"Yo vivo así. Con un pitido constante, como una emisión en alta frecuencia. De día es soportable. De noche no tanto. Por el oído derecho casi no tengo audición. Y no hay más remedio que acostumbrarse", ha asegurado la periodista y escritora Carme Chaparro (44 años) en su cuenta de Twitter.
Este comentario que ha hecho la periodista ha venido a colación de un artículo publicado sobre el síndrome o vértigo de Ménière. Chaparro lo padece y ha querido alzar la voz para darle difusión a una enfermedad que a día de hoy no tiene cura y que afecta a 3 de cada 1.000 españoles.
Sus redes sociales no han tardado en llenarse de mensajes de personas que también sufren esta enfermedad. "Es triste que vayas a los médicos y que la única solución que te den es que te acostumbres. Confío en que algún día se encuentre el remedio", escribe uno de sus seguidores. "Yo me he hecho amiga de mi pitido oído izquierdo, ya no se como suena el silencio, por la noche lo combato con la radio,también vivo así", asegura otro.
El síndrome de Ménière es una dolencia motivada por una hipertensión en el líquido del oído interno, es decir, cuando el vestíbulo -que regula los vértigos- tiene más líquido del debido. Entonces, se produce un pitido incesante que nunca desaparece: se instala las 24 horas del día y, como dice Carme, "no hay más remedio que acostumbrarse".
Para la ciencia esta enfermedad supone más interrogantes que certezas pese a ser enunciada y diagnosticada desde hace 156 años. De hecho, esa laguna informativa la lleva a ser catalogada como incurable a día de hoy.
Chaparro, ¿una 'mala madre' como Samantha?
La última vez que la presentadora acaparó titulares fue este verano por hablar en su red social, sin tapujos, de todo lo que las mujeres se ven abocadas a renunciar por ser madres. Se marcó un Samantha Villar (42) que fue aplaudido por sus seguidores.
"Cuando miras atrás piensas... parece mentira que pudiera con todo. Ahora no sé si sería capaz. Pero lo somos. Y lo hacemos. Sin pensarlo. Sin dormir. Sin tener tiempo para nosotras ni para nuestras parejas. Llorando a veces de agotamiento. Hace 4 años estaba así, embarazada de mi segunda hija. Y pude. Como todas. Como todos. Con la inmensa suerte de tener una pareja maravillosa. Pero hoy sigo mirando atrás y pensando ¿cómo pude?", apuntaba Chaparro en el texto.