Cuando María Teresa (76 años), Terelu Campos (52) y Carmen Borrego (51) aterrizaron en la Quinta Avenida de Nueva York su vida cambió para no volver a ser la misma. Hasta ahora, madre e hijas habían mostrado su día a día normal y corriente en las dos temporadas anteriores de su reality; perdón, docu-reality para la matriarca.
Sus enfados, sus compras, sus múltiples cuidados, sus desternillantes caprichos y los atiborramientos de Terelu, que acaba ahíta de porras. Pero Nueva York abría un abismo para ellas, se iban a enfrentar a algo insólito y descacharrante. Se convertirían en tres grandes emblemas de la Historia, cada cual a su manera: Audrey Hepburn, Marilyn Monroe y Carrie Bradshaw. ¡Las Campos, actrices! El mundo al revés, ese punto en el que se entremezcla la cordura y el desvarío. Lástima que ninguno de sus intentos haya surtido efecto. No hay posible comparativa.
A lo largo de los episodios que planea emitir Telecinco, Teresa y sus hijas se encarnarán en estas magnas figuras, dejarán de ser ellas para revivir memorables episodios de otras vidas. Unas vidas de lujo, elegancia y glamour. Y humor, mucho humor, se presupone. Puede que en el disparate, esté la gracia.
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Por su parte, María Teresa se enfundará en un sobrio y ajustado vestido negro, se engalanará el cabello en un elegante moño, se cubrirá con unas oscuras gafas, colgará en su cuello sendos diamantes y desayunará observando absorta el escaparate de Tiffany. Lástima que la vitalidad no acompañe. Su hija menor, el fenómeno Carmen Borrego, brincará por las calles a lo Carrie, bueno, lo intentará, y Terelu dejará que un respiradero juegue con los pliegues de su falda. Pero, ¿en qué se parecen las Campos a Audrey, Carrie y Marilyn? Pregunta complicada, casi imposible.
Teresa Campos y Audrey, dos vidas ¿paralelas?
Audrey Hepburn vivió la época dorada de Hollywood, Teresa la de la televisión. Audrey fue modelo, bailarina y activista británica; María Teresa es una gran periodista. Hasta ahí, nada más, señoría. Nada tienen que ver. La intérprete siempre tuvo un gran carácter humanitario y en su existencia hay varios hitos que han pasado a la historia; tantos como los que han convertido a Teresa en un gran comunicadora de nuestro país. Sí, pero no; nada tienen que ver. De hecho, cualquier similitud está cercana a la carcajada.
Dos mujeres de garra, que han batallado por sus sueños, que han roto jerarquías. Sin embargo, hay algo en lo que la Campos ha arriesgado, y no poco: exponerse de esa guisa en la Gran Manzana puede quedarse en un gesto irrisorio cuando se desinfla la admiración. La una, tersa, erguida, reluciente, sin un renuncio. La otra, soportando la irreversible tiranía de la edad. Una imagen habla por sí sola. Insisto, quedémonos en la admiración. Teresa, no tienes nada que hacer con Audrey, déjalo estar.
Carmen, una imitación ¿digna?
Hablar de Carrie Bradshaw es hacerlo de glamour, de prestancia, de buen gusto, de sabiduría estilística. Ellas y sus Blahnik; ella y su cuerpo de sirena sobre el que caían aquellos míticos vestidazos de ensueño. Hablar de Carmen Borrego es... otra cosa. Algo muy distinto, algo opuesto. El glamour frente al...costumbrismo. La hija de Teresa Campos imita a la actriz como puede, que no es poco: gorro imposible calado hasta las cejas, sonrisa perdida, abrigo de visón nada favorecedor y saltos torpes en los charlos neoyorquinos.
Habrá que ver en su extensión esa imitación en Telecinco, pero las nuevas generaciones se estarán creyendo que Bradshaw tiene algo de Borrego, o peor aún; que Borrego tiene algo de Carrie. Eso sí, lo único fidedigno que respeta la recreación es la sintonía mítica de la serie Sexo en Nueva York. Algo es algo.
Terelu, el recreo menos cuidado
En la esquina de Lexington Avenue en Manhattan, sin señal que lo indique ni puestos de merchandising alrededor, se esconde uno de los lugares más icónicos del cine. Suele pasar inadvertido para los ajetreados neoyorquinos. Se trata de la rejilla de metro sobre la que Marilyn Monroe caminó en la película The Seven Year Itch, mientras el tren de la línea 6 levantaba su falda al viento.
Este miércoles, Terelu la imitará, a su manera. Tan a su estilo que la colaboradora ni siquiera se molestará en colocarse el mítico vestido blanco. Nada, para qué. Con un abrigo asfixiante, un vestido verde descontextualizado y unas tupidísimas medias, la hija de Teresa hace una suerte de ademán de sentirse 'violentada' cuando la falda se deja llevar por el viento indiscreto.
Como ocurre con su hermana Carmen, habrá que ver cómo se desarrolla la escena al completo, pero lo que se puede colegir de estas imitaciones es que la más currada, la que más revuelo mediático ha generado y la más medida es la de Teresa Campos. Se notan sus años de ruedo.
Este reality es la prueba inequívoca de que las Campos se atreven con todo. "Esto no nos quita profesionalidad", defendía María Teresa en su encuentro con los medios en su casa. No, Teresa, este reality, perdón, docu-reality, es un regalo para conocer las bambalinas que se respiran en vuestro mundo, sí, pero, ¿para cuándo tu programa?
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