La mariconez se ha instalado para quedarse en nuestras vidas y la RAE se ha reunido de urgencia para hacerle un hueco. Total, puestos a vivir en el disparate millennial, qué más da. Que nada, chavales, que vosotros no sois nadie para cambiar la letra de una canción con 30 años de historia. ¡A tragar con la palabra mariconez se ha dicho! La veteranía se ha impuesto. En la gala de Operación Triunfo 2018 de este miércoles se ha vivido un pulso de los gordos, un a ver quién tumba a quién, y la tensión la notaba hasta el menos avispado. La cosa no fluía natural. Por muchas sonrisas y palabras amables, aquello se cortaba con un cuchillo.
A nadie le importaba cómo cantaban Joan y Damion, ni Dave y Julia; qué va, todos estaban, cual sabuesos, esperando el momento del ring y este estaba con la polémica actuación de María y Miki y su versión de Quédate en Madrid, uno de los hitos musicales del extinto grupo Mecano. Apuesto mi sueldo a que fue el minuto de oro de la noche.
Vamos a explicar las cosas desde el principio. Hace unos días, a María y Miki les fue asignada una canción para interpretarla en directo en la gala de este miércoles, como tantas otras veces. El tema era Quédate en Madrid. La letra habla de un amor tan bello como estratosférico, radical: "Siempre los cariñitos me han parecido una mariconez, y ahora hablo contigo en diminutivo, con nombres de pastel". Esa frase, fijaos, tan breve y sentida ha originado un huracán social y mediático que ríete tú del Leslie que nos perturba. "No me gusta esa palabra, entiendo que eran otros tiempos", empieza a torcer el morro María con respecto a mariconez en una clase de ensayo.
Ella la entiende una palabra homófoba propia de 1988, pero no de 2018. Tan solo Miki aportó en ese momento la sensatez, en mi opinión: "¿Quiénes somos nosotros para cambiarla?". Pero María seguía en sus trece. Se pensaba que sus profesores le iban a cambiar esa minucia en cuestión de segundos, que aquello no importaba ni le iba a restar sentimiento a la canción. ¡Ja! De eso nada. Con la iglesia han topao.
Ana Torroja (58) le hace ver a la directora de la academia, Noemí Galera, su negativa en redondo a semejante atrocidad lingüística. Y José María Cano igual: la canción no se cambia, si no quieren cantarla, que se busquen otra. Y después de negociar con hipotéticas sustituciones de palabras como gilipollez o estupidez en lugar de la maldita, este miércoles se ha sabido quién ha ganado la batalla y, por qué no decirlo, la guerra: Ana Torroja, o lo que es lo mismo, Mecano.
Si los autores no quieren, a claudicar toca. Y al escenario que se han ido María y Miki, pasando por el aro y con las orejas gachas. Pese a que mi postura es muy clara, este debate ha dividido a la nación prácticamente en dos, no os podéis imaginar la cantidad de tuit que han inundado la red en las horas previas a la gala. "Que si no cuesta nada cambiar una palabra, que hay que evolucionar y adaptarse a los tiempos"; "que si hay que respetar las canciones tal como son", los seguidores de OT 2018 se han desahogado de lo lindo.
Minutos antes de que María y Miki salieran al escenario a cantar Quédate en Madrid, en plató nadie movía un músculo mientras Roberto Leal (38) intentaba desengrasar asegurando: "En este programa se respetan los derechos de autor, pero bienvenidos sean los debates desde el respeto". Acto seguido, aplauso tímido del público. ¿Qué hacía Ana Torroja en ese momento?
Ponerse rígida como un palo, esbozar una sonrisa cual Mona Lisa -que ni fu ni fa- y soltar su discurso pausado: "El debate siempre es sano, la libertad de expresión es un derecho de todos, pero Mecano siempre ha hecho canciones desde el respeto. Tengo que decir que esta canción para mí es maravillosa, sencilla y tierna. Una canción de amor". Así de sencillo. María y Miki, con cara de circunstancias se han intercambiado miradas de apoyo y se han ido a cantar como corderos degollaos.
