonso Caparrós vivió una época dorada en la televisión de los 90. Con su padre al frente, el maestro radiofónico Andrés Caparrós (74), y su talento y telegenia bajo los focos, el presentador se puso al frente de programas que pulverizaron todos los récords de audiencia como Furor de Antena 3. En los últimos tiempos, su estela se apagó, y Caparrós responsabilizó de sus desgracias a los excesos y la mala gestión económica tramitada por sus padres. A principios de 2017 aceptaba entrar en la quinta edición de Gran Hermano VIP, trampolín con el que 'saltó' a colaborar en el programa Sálvame -en sus versiones frutales y Deluxe-. Un formato que terminó abandonando cuando se dio cuenta de que sus directores potenciaban sus puntos fuertes más como personaje que como colaborador y entrevistador.
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