Para colmo de cachondeo, resulta que la canción les ha salido de perlas, impecable. La han bordado, ni un desafino. Nada, limpia. Eso sí, pese a la victoria, la cara de Torroja continuaba siendo de pocos amigos. "Venga, aquí se termina el debate", remó el presentador. Sí, sí, ya lo veremos. De momento, al final de la canción, cuando hacían el paseíllo de vuelta a sus asientos el público ha rugido al son de "Estupidez, estupidez, estupidez" y los abucheos a Ana Torroja han sido más que evidentes.
La mágica actuación de Dave y Julia con 'Vivir'
Si bien la semana pasada me quedé prendado de Marta -sigo manteniéndolo esta aunque has ido igual de mal vestida. ¡Soluciona eso ya!-, este miércoles he hincado rodilla ante el talento inconmensurable de Julia. Pedazo de vozarrón tienes, hija mía. Esas cuerdas vocales deberían valer oro. No me había fijado en su encanto hasta que esta semana ha tenido que interpretar junto a Dave un tema muy especial, Vivir, en homenaje al Día Internacional Contra el Cáncer. Se trataba de una canción que no había que cantarla desde la voz, sino desde las tripas. Había que sentirla, sufrirla y disfrutarla. Y Julia lo ha bordado, tanto, tanto que se ha comido literalmente en el escenario al pobre Dave, que a su lado era un pino plantado. Las redes han opinado igual que yo.
Pese a esta falta de sentimiento por parte de Dave, el andaluz tiene un público muy fiel que lo apoya al máximo. Es un chaval muy querido dentro y fuera de la academia. Todo el mundo tiene buenas palabras hacia él; Dave es alguien que lleva la algarabía a cuestas siempre, al que nunca se le agotan las sonrisas y que se le ve pura dinamita. Claro, por eso es un plumilla. A él se le dan bien sus temas, tirando al folclore. Ahí se crece y no lo disimula. Si gana, y su estrella crece, cuidado que no lo veamos en Gran Hermano VIP. Tiene madera de reality.
La actuación de Damion y la expulsión de Joan
Eran los nominados de la noche, pero en ellos apenas se notaban nervios. También puede ser que sea porque son seres de almas tranquilas. El caso es que Joan y Damion salieron al escenario y cada cual dio lo que pudo. De ambos, el favorito absoluto de la casa y de las redes sociales era Joan, esa voz dulce que demostró con el tema Bed I made. Es verdad que por momentos aquello parecía un villancico estadounidense, pero el sentimiento que le imprimía el joven a la causa bastaba para emocionar.
En cambio, Damion no tuvo su mejor noche para mí. Su canción era pelín más compleja, Give me love, y no se sabe si por un fallo técnico -la gala de este miércoles, la verdad, se resolvió de perlas en ese aspecto-, la realidad es que hubo algún que otro desafine por su parte y daba la sensación de que, más que tocar, aporreaba la guitarra. Pese a esta clara diferencia, las cosas del destino, terminó siendo expulsado y entre lágrimas un Joan que no podía articular palabra de la emoción y la pena. Hoy sus compañeros están pasando un duelo. Ay, ahí os habéis equivocado, soberano jurado. Habéis dejado ir un diamante en bruto.
Nominados y salvados
Una vez fregado el suelo tras las lágrimas de Joan, que lo encharcaron vivo, el jurado emitió su fallo y propuso para abandonar la academia a Carlos, Dave, Sabela y Noelia. En esta ocasión, las voces supremas lo tuvieron complicado para decantarse por cuatro nombres para proponer su expulsión el próximo miércoles. Pero como todas las semanas, las actuaciones y el trabajo fueron determinantes en su veredicto final. La nominación de Noelia fue la menos explicable, y no entraba dentro de los pensamientos de nadie.
Pero los profesores tenían claro a quién salvar en este caso, y fue a Noelia. Una elección, sinceramente, que no entendí ni aprobé. Yo, de ser jurado, no la hubiera salvado como primera opción. Dave y Sabela ya habían tenido la salvación por parte de sus compañeros, y así ha sido otra vez este miércoles en el caso de Sabela, dejando en el candelero y a merced de la decisión del público a Carlos Right y Dave. Los dos siguen sin estar a la altura de los mejores y esta semana se medirán en solitario para no salir del concurso